Una lamentable situación se vivió este domingo luego del derbi catalán entre Barcelona y Espanyol, que culminó con triunfo para los blaugranas por 4-2 y el título de Liga para los pupilos de Xavi Hernández.

El partido se desarrolló de manera normal en el RCDE Stadium, definiéndose a favor de los culés con tantos de Robert Lewandowski (11′ y 40′), Alejandro Balde (20′) y Jules Koundé (53′). Descontaron para el elenco perico Javi Puado (73′) y Joselu (90+2′).

Tras la última anotación, vino el pitazo final y la celebración del plantel blaugrana que -como era de esperar- desató su alegría sobre el campo de juego, luego de la obtención del título número 27 de Primera División en su historia tras cuatro años de sequía.

Pero esta situación molestó entre algunos aficionados del cuadro local, quienes no toleraron que su archirrival festejara en su estadio, por lo que eludieron la seguridad del recinto deportivo y se dirigieron a encarar -algunos provistos de sillas y otros elementos- a los miembros del cuadro visitante.

Una vez percatados del peligro, los blaugranas corrieron a refugiarse a la zona de camarines del reducto, al mismo tiempo que algunos guardias intentaban controlar a los barrabravas que habían invadido el terreno de juego.

Afortunadamente, la situación no pasó a mayores dado que los miembros del plantel forastero lograron protegerse de posibles ataques en el túnel de acceso a vestuarios.

Asimismo, la policía utilizó la megafonía para advertir a los invasores -quienes rompieron la valla que se encontraba detrás de una de la porterías para ingresar, además de provocar varios daños- que hicieran abandono del campo de juego o procederían a utilizar la fuerza para desalojarlos.

Probablemente esta vergonzosa situación conllevará duras sanciones para el club catalán, que se encuentra en la pelea por evitar el descenso.

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