Rendir la PTU tras las rejas: 107 jóvenes del Sename y 2.108 presos son parte del proceso este año

Pese a sus situaciones de privación de libertad, al interior de los recintos que albergan a adolescentes infractores de la ley se han dado durante el año todas las condiciones para que los internos puedan participar de la prueba de selección que permite el ingreso a la educación superior. Lo mismo ha sucedido en las cárceles de adultos en que se han adoptado medidas para que puedan rendir el examen.


El viernes pasado 15 estudiantes del Centro de Internación Provisoria de San Joaquín, dependiente del Servicio Nacional de Menores (Sename), concluyeron su escolaridad. En medio de la ceremonia de cuarto medio las familias estaban muy emocionadas y los jóvenes también. “Para ellos es un tremendo logro terminar el colegio, algo que para otros puede ser un trámite más”, dice Gloria Vargas, profesora de historia y geografía de enseñanza media del reciento.

Entre el 6 y 10 de diciembre 275.630 personas están rindiendo la Prueba de Transición Universitaria (PTU), de esos 107 jóvenes cumplen alguna condena en el Sename. Para ellos se han adaptado 16 centros de justicia juvenil en el país, cifra que incluye a aquellos que cumplen medidas cautelares en Centros de Internación Provisoria (CIP) y a quienes cumplen sanciones en Centros de Régimen Cerrado (CRC), por orden de los tribunales de justicia, para que dichos adolescentes tengan la oportunidad de participar de este proceso que es requisito para optar a la educación superior.

Vargas cuenta que ahí se trabaja con el programa de educación para adultos, donde se realizan dos años en uno. “Todos nuestros estudiantes tienen grandes vacíos de contenidos, todos han tenido lagunas escolares. Por eso debemos aprovechar al máximo el tiempo que ellos pueden estar con nosotros, porque este espacio es de internación provisoria, donde los jóvenes están ahí mientras se hace su proceso de investigación”, dijo.

Del total de inscritos, 62 son de centros de la Región Metropolitana, y la mayoría se concentra en el CRC Centro Metropolitano Norte, con 37 jóvenes, seguido del CIP San Joaquín, con 19 inscritos. Esta cifra bajó debido al traslado de algunos estudiantes a otros recintos o su liberación.

La directora nacional del Sename, Rosario Martínez, explica que “para estos jóvenes rendir la PTU es un hito muy importante en su proceso de reinserción social. Independientemente del resultado que obtengan, se trata de un indicador potente de su motivación para seguir estudiando y luego trabajar”.

La preparación

Cinco estudiantes de Vargas, todos hombres entre 17 y 18 años, se encuentran estos días rindiendo la PTU, proceso que los hacen al interior del recinto en San Joaquín. “Tenía al inicio inscritos 19, pero algunos jóvenes se trasladaron a otros centros porque han sido condenados, y otros que tras el proceso de investigación salieron en libertad”, dice la profesora.

Los jóvenes que terminaron su enseñanza media y que se inscribieron para rendir la PTU recibieron un reforzamiento de los contenidos y actividades de preparación en las escuelas que existen en los centros y a través de los programas de apoyo socioeducativo que funcionan al interior.

“La motivación de ellos es, primero que todo, finalizar la enseñanza media. Son chicos que en algún momento han abandonado el sistema escolar y estudiar dentro de un centro lo agradecen mucho. Cuando ya ven que están en medio de este proceso de finalizar su escolaridad, se motivan a dar la PTU para evaluar, de cierta forma, cómo les va”, cuenta Vargas emocionada.

Agrega que tras conocer a quienes se inscriben para rendir la prueba los docentes refuerzan los contenidos esenciales y les muestran cómo son los facsímiles. “Nos enfocamos en que los chicos conozcan el formato de la prueba y desarrollar habilidades, como comprensión lectora, expresión oral y pensamiento lógico matemático”, detalló la docente.

Lo que más agradecen los adolescentes, dicen en este recinto del Sename, es que dentro del establecimiento ellos pueden tener una educación más personalizada, porque los cursos no superan los 15 estudiantes. El trabajo que se realiza con estos estudiantes es integral, sostienen, ya que muchos tienen baja autoestima y no se sienten capaces de enfrentar este desafío con miras a su futuro educacional. “Nos sorprende mucho cuando obtiene buenas calificaciones y para ellos es una vitamina. Se motivan más a estudiar”, dice con orgullo Gloria.

Esperanzada, la profesora de historia cuenta que “hace un par de años, creo que en el 2018, uno de nuestros estudiantes sacó un puntaje aceptable en, ese entonces, la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y además le ayudaron sus notas NEM. Ingresó por proceso especial a la Universidad de Santiago de Chile. En el verano fue al proceso de nivelación, pero tras unas semanas desertó”. Lamenta que no exista un proceso de acompañamiento cuando los jóvenes ingresan a la educación superior. “Sabemos que a este estudiante le faltó un apoyo para poder seguir sus estudios. Estos chicos nos pueden sorprender, pero necesitan de un apoyo extra”, apuntó.

El proceso tras las rejas

En paralelo, como el proceso de rendición es transversal también están participando en estas jornadas personas que están privadas de libertad en recintos para adultos. El único requisito es que hayan terminado su educación media. Según el Ministerio de Justicia este año 2.108 internos a nivel nacional (196 mujeres y 1912 hombres) que son mayores de edad rendirán la PTU en busca de un cupo en la universidad.

“Es muy satisfactorio apreciar cómo año tras año, en los recintos penales se fortalece el proceso de reinserción, entre otros medios, por la educación y las facilidades para rendir pruebas nacionales”, dijo el ministro de la cartera Hernán Larraín.

El secretario de Estado además explicó que “las pruebas se rinden en las mismas escuelas que existen en los recintos penales, con un supervisor de Demre. “Por esta vía se evita la interrupción del proceso de estudios y se facilita su reintegración social”.

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