La impronta gana terreno

COLO COLO
Agenciauno


Media hora. Sí. 30 minutos le bastaron a Colo Colo para asegurar no solo el marcador, también el ritmo del partido. En ese espacio los dirigidos de Salas aprovecharon cada uno de los errores (y horrores) curicanos marcando territorio tempranamente.

Poco a poco Mario Salas ha logrado permear su intención de convertir a los albos en un equipo intenso y de difícil control. Primero porque majaderamente grita para que sus centrales se alejen del área propia, seguido de la función de Pavez, que vive un segundo aire en esta nueva etapa, y se convierte en un hombre determinante a la hora de cambiar los ritmos del partido. Es muy curioso que la labor colectiva sea decidida por un volante más retrasado cuando siempre fue hecha por el ausente Valdivia. Su falta en el equipo ha sido excelentemente disimulada toda vez que, creo, sigue siendo un hombre fundamental en el cuadro de Macul. Aún así, Colo Colo juega con aplomo y sabe disimular algunas falencias (especialmente defensivas) con no poca categoría. El equipo se atreve a achicar hacia delante incluso cuando no están las condiciones dadas para hacerlo, tomando un riesgo grandote que más de un susto le hace pasar.

El resultado se explica por dos grandes razones que se acompañan. La pericia de Colo Colo y la inocencia desmedida de Curicó en sendos goles.

El 4-3 será un detalle de la causa y probablemente Salas arrugará la nariz cuando revise los descuentos torteros y los últimos momentos del partido donde perdió todo control. Pero no cabe duda que su impronta va ganando terreno y que, esencialmente, los nombres que en un principio no aparecían en el horizonte de los hinchas (Vilches, Suazo entre otros) le han dado un cariz que Colo Colo no tenía. Salas agrandó la competencia interna y obligó a todos a jugar con una marcha superior. El tiempo determinará su tasa de éxito, pero el primer deseo del comandante está cumplido.

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