La reemoción vialina

Vial

La historia de lucha de Fernández Vial, un club centenario con conciencia de clase, revivida de la mano de ex futbolistas, hinchas y dirigentes; legendarios, incondicionales y furibundos. Un retorno al profesionalismo luego de nueve años en las tinieblas. El retrato vital de una institución obligada demasiada veces a resurgir de sus cenizas.



El día que Fernández Vial enfrentaba al Brujas de Salamanca por la 28ª y última fecha de Tercera División, a Danilo Negrete (49) le tocaba trabajar, pero cambió el turno. Después de casi diez años viendo a su equipo pelear en los potreros, un verdadero hincha aurinegro no podía perderse el gran partido. "Vivo en Santiago desde hace 12 años, trabajo en una empresa de seguridad en la ciudad empresarial, en Huechuraba, pero pedí un día de vacaciones para poder viajar con mi esposa a Concepción. Este año fui a todos los partidos en Santiago, a Concepción varias veces, a Rengo, a San Vicente de Tagua Tagua, a Mejillones...", comienza a enumerar de memoria el fanático vialino, que se enamoró del Almirante a los 13 años, que lo acompañó después, desde mediados de los 80, al antiguo estadio de Collao domingo tras domingo, y que ahora le cuesta reprimir el llanto al recordar la enésima resurrección de su equipo: "Después de diez años metidos en la mierda, volver es muy emocionante", balbucea, orgulloso, con una mezcla de alegría desbordante y rabia contenida.

Fundado por los trabajadores de la industria ferroviaria de Concepción bajo el nombre de International FC en 1897, pero rebautizado cinco años más tarde -después de una huelga, el 15 de junio de 1903- en honor del Almirante Arturo Fernández Vial, muy pocos clubes en Chile han tenido que hacer tantos esfuerzos, a lo largo de toda su historia, por sobrevivir y reinventarse. Pocos empezaron, de hecho, tan pronto a competir (partida de nacimiento en mano, el Vial tiene tan solo cinco años menos de vida que Santiago Wanderers); y pocos tardaron tanto en arribar al profesionalismo (1981), luego de largas décadas de dominio futbolístico regional, coronas nacionales amateur e incendios catastróficos como el de 1961. En su sede principal. En las inmediaciones de la Maestranza de Ferrocarriles.

La jornada en que Fernández Vial realizó por fin su estreno en el profesionalismo, en la recién estrenada Tercera División, Hardy Pérez (57) comandaba sobre el césped la zaga del equipo. Un equipo de leyenda, que todavía hoy ostenta un récord inexpugnable, ser el único conjunto capaz de llegar a la élite partiendo desde Tercera y encadenando ascensos de manera consecutiva: "Lo que se vivió el fin de semana pasado yo lo viví el año 81 en la cancha. Ahora me tocó verlo desde afuera, en el estadio, con mi familia, un logro tan importante para la gente de esfuerzo y sacrifico del Vial, y también para toda la región", evoca el ex futbolista, que se desempeñaba -explica- "como stopper, jugando de 3 o de 5"en aquel inolvidable plantel vialino.

"La etapa de subida fue muy bonita, pero luego empezaron los problemas económicos que llevaron al equipo a una situación que a lo mejor no merecía, pero de la que supo aprender la lección. Nosotros somos expertos en eso, en pasar de lo dulce a lo amargo rápidamente", asegura. Porque un año después de ascender a Primera, en el 84, la escuadra penquista perdió la categoría, para regresar un año más tarde, en el 85, de la mano de Nelson Acosta, y alcanzar en el 86 la final de Copa Chile.

El año que Fernández Vial le dio la oportunidad de debutar en Primera, Richard Zambrano (50) respondió con goles. Hizo 29 en una sola temporada (1989), y hoy sigue siendo el goleador histórico del equipo en la máxima categoría. Desde Celaya (México), donde ahora reside, rememora lo vivido. Antes y ahora. En aquellos y en estos partidos: "Llegué a Fernández Vial desde Laja. Acosta me llevó. Fui también porque mi abuelo trabajaba en el ferrocarril. Debuté en Primera y fui goleador. Estuve en dos etapas. En la primera terminamos arriba, un logro muy grande. En la segunda peleamos para volver a Primera con Palestino, pero no se pudo. Del ascenso me enteré por las redes sociales y fue una felicidad muy grande. Soy vialino de corazón, un equipo de gente humilde, importante en Concepción por lo que fue, por lo que es y, sobre todo, por lo que significa".

La tarde que Fernández Vial supo de la marcha de Víctor Hugo Amatti (52), lo despidió como se despide a un ídolo. No en vano el defensor argentino jugó con la elástica del Almirante más partidos que con cualquier otro conjunto. Pero la temporada de 1991 -evoca hoy desde su Paraná natal- fue la más brillante en la historia del equipo: "Estuve cuatro años en Vial, pero que la gente te recuerde después de tantos años es muy emocionante. Creo que tiene que ver con la persona, porque yo no fui ni el más goleador ni el más habilidoso, pero jugaba con esfuerzo, con dedicación. Aquel año 91 fue el mejor por posición y por juego. Le pusimos nuestro sello. Ganamos muchos partidos a lo Vial, al final y 1-0, y terminamos jugando la liguilla de Libertadores. Hoy sigo en contacto permanente con la gente del Vial y este año los muchachos estuvieron a la altura y con esa hinchada siempre fiel, lograron el objetivo".

El año y medio que Fernández Vial pasó alejado del fútbol, llevó a Claudio Vargas (38) -de familia ferroviaria por el lado materno y palpitante corazón vialino- a pelear por hacerse con la dirigencia. Lo logró en 2015, cuando el club, después de escindirse -y de casi extinguirse- consiguió volver a Tercera y recomenzar, una vez más, de cero. "Un año y medio sin ver jugar a Fernández Vial era demasiado. Y con ocho camisetas y tres balones de fútbol, dos de ellos pinchados, empezamos otra vez. El año pasado estuvimos a punto de lograr el ascenso y éste lo conseguimos. Entendimos que unidos no nos vencen. El partido del ascenso yo lo definiría como el del día que la familia vialina volvió a juntarse", explica hoy el presidente del cuadro aurinegro, quien afronta ahora la difícil misión de convertir al club en SADP y tramitar su ingreso de facto a Segunda antes del 15 de diciembre.

"La clave de Fernández Vial es que es un club orgulloso de sus triunfos y de sus derrotas", proclama el presidente."Vial es una de esa instituciones que cuantos más problemas tiene, más consigue juntar a la gente. Por eso es un club centenario, porque el hincha siempre lo acompaña en los momentos difíciles", reflexiona, por su parte, Amatti. "Lo más destacable, para mí, es que hoy vas al estadio y ves cuatro generaciones completitas apoyando al equipo, con guagüitas que ya se les metió el bichito aurinegro en el cuerpo. Y eso no muere nunca", agrega Hardy Pérez. Y Danilo Negrete, sentencia: "Vial tiene una grandeza que pocos equipos tienen, la humildad de su gente. Su historia obrera, su historia ferroviaria, es una pasión que llevas tatuada en la piel, la de una institución inmortal".

El sábado 18 de noviembre, el día que Fernández Vial goleó por 5-0 al Brujas de Salamanca en el nuevo Collao, logrando sellar ante 25 mil espectadores su ansiado retorno al profesionalismo, se derramaron lágrimas de alegría. En México, en Argentina y en el Gran Concepción. Y el fútbol chileno recuperó a su viejo Almirante. El inmortal. Porque inmortal no es sólo el que nunca muere, sino también el que siempre resucita.

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