Corea se va en paz

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Corea del Norte y Corea del Sur desfilan en la ceremonia de cierre de Pyeongyang 2018. Foto: EFE.

El desfile unificado de las Coreas, al igual que en la ceremonia inaugural, marcó el acto de cierre de la cita de los anillos invernales. Un evento récord en medallas entregadas, además de países y deportistas participantes, pero empañado por el dopaje, tal como ocurrió en sus versiones previas.



Era la imagen que Pyeongchang 2018 quería proyectar. La de los Juegos de la Paz. Se encargaron de hacerlo en la ceremonia inaugural y la de cierre, con las dos Coreas desfilando juntas. En la apertura, todos con un mismo buzo y bajo la bandera unificada; en el cierre, cada deportista con el buzo y una mini bandera de su Corea, pero con la bandera de la unidad a sus espaldas. También replicaron el mensaje en lo deportivo, con el equipo unificado en el hockey sobre hielo femenino, aunque los resultados no las acompañaron (últimas con dos goles en cinco partidos y cero victorias).

A nivel de gastos, eso sí, queda a la sombra de Sochi (US$ 14 mil millones), en el segundo lugar en la lista de los Juegos con mayor inversión, con US$ 13 mil millones. Donde sí queda al tope de la tabla histórica es en la entrega de oros: 102 (306 medallas en total), 14 de ellos para Noruega, que logra el bicampeonato olímpico y con récord de más preseas conseguidas en una misma cita (39).

Por el contrario, un objetivo que estos Juegos no cumplieron fue el de evitar el dopaje, que ya a priori era muy difícil, pues en las cuatro citas invernales realizadas antes en el Siglo XXI había al menos un caso. Aunque en una cantidad considerablemente menor a la de Sochi (42 casos), por lo que se sabe hasta el minuto, las sustancias ilícitas se hicieron presentes. Y el protagonista, otra vez Rusia, con dos de los cuatro casos por ahora descubiertos: Aleksandr Kruchelnitki, jugador de curling, a quien se le quitó el bronce conseguido en el dobles mixto, y Nadezhda Sergeeva, patinadora de velocidad. Lo mismo hizo que el COI no aceptara la solicitud de los rusos de desfilar como delegación en la ceremonia de cierre. Junto con Kruchelnitki y Sergeeva, el japonés Kei Saito, también velocista, y Ziga Jeglic, hockista sobre hielo esloveno, completan la lista de infractores.

Es que los deportistas al final son personas como cualquier otra. Por eso, cuando reúnes a 2.925 de ellos, de 92 países distintos (también cifras récord), como sucedió en Pyeongchang, hay de todo y sucede de todo. Algunos que sucumben ante la presión de ser el centro de las miradas, como Lindsey Vonn, la atleta más mediática en la Villa, que sólo rescató un bronce, en descenso, de las tres pruebas en que compitió (también estuvo en el súper gigante y la combinada). Y otros que aprovechan su anonimato para lucirse, como la selección alemana masculina de hockey sobre hielo, que contra todo pronóstico se metió en semifinales y, en esa instancia, se dio el lujo de eliminar a la gran favorita Canadá, otro emblema olímpico que no pudo con su estatus. Los teutones terminaron quedándose con la plata (perdieron con República Checa).

Al contrario del combinado germano, la delegación chilena fue muestra de cualquier cosa menos sorpresa y superación. Cuatro descalificaciones y cuando terminaron alguna competencia, estuvieron más cerca del último lugar que del primero.

Ahora viene Pekín 2022, que desde ya hace historia. Será la primera ciudad en albergar la cita de los anillos en verano e invierno.

Balance Internacional

Björgen, la reina de las medallas

Por su veteranía, la noruega Marit Bjöergen (38), esquiadora de fondo, seis veces campeona olímpica, no era candidata para quedarse con ninguna de las pruebas en que compitió, sí para entrar al podio. Ese camuflado favoritismo le jugó a favor de tal manera que ahora es la deportista con más medallas en la historia de los Juegos de Invierno.

Primero, se convirtió en la mujer con más preseas en la cita de los anillos (11), al quedarse con la plata en los quince kilómetros del esquiatlón. Pero le quedaban cuatro pruebas por competir. En tres de ellas consiguió medallas (bronce en diez kilómetros libres y el sprint por equipos, y oro en el relevo 4x5 kilómetros). Llegó a 14 preseas y superó a su compatriota, el biatleta Ole Gunnar Bjorndalen, en lo alto de las medallas invernales.

Hirscher, el mejor en la montaña

El austriaco Marcel Hirscher (28) llegó a Pyeongchang con el cartel de mejor esquiador alpino del momento. Acababa de obtener la segunda mejor marca de más triunfos en fechas mundiales (54). En esa calidad, además, tenía la presión de ganar el título olímpico, el único faltante en su palmarés. No ganó una, sino que dos pruebas.

