Se fue Beñat San José. En corta y emotiva ceremonia hizo uso de su cláusula de salida y dejó sin técnico al campeón del fútbol chileno. Más allá de si su propuesta era atractiva y entusiasmaba, es innegable que el DT le sacó rendimiento a un plantel limitado y consiguió con entera justicia el título. Mérito del entrenador.

¿Por qué se va el técnico? No hay una sola causa, se trata de una mezcla de cosas: fría relación con algunos referentes del plantel, poco entusiasmo de la dirigencia con su propuesta, alguna opción de dar el salto a un medio más competitivo y/o la frustración de encarar el reforzamiento del plantel con muy limitados recursos. El tiempo terminará por aclarar cuál fue la razón que pesó más.

Sin embargo, más allá del caso puntual del ahora ex DT de Universidad Católica, el adiós de Beñat no hace más que confirmar una triste realidad de nuestro medio: el fútbol chileno tiene una nula capacidad de retener a sus talentos. Simplemente no hay cómo, principalmente por un tema económico. Cualquier futbolista juega seis partidos buenos en primera y listo: la grúa mexicana se lo lleva. Ni hablar si se matricula con tres pepas: los petrodólares del fútbol árabe lo levantan con un suspiro.

En ese contexto, para un DT soñar con un plantel competitivo para pelear mano a mano en el plano internacional es una quimera. Con esa realidad se encontró de seguro San José, quien captó que en cada puesto que solicitó reforzar llegaría la tercera o cuarta opción debido a la realidad económica de nuestro medio. Ante ese panorama el español debe haber pensado que lo mejor era dar un paso al costado. Si es cosa de mirar la realidad de nuestros equipos en las copas internacionales. Salvo pocas excepciones (como Colo Colo este 2018), la campaña de los chilenos en la Libertadores y la Sudamericana ha sido deficitaria. Entonces, en una de esas, el español prefirió no arriesgar en la vitrina internacional el prestigio ganado en el Bolívar y la UC.

¿Poco ambicioso el DT? Puede ser. Lo concreto es que la partida del entrenador, más allá de que su propuesta nunca entusiasmó demasiado en San Carlos de Apoquindo, es una muestra más de que por ahora, aunque duela, no queda más que entender que nuestro medio cada vez se torna menos atractivo y competitivo. Es lo que hay.

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