La liberación de Salas

Mario Salas

De las pifias y los insultos a los festejos sin control. El técnico hace callar a la hinchada alba y le cede todo el protagonismo al récord de Esteban Paredes.



Mario Salas vivió un partido aparte ante la U. El cuestionado técnico de Colo Colo disfruta de la tranquilidad que ni siquiera había alcanzado tras el triunfo de la fecha pasada, ante Audax. Ayer, el Comandante volvió a tomar aire. Lo hizo nada más y nada menos que en el Superclásico del fútbol chileno.

Eso sí, el estratega la pasó mal durante gran parte del encuentro. En el entretiempo, recibió pifias e insultos por parte de la fanaticada alba, que hace solo un par de fechas entonó cánticos pidiendo su salida. Frente a los azules, el panorama no fue tan distinto. El Cacique se fue al descanso con un 0-1 en el marcador, razón por la cual los fanáticos arremetieron en contra del DT.

El gol de penal de Gonzalo Espinoza lo obligó a buscar opciones casi de manera desesperada. En los 30', mandó a calentar a gran parte de su banca para intentar mejorar el opaco nivel mostrado por sus pupilos en la mitad de cancha, razón por la cual se inclinó por el ingreso de Jaime Valdés, quien se volvió protagonista en el centro del campo, aportando en labores de quite y creación.

El tanto del empate lo celebró con todo, pero el 2-1, que convirtió a Esteban Paredes en el máximo goleador de la Primera División, lo hizo explotar y elevar sus puños al aire. Sus pupilos comenzaron a adueñarse de las acciones, mientras todas las miradas apuntaban al Tanque, quien pidió el cambio a los cinco minutos de anotar, tras sentir molestias en uno de sus gemelos. Salas se acercó a felicitarlo y la respuesta del hombre del récord fue cordial, pero no efusiva.

Solo minutos después, Ángelo Henríquez marcó de volea la paridad. El entrenador se quedó monolítico con la acción. Nuevamente se le escapaba un triunfo que parecía estar abrochado. Pero sus dirigidos tendrían algo más que decir. En la última jugada del partido, Julio Barroso conectó un centro de esquina y Salas lo celebró como un hincha más. Se metió a la cancha y lo gritó como sacándose una rabia acumulada hace varias jornadas. Después, hizo callar a sus críticos (ver foto secundaria).

Sonó el silbato final de Roberto Tobar y el entrenador corrió en solitario hacia el túnel del Monumental, sin embargo, regresó a la cancha en cuestión de minutos para sumarse a la celebración de los 216 goles de Paredes, a quien le entregó todo el protagonismo de la tarde. Incluso, pidió no hablar en conferencia porque dijo que la tarde era del delantero. Sin embargo, debió presentarse de todas formas por el reglamento de la ANFP, aunque solo atendió dos preguntas.

"Aquí lo realmente importante son dos cosas. La primera fue el triunfo, con tres goles y con efectividad. Lo segundo, es el hecho de que Esteban bate el récord. Es su tarde y momento", expresó.

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