El europeo empezó su participación en el eslalon gigante, su mejor prueba. Escenario óptimo para saldar la deuda olímpica y ganar su primer oro en la competencia. El segundo fue en la prueba combinada. Ambos de manera holgada, sin un competidor que tuviera bajadas cerca del nivel de las suyas, por los riesgos que asume con gran técnica y velocidad. Fue el único en el esquí alpino, entre hombres y mujeres, en ganar más de una prueba.

Ledecka, la dueña de lo impensado

La checa Ester Ledecka (22) tiene como especialidad el snowboard. Pero también se maneja en el esquí alpino. De hecho, estuvo en el top 30 de las clasificaciones a los Juegos, lo que le permitió estar en Pyeongchang. Ya era una hazaña participar en deportes distintos en una misma cita. Pero lo que vino después es epopéyico.

Casi sin querer, la joven sorprendió y se quedó con el oro del súper gigante en el esquí alpino. Un objetivo impensado para ella que, además, le metió más presión aún para el eslalon gigante paralelo del snowboard, su verdadera especialidad, en la que sí era favorita.

Pues ser el centro de atención no le pesó para nada. Sumó su segundo oro sin complicaciones y, de paso, se convirtió en la primera deportista en ganar en deportes distintos en los mismos Juegos.

Wise, el campeón único

El Medio Tubo, modalidad del esquí estilo libre, es olímpico desde Sochi 2014, cita en la que se impuso el estadounidense David Wise. En estos Juegos, el norteamericano se dio el lujo de repetir el oro. Y de la misma forma que en Rusia: llegando a la final sin hacer ruido (llegó séptimo).

A las tres pasadas decisivas, clasificó en el octavo lugar de la general. En esa instancia, apostó al riesgo y se cayó en sus primeras dos rutinas. En la última sí pudo terminar y de qué manera: con 97,20 puntos a sólo 2,80 del puntaje perfecto. Extasiado, entre lágrimas, como un niño que recibe el regalo perfecto para Navidad, miraba en una pantalla gigante su histórica actuación. Encima en una prueba que no es su fuerte. Lo es el Súper Tubo, que no es olímpico.

Zagitova, al rescate de la honra rusa

Los Olímpicos de Rusia, que tanto pelearon para estar, marcaban su presencia otra vez por el dopaje. Hasta que apareció Alina Zagitova, patinadora artística de sólo 15 años, quien ganó el primer oro para la polémica delegación, el sábado, a un día del final.

La vigente campeona de Europa era una de las grandes esperanzas de victoria que tenían los rusos. Y cumplió con creces. Incluso, batiendo el récord olímpico de su compatriota, bicampeona mundial y compañera de entrenamiento, Yevgenia Medvedeva, a quien, además, relegó a la plata. Puntuó 239.57.

"Honestamente, estaba aterrorizada. Mis manos estaban temblando durante el ejercicio", confidenció la adolescente de oro tras su rutina. Nunca se le notó ese estado de tensión.

La presencia chilena

Dominique Ohaco

Su lugar 20º en el slopestyle del esquí estilo libre (a ocho de clasificar a la final, su objetivo) es decepcionante. Aspiraba a ser la mejor actuación chilena en la historia de los Juegos. Era la carta más seria de la delegación nacional y no estuvo ni cerca de cumplir.

Noelle Barahona

Los fuertes vientos demoraron que se convirtiera en la deportista chilena con más Juegos de Invierno (4). Quedó descalificada en el súper gigante y en la combinanda. Además fue 39ª en el eslalon gigante y 25ª en el descenso, su mejor actuación.

Henrik Von Appen

La lesión en la muñeca izquierda previa a los Juegos se le notó. Ni en el súper gigante (30º) ni en el descenso (34º) cumplió con sus expectativas. Al final su mejor actuación fue la bajada de entrenamiento que hizo en la parte de descenso de la prueba combinada.

Kai Horwitz

Eran sus primeros Juegos y la inexperiencia le jugó en contra. Quedó descalificado en las dos pruebas que corrió: el eslalon gigante y el eslalon. "No me gusta venir a un evento de esta magnitud y que me destrocen", dijo tras su pésima presentación.

Claudia Salcedo

Había anticipado que estar en Pyeongchang era ya un premio tras todo lo que había luchado por su cupo. No tenía metas competitivas. Finalmente, la sargento del Ejército de Chile salió última (90ª) en los diez kilómetros libres del esquí de fondo.

Yonathan Fernández

También del Ejército, el cabo primero, quedó 102º en los 15 kilómetros libres del esquí de fondo. Estuvo muy lejos del puesto 86 que consiguió en Sochi, el cual no lo había dejado conforme y tenía como objetivo superar. De vuelta a Chile sin cumplir la meta.

Stephanie Joffroy

Tras la rotura de ligamentos que sufrió en los cuartos de final del esquí cross en Sochi 2014 y la seguidilla de lesiones posteriores, Joffroy llegaba sin objetivos ambiciosos a Corea del Sur. Se fue en la primera ronda del torneo de la modalidad. Una bajada y adiós.

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