La primera pelea a combos tras el confinamiento

Foto: Escalante, a brazo estirado, justo antes de propinar su manotazo.

El UdeC-Ñublense del sábado que dio la vuelta en redes no fue nada amistoso. Los jugadores terminaron a golpes. El agresor más activo, David Escalante, relativiza los incidentes: “Si quiero golpearlo de verdad, le pego a puño cerrado”.



Mientras algunos todavía entrenan a distancia, otros juegan partidos y hasta con riñas. Corría el minuto 33 del segundo tiempo de un encuentro amistoso entre Ñublense y Universidad de Concepción y sin sonar la campana, comenzaba el primer round del fútbol chileno tras el regreso a los entrenamientos. Un encontrón entre dos jugadores de cada bando terminaba en una repartición de manotazos, sobresaliendo uno, el propinado por el chinallejo David Escalante (29) al penquista Antonio Ramírez.

Siete minutos le quedaban al encuentro que consistía en dos tiempos de 40. Los Diablos Rojos caían por 1-4 ante el Campanil en una mañana lluviosa que fomentaba el roce, que luego se convertiría en una fugaz pelea que terminó con el partido, el que en la previa se anunciaba como una amistosa “práctica conjunta”. Desde el Campanil dan el tema por cerrado; desde Ñublense, sí quieren contar. El relato corre por parte de uno de sus protagonistas, Chiquito Escalante.

“Cuando Giovanni Campusano con el jugador de Universidad de Concepción se agarran, yo estaba viendo y me quedé parado. Para separar estaba lejos, pero cuando veo que viene otro tercero y le pone un manotazo, ahí como que reacciono y dije no, y salí corriendo a defender a mi compañero”, inicia describiendo Escalante, quien fue el cuarto jugador en integrarse al round. “Creo que lo harían todos. No fue un momento agradable, pero ahora lo tomo con humor. Queda en cancha”, dice.

El argentino del cuadro de Chillán, quien además había marcado el tanto para su equipo en el encuentro, describe la escena del conflicto, que dio la vuelta por redes sociales gracias a una transmisión vía Facebook desde el complejo deportivo de Ñublense, en Paso Alejo. “Este era el tercer amistoso que jugábamos. El primero también fue con ellos, y el segundo con Huachipato”, agrega.

“Gracias a Dios no pasó a mayores. Fue un momento de calentura, el partido estaba medio fuerte. Si te pones a pensar, yo no fui a golpearlo a él, sino que le pego con la parte de afuera. Si quiero golpearlo de verdad, le pego a puño cerrado y de frente... Y hasta lo puedes romper, pero no fue la intención. Fue como un manotazo de antebrazo, lo que me salió en el momento para defender a mi compañero, pero no para golpear al otro. Fue como un quédate quieto, pero tranquilo… No fui con la intención de golpear, porque si hubiese ido con la intención de golpear, le podía meter una patada voladora o un puño cerrado, que en la frente o en el ojo lo puedes romper. Pero no era esa la intención. Ahora ya se toma con broma”, sigue explicando Escalante.

El delantero de un metro y 90 centímetros entrega los motivos que según cree, desencadenaron la trifulca ante el Campanil. “Va todo de la mano. Hace mucho no jugábamos, estábamos un poco ansiosos y tampoco queríamos perder. Los amistosos a veces se juegan muy relajados y otras, como no hay árbitros oficiales ni expulsiones, se puede poner la pierna más fuerte. De a poquito se iba poniendo la pierna más fuerte hasta que hubo un altercado con nuestro compañero Campusano, que se agarró con un rival, y lamentablemente viene otro tercero y le pega de atrás. Por cualquier compañero lo haría. Si se peleaban los dos quedaba ahí y chao, pero hubo un tercero que no tenía nada que hacer. Donde hay un tercero puede haber un cuarto, es permitido”, comenta.

“Es entendible y estas cosas pasan en los amistosos, y antes pasaban cosas peores. Hoy en día te graban y justo estaban dando el partido por Facebook. Eso te condiciona un poco, que hay muchas cámaras y tecnología. Hoy en día un problema que antes no era problema sale en todos lados. Después, viendo el video uno se arrepiente, pero son cosas del partido y quedan ahí. Ya está”, lamenta.

En la cancha, finalmente se impuso la paz. De hecho, se jugó otro partido de un tiempo, el que esta vez ganó Ñublense por 3-0. “Todo terminó sin problemas. No sé ni con quién tuve el conflicto, con eso te digo todo. No sé ni quien era el que acomodé. Fue el momento de reacción, no tenía nada personal. Ahora nos reímos con mis compañeros, pero no es la idea. Nosotros buscamos jugar. Campusano me dio las gracias”, cuenta.

Ya con el tema olvidado, ambos clubes siguen con su preparación de cara al inicio de las competencias. Uno en Primera A y en otro en la B. Ahí, por los puntos, los rounds tienen réferi y castigos. “Si hubiese sido por el torneo nadie hubiese peleado. Nosotros los jugadores sabemos dónde nos aprieta el zapato. En los amistosos hay más libertad, pero cuando es oficial y por nuestro trabajo uno le pone un poco más de seriedad y profesionalismo”, cierra David Escalante.

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