Boca Juniors y River Plate sacan aplausos, pero estiran la incertidumbre por dos semanas

Boca Juniors, River Plate
Foto: EFE.

Xeneizes y Millonarios protagonizan un 2-2 de alto vuelo en La Bombonera. La revancha será el sábado 24, en el Monumental. El chileno Tobar aprueba con distinción en el arbitraje.



Boca Juniors  2 River Plate 2. Ficha del partido

Boca Juniors: A. Rossi; L. Jara (33', J. Buffarini), C. Izquierdoz, L. Magallán, L. Olaza; N. Nández, W. Barrios, P. Pérez; S. Villa (72', C. Tevez), R. Ábila, C. Pavón (26', D. Benedetto).

DT: Guillermo Barros Schelotto

River Plate: F. Armani; G. Montiel, J. Maidana, L. Martínez Quarta (58', I. Fernández), J. Pinola, M. Casco; E. Palacios, E. Pérez, G. Martínez (77', J. Quintero); R. Santos Borré, L. Pratto.

DT: Matías Biscay

Goles: 1-0, 33', Ábila, define de zurda un rebote en Armani; 1-1, 35', Pratto, derechazo cruzado; 2-1, 45', Benedetto, cabezazo en la entrada del área chica; 2-2, 60', autogol de Izquierdoz, tras tiro libre ejecutado por Martínez desde la derecha.

Estadio La Bombonera. Asistieron 50 mil espectadores. Dirigió Roberto Tobar (CHI). Amonestó a Jara, Villa, Ábila y Tevez en Boca Juniors y a Casco y Santos Borré en River.

La final del siglo. El partido que paralizaría al mundo. El que tendría un relato apto para enfermos del corazón. El que tuvo que postergarse por un día. Y valió la pena. Boca Juniors y River Plate ofrecieron un juego de alto vuelo, de mucha dinámica, de pierna fuerte cuando ameritó y siempre de buenas decisiones de parte del juez Roberto Tobar quien lideró un nutrido equipo arbitral chileno que también controló el VAR y que condujo el partido a la altura de la exigencia y sin dejar de considerar las pulsaciones con las que se vivió antes y durante el juego. Un choque cuyo resultado, 2-2, deja abierta la discusión por la Copa Libertadores para la vuelta, que se disputará el sábado 24, en el estadio Monumental. Y que, sobre todo, seguirá llenando páginas y sumando horas de análisis en el mundo entero. El primer capítulo de la historia sacó aplausos.

River dominó en un comienzo de alta intensidad, como se esperaba para el partido que Marcelo Bielsa llamó "la final de los sueños". El equipo de Marcelo Gallardo (quien no estuvo en el estadio, al encontrarse sancionado) impuso un juego más fluido y dinámico ante un Boca que, por momentos, pareció sobrepasado por la presión y por la propuesta del Muñeco. La idea del técnico millonario era neutralizar la fortaleza xeneize por las bandas, un argumento que quedaría aún más debilitado después, con el desgarro que sufrió Pavón, que forzó a su sustitución y al ingreso de Darío Benedetto. Historia aparte, por cierto.

Agustín Rossi se transformó en figura clave desde el comienzo. A los 5', le sacó un tiro libre a Gonzalo Martínez. River Plate pudo, nuevamente, abrir el marcador en el minuto siguiente, con un cabezazo de Martínez Quarta. O alcanzarla en el cuarto de hora, con un cabezazo de Santos Borré, que Rossi desvió notablemente.

Boca resistió esos embates. Como pudo. La salida de Pavón forzó a una modificación que no solo se tradujo en el ingreso de Benedetto. También en la variación del sistema táctico: ahora los xeneizes atacaban con dos centrodelanteros (el Pipa y Ábila). Y con ese volumen se ponían en ventaja en los 35', cuando Wanchope venció en una jugada de un par de toques y una atajada inicial de Armani.

La alegría en La Bombonera duró poco. Tres minutos, con exactitud. Fue lo que demoró River en asestar una carga letal que el ex cruzado Lucas Pratto definió con un derechazo. Ríver recuperó el aliento y Rossi, otra vez, tenía que responder a la altura, como cuando savó de gran forma un remate de Martínez, apenas cuatro minutos después del gol.

Boca tenía que reordenarse. Sin embargo, el gol de Benedetto llegó, probablemente, cuando menos se esperaba, porque River seguía siendo mejor, con largueza. Un envío largo de Villa encontró al goleador en la entrada del área chica y desniveló el marcador, quizás inmerecidamente, en favor de la escuadra azul y amarillo.

El inicio del segundo tiempo fue igual de intenso que el primero, aunque con los papeles cambiados. Ahora era el dueño de casa el que se veía mucho más seguro y convincente. Superior. Sin embargo, en la misma línea de lo imprevisible que resultan estos duelos, se encontró con un infortunio. En los 60', un tiro libre servido por Martínez cayó en plena área de Boca. Carlos Izquierdoz, en el intento por evitar que Lucas Pratto marcara, terminó introduciendo el balón en su arco. Un ingrediente más para un partido que perdurará en el tiempo y, por cierto, el 2-2 que estira la incertidumbre en todo el globo por 13 días más, aunque Benedetto pudo cambiar el destino en los descuentos y Armani lo evitó. La eternidad misma. Como la condición que alcanzará esta final, más allá de quien levante la Copa.

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