Cuando las noticias son malas se puede matar al mensajero, pero no al mensaje. Con el dopaje de Natalia Duco por GHRP-6 (que estimula la liberación de hormona de crecimiento) las reacciones en general han sido de hundir el hecho concreto, atenuar su gravedad, silenciarlo o, cuando no, descalificarlo. La remera Melita Abraham se indignó con la publicación de la noticia y cargó contra los medios: "Cuando un deportista chileno gana, no muestran ni la mitad de la polémica que se está mostrando ahora; qué mierda, ¿Por qué no se preocupan de potenciar a un deportista en vez de hundirlo?! Somos un país al revés".

Curioso razonamiento ¿Cuáles son las alternativas? ¿Silenciar la noticia? ¿Directamente no publicarla porque "hunde" un deportista? Y así, mágicamente, un día Natalia Duco aparece sancionada por cuatro años sin saberse la razón.

También resultó curioso, y mucho más grave, el comunicado del Ministerio del Deporte que llevaba la firma de la ministra. "Lamentamos lo ocurrido con nuestra deportista, a quien apoyaremos para que su caso sea tratado con la transparencia necesaria y garantizando sus derechos en el proceso", señala al final del texto oficial.

¿Qué significa "apoyar para que su caso sea tratado con la transparencia y garantizando sus derechos" por parte del ministerio? ¿Es que existía alguna posibilidad de que las normativas y procesos de la Comisión Antidopaje chilena, la mejor del continente, y la WADA, fueran injustos con Duco? No tiene sentido. El reglamento es muy claro y no admite dobles lecturas. El proceso está asegurado, no necesita a la ministra Pauline Kantor como guardaespaldas. Además, el estado chileno está suscrito al Convenio Internacional contra el Dopaje en el Deporte dependiente de la Unesco desde 2005. Por lo mismo, debe ser garante de que el deporte en Chile se desarrolle libre de drogas. Lo que hace el "apoyo" de Kantor menos entendible.

Natalia Duco es la segunda mejor atleta chilena de la historia, tras la medallista olímpica Marlene Ahrens. Por lejos, además, es la mejor atleta chilena de las últimas décadas. Pero con el dopaje todo queda en suspenso y sospechado. En Estados Unidos la carrera de Marion Jones quedó destrozada y sus cinco medallas olímpicas debieron ser devueltas tras confesar ante un tribunal que había utilizado sustancias no autorizadas en 2007. Lance Armstrong perdió todos sus tours de Francia y fue demandado por el estado, ya que recibía auspicio de US Postal, empresa pública de correos. Quedó en la ruina.

El actuar de los tribunales en Estados Unidos es implacable: allanan domicilios, intervienen teléfonos, los deportistas van a la cárcel, reciben millonarias demandas civiles. Ningún ministro se atrevería a "apoyar" sin analizar. La lista de sancionados a nivel mundial es larga. Rusia continúa castigada por la IAAF y en el Mundial Juvenil de Tampere que culminó el fin de semana, una vez más sus atletas debieron competir como "independientes".

Alguna vez debemos actuar como adultos ante hechos de esta naturaleza y no dividir infantilmente las aguas entre los que "destruyen" y "apoyan". No se trata de destruir a Natalia Duco, sino de contar la verdad y mostrar los antecedentes. Hace un año su entrenadora Dulce Margarita García intentó impedir un examen en el CAR, a los garabatos contra las oficiales, y luego fue en el mismo recinto a encarar al entonces ministro Pablo Squella. Alegó una "persecución" en contra de Duco y que la comisión "hacía muy mal su trabajo". En su lógica, hacer "bien el trabajo" es no controlar a los atletas.

Pues bien, la balista chilena está advertida de que le pueden hacer un examen cualquier día, pues integra el llamado "grupo registrado de control", una lista de deportistas de élite, que deben informar cada día su ubicación para ser sometidos a controles sin aviso.

Es decir, Duco sabía exactamente que esto podía suceder. Y más lo sabe Dulce Margarita, exlanzadora de jabalina cubana, sancionada hace 20 años por dopaje. Por el momento la entrenadora tiene un "public warning" por parte de la IAAF por violación a las normas antidopaje. ¿La IAAF también "hace muy mal" su trabajo?

Duco batió su récord chileno de bala el 19 de mayo en un curioso torneo realizado en Fort Lauderdale, Florida. Lo hizo en el Broward Elite Athletic Club Showcase, con 18,97 metros, superando los 18,80 que databan de los Olímpicos de Londres 2012. El campeonato fue de muy baja categoría y la segunda colocada apenas superó los 11 metros. De hecho, Natalia ni siquiera fue una competidora oficial y no está registrada en la planilla de la página web, en una competencia donde la mayoría de los atletas eran de un nivel escolar (los 200 metros se ganaron con 26.49, por ejemplo). Es más, ni siquiera se conoce bien la secuencia de lanzamientos de Natalia. Muy extraño lugar para obtener una marca tan buena ¿Había controles de dopaje en ese torneo minúsculo? ¿Hubo control del gramaje de la bala? De la nada subió casi un metro sus últimos lanzamientos y en el lugar más insólito.

En fin, son muchas preguntas y antecedentes para tener en cuenta. Blindar a Natalia Duco o negar los hechos no la ayuda a ella ni al deporte chileno. Los reglamentos son claros y los castigos a las transgresiones son muy duros. Al nivel de arruinar una carrera llena de éxitos.

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