El manual de Quinteros se pone a prueba

En el Monumental es visto como un tipo afable y que se ganó rápido al camarín, pero que ha cometido varios errores. Una caída ante la U lo puede dejar en la historia negra de Colo Colo.



El 3 de octubre, Gustavo Quinteros (55) se convirtió en DT de Colo Colo. Ese mediodía de sábado, la dirigencia de Blanco y Negro, en una de las pocas ocasiones en que ha habido unanimidad en algo en el último tiempo, dio el sí para que el argentino nacionalizado boliviano asumiera la banca de un Cacique que, en ese momento, marchaba en el penúltimo lugar, en zona de partido de definición por el descenso.

A Aníbal Mosa le cayó muy bien que el extécnico de la UC ajustara sus pretensiones económicas. US$ 100 mil por los últimos tres meses de 2020 y US$ 500 mil por la siguiente temporada. También agradó su disposición a agotar todos los medios para llegar a Chile cuanto antes. Al no haber vuelos, él y sus ayudantes Walter Lemma y Leandro Stillitano, más el PF Hugo Roldán, decidieron hacer la travesía en auto.

Ya en suelo nacional, el DT se ponía como objetivo salir rápidamente de las posiciones de descenso y terminar el campeonato en el séptimo u octavo lugar. Sin embargo, eso estuvo muy lejos de concretarse. A los pocos días, se dio cuenta de que físicamente el plantel era un desastre y que los meses en el Seguro de Cesantía hicieron daño. A sus cercanos les reconoció que nunca imaginó que la situación era tan calamitosa. Tampoco pensó en la gran cantidad de problemas de distinta índole que iba a enfrentar. Algunos ya los pudo solucionar y otros, todavía no.

Para colmo, el plantel se enteró de la decisión de la dirigencia de mandar a uno de sus referentes, Matías Zaldivia, a recuperarse de su grave lesión a la mutualidad y así no asumir su sueldo, como siempre se había actuado en estos casos. La noticia terminó de dinamitar la desgastada relación entre los jugadores y Mosa. Pero justamente este episodio fue el que le permitió al santafesino ganarse el aprecio de sus pupilos, ya que decidió interceder en el conflicto, lo que permitió que la cúpula de ByN echara pie atrás en su determinación.

A pesar del buen manejo del camarín, en la cancha el equipo seguía sin ganar y tocó fondo frente a La Serena, en el Monumental. Los papayeros se impusieron por 0-2 y el Cacique se hundió en la tabla, numérica y futbolísticamente.

Y si bien todo indicaba que el descenso era un hecho, los albos comenzaron a sumar ante rivales ubicados en la parte alta. Dos triunfos frente a Antofagasta y victorias sobre Unión Española, Audax Italiano y Everton, además de un empate de visita ante Universidad Católica reavivaron la ilusión de la hinchada.

Pero cuando todo comenzaba a mejorar, Quinteros cometió un par de errores garrafales. El más grave, ante los pumas, cuando se llevó las manos a los genitales para responderle a Carlos Muñoz. La gracia le costó tres partidos de suspensión y una severa reprimenda de Mosa, lo que derivó en un video de disculpas apenas aterrizó en Santiago. Antes, ya había purgado dos encuentros de castigo por decirle “cobra lo que tenés que cobrar, concha de tu madre” al árbitro Juan Lara, según consta en su informe.

En parte, por eso, su relación con el referato se ha tornado compleja y hasta preparó un compilado con todas las situaciones en las que según él fueron perjudicados en los cobros.

Más allá de esos exabruptos, en Macul destacan que es una persona “bastante afable” y de “trato cordial”, a diferencia de otros entrenadores que han pasado por el club. Su respeto por los más experimentados del equipo también es resaltado a menudo. En ellos se apoya para sacar al Cacique de este momento, aunque también hoy corre el riesgo de quedar en la historia como el DT que perdió la hegemonía de 20 años sobre la U, en el Monumental.

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