Cuando todo calza

FERNANDO FELICEVICH
Fernando Felicevich celebra la obtención de la Copa América Centenario.


En febrero de este año a muchos les llamó la atención la forma en que Dante Poli saltó al cuello de Pablo Guede en una entrevista colectiva realizada en la cadena Fox Sports. Poli, que nunca se ha caracterizado por la frontalidad, le cuestionó duramente al entrenador de Colo Colo el rendimiento de Paredes y la llegada de Valdivia al club, argumentando la edad de ambos. No es que al exdefensa central le molestaran mucho estos jugadores, el trasfondo, al parecer, era otro: Fernando Felicevich tenía vetado su ingreso a Colo Colo y lo de Poli, yunta de Daniel Behar, alias Melón, brazo derecho de Fefe, se vio como un escarmiento en pantalla.

Recordemos que por entonces Leonardo Cauteruchi era el amo y señor de las transferencias dentro del Monumental. Nadie más jugaba ahí.

Ayer este diario contó con pelos y señales los últimos malabares del devenido como empresario más importante del fútbol sudamericano. No lo de Vidal al Barcelona, que se vende solo, sino la triangulación Chelsea-Huachipato-Twente para llegar finalmente al Austria de Viena de Cristián Cimbi Cuevas. Una irregularidad flagrante, toda vez que Cuevas ni siquiera puso un pie en Talcahuano. En el mismo tono se señala la apropiación del arquero ariqueño de 18 años Zacarías López, a quien la empresa de Fefe, Twenty Two, hizo firmar por un desconocido y humilde club peruano, para no pagarle los derechos formativos a San Marcos de Arica. Tal como lo señala su presidente Carlos Ferry.

Pero sigamos desgranando el choclo. Ahora que Pablo Guede se fue y la presidencia de Colo Colo le fue arrebatada a Aníbal Mosa por el incombustible Gabriel Ruiz Tagle, Felicevich volvió con toda gloria a Macul. Y solo como él sabe hacerlo: con una maniobra enrevesada, llena de pliegues, donde lo futbolístico carece de toda importancia.

Para empezar, señalemos el regreso a los albos de Guillermo Mackenna, delfín de Ruiz Tagle, expresidente de Colo Colo (donde fracasó con estrépito), pero además abogado de Felicevich y hoy también asesor legal de Blanco y Negro. Es decir, el mega empresario tiene a un hombre de plena confianza metido en la cocina del Monumental.

Sólo así se entiende el contrato del juvenil venezolano Danny Pérez en Colo Colo. Supuestamente cedido por La Serena (ciudad que Danny no conoce), el extremo izquierdo llegó a los albos por dos años, sin posibilidad de jugar, porque ocupa plaza de extranjero y sin que Tito Tapia lo conociera en absoluto.

¿Qué utilidad tiene para Colo Colo traer a este jugador que pertenece al corral de Felicevich? ¿Darle cartel para venderlo más tarde? ¿Pagar algún favor? ¿Propiciar otra triangulación?

Solo el tiempo responderá estas preguntas. Pero con Mackenna dentro de Colo Colo, avalado por Ruiz Tagle, y Fefe con carta blanca, podemos esperar sentados. Lo que sí parece improbable es que si Dante Poli llega a entrevistar a Héctor Tapia, le vaya a cuestionar la edad de Esteban Paredes y Jorge Valdivia. Ya no…

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