Sexto, a 19 puntos del líder. Con 26 unidades de 51 posibles. Esos son los escuálidos números que deja José Mourinho tras su despido del Manchester United.

No dio para más la historia del luso en Old Trafford. Enfrascado en una eterna disputa con la prensa, los dirigentes y las figuras del plantel, Mou se refugió en el conflicto permanente para esconder las evidentes carencias futbolísticas de su equipo. Confirmando la regla de que no pasa de los tres años en ninguna institución que dirige, el dos veces campeón de la Champions dice adiós en su tercer año en Manchester. Segundo despido consecutivo para el técnico tras lo ocurrido con Chelsea en 2015, una situación inédita en la exitosa carrera del entrenador.

Aunque en su primer año en Old Trafford maquilló su campaña ganando la Europa League y la Copa de la Liga, la gran deuda del técnico en su paso por el United va más allá de los pobres números.

Etiquetado como un estratega resultadista, el portugués no solo no consiguió grandes resultados, además transformó a un equipo con una tremenda tradición en un cuadro futbolísticamente mediocre, con una propuesta mezquina, que no entusiasmaba y que basaba todas sus posibilidades en algún cabezazo de Fellaini, un pelotazo a Lukaku o una segunda pelota suelta cerca del área rival.

Demasiado poco para una Premier que hoy goza con una camada de técnicos ofensivos que regalan espectáculo todas las semanas. Guardiola en el City, Klopp en el Liverpool, Pochettino en el Tottenham, Sarri en el Chelsea o Emery en el Arsenal constituían un desafiante punto de comparación que desnudaba, jornada a jornada, la decadencia de un entrenador que brillaba más por las performances en sus combativas ruedas de prensa que por lo que lograba al borde de la cancha.

Sus defensores a ultranza afirman que no contaba con un plantel de calidad. De ser eso cierto, mucha responsabilidad recae sobre el propio portugués: bajo su dirección técnica, el United gastó más de 500 millones de dólares en refuerzos.

Se terminó la era Mourinho en Old Trafford. ¿Constituirá una buena oportunidad para Alexis Sánchez la llegada de un nuevo entrenador? Está por verse. Lo primero es que el chileno retome su nivel antes de responsabilizar al técnico por su mediocre desempeño. Lo concreto es que Mou, con más pena que gloria, dice adiós.

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