Jean Meneses, acorde con los quince minutos de fama warholianos de ahora, va a ser conocido en todo el mundo esta semana. Su simulación frente a Colo Colo se meterá de cabeza en los consabidos ránkings de chascarros, curiosidades y jugadas insólitas que llenan las cadenas internacionales de deportes. Así como el año pasado su compañero de equipo, el argentino Alejandro Camargo, también se convirtió en figura mundial al anotar un gol de volea desde sesenta metros, al escurridizo, pícaro y ventajero Meneses le llegó la gloria. Y un par de fechas de castigo también, porque la FIFA, el fútbol trasnacional oiga, persigue la vieja picardía tanto como el dopaje y el arreglo de partidos. Incluso diría que la persigue más.

No vamos a defender la simulación de Meneses. Que no fue tan ridícula porque logró un penal a favor de su equipo y el triunfo asociado. Esto es viejo y en la actualidad imposible de ocultar. En su época, con menos cámaras o ninguna cámara, Fernando Medina, Marcelo Vega o Patricio Yáñez vivían lanzándose al vacío. Y les iba bien. A veces pasa, pero cada vez es más difícil y puede costar caro. Meneses ya sacó número para sentarse en el cajón con pirañas del tribunal de penas.

Pero la farsa, payasada, bufonada o mascarada de Jean tiene una virtud. Y contundente: sirvió de excusa perfecta para que el técnico de Colo Colo, el inefable Pablo Guede, se esconda tras ella para ocultar el mal partido de su equipo. Y no sólo eso, la desmedida "dosificación" que le aplica a un plantel que en tres semanas ha jugado tres partidos y tiene apenas un nominado, el arquero suplente Bryan Cortés, a la selección. Y aún así se guarda cinco titulares. Lo del Ester Roa fue bajísimo. Una vez más, a falta de funcionamiento, los albos se cuelgan de la inspiración y calidad de Octavio Rivero. Como ocurrió en La Paz y frente a Huachipato en el Monumental.

¿Cómo un equipo puede estar reventado el 18 de marzo? ¿Cómo, con ese plantel, se puede hacer una presentación tan pobre contra la Universidad de Concepción, candidato al descenso? Más que criticar el arbitraje de Héctor Jona, el técnico albo debió agradecerle: con su penal de circo diluyó todo el mal juego de Colo Colo. Mejor, ya escribió el primer capítulo de una larga teleserie de quejas, acusaciones de hostigamiento y conspiraciones. Una teleserie que ya vimos.

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