La revolución de la multicultural Naomi Osaka

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La campeona es hija de japonesa y de haitiano y ha vivido casi toda su vida en Estados Unidos. Desde hoy es la 7ª del mundo.



Con apenas 20 años, Naomi Osaka ya está en la élite del tenis gracias a un 2018 inolvidable, en el que conquistó sus primeros dos torneos: Indian Wells y el Abierto de Estados Unidos, convirtiéndose así en la primera japonesa que consigue un Grand Slam.

Curiosamente, la mayor parte de su vida la ha desarrollado en Nueva York, la misma ciudad que el sábado la vio coronarse en medio del escándalo que protagonizó Serena Williams, su ídola y rival en la definición, quien ayer fue castigada con US$ 17 mil por su mala conducta.

Si bien Osaka nació justamente en Osaka, Japón, no habla el idioma de su madre. "Me pongo muy nerviosa cuando lo escucho, para mí es un idioma muy rápido. A veces suena como si estuvieran golpeando algo y pienso: 'Oh, Dios mío, no escuché la primera parte de la pregunta. Entonces miro como una idiota y no quiero parecer una idiota", reconoció hace un par de años.

Su padre es haitiano y fue él quien decidió que ella representara al país asiático y no a Estados Unidos, a pesar de también contar con esa nacionalidad y de desarrollar toda su formación tenística en Florida.

Ya en 2014, con sólo 16 años, empezó a dar que hablar, luego de vencer a la experimentada Samantha Stosur en Standford. Luego, en 2016 alcanzó la tercera ronda del Abierto de Australia.

El año pasado, en el WTA de Hong Kong se cruzó con la chilena Alexa Guarachi en la primera ronda y la venció con un estrecho 7-5 y 6-4. En ese encuentro la nipona hizo gala de sus golpes más destacados, partiendo por un gran primer servicio y potentes tiros de fondo, que la llevaron a luchar de igual a igual con las dominadoras del Tour, el que hoy mira desde el séptimo puesto del escalafón mundial.

Fuera de la cancha, se muestra fanática de las redes sociales, de las películas de Pixar y de Pokemon. Incluso, ha respondido en conferencias de prensa con frases de la popular serie japonesa. "Ser lo mejor que nadie haya sido", le respondió a un periodista que le consultó sobre sus metas. Luego, eso sí, tuvo que explicar la frase: "Esa es una cita de Pokemon, lo siento. Esa es la canción de Pokemon. Pero, sí, para ser el mejor, y llegar tan lejos como pueda".

Osaka no tiene techo y aparece como el recambio en un circuito que echa de menos la irrupción de nuevos talentos que rompan la laxitud de la WTA.

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