Arturo Vidal se siente traicionado. Venía exponiéndolo hace un par de semanas. A su modo, a través de las redes sociales, específicamente en Instagram, atacaba a una “rata”, sin mencionarla. Esa vez, tampoco dejaba claro a qué se refería. Sin embargo, era evidente que estaba molesto y quedaba claro que había sido víctima de una traición. Quedaba resolver de parte de quién. Horas más tardes, a través de las redes sociales, quedaría claro quien era el depositario del dardo más venenoso que había lanzado el Rey en el último tiempo. Se trataba de Carlos Albornoz Pardo, su primo y una de las personas más influyentes de su vida. A tal punto de que Vidal lo consideraba un padre y lo tenía a cargo de sus negocios en distintas áreas. Públicamente, por ejemplo, era conocido que Albornoz era el vicepresidente del Rodelindo Román, aunque el cargo lo dejó hace unos meses, probablemente ya envuelto en la controversia que hoy lo pone en tela de juicio.

En la querella que Vidal interpuso en el 7º Juzgado de Garantía de Santiago, que fue expuesta por la Unidad de Investigación y Datos de La Tercera, el volante del Inter de Milán denuncia dos delitos que habría cometido Albornoz en su perjuicio. Lo acusa de administración desleal y contrato simulado. En 18 páginas de exposición ante el tribunal, la defensa del seleccionado chileno cifra en US$ 5 millones el daño patrimonial que habría sufrido Vidal por las actuaciones de su pariente. Añade el traspaso de bienes y la suscripción de créditos cuantiosos en los que el jugador aparece como aval sin haber tenido conocimiento.

“Un familiar muy querido”

Albornoz era un familiar muy querido por Vidal. Es familiar materno directo, por lo que contaba con la confianza de la madre del jugador, Jacqueline Pardo. A su cargo han estado las inversiones del jugador en ámbitos que escapan a la influencia del otro hombre influyente en sus negocios, su agente, Fernando Felicevich. Albornoz era el administrador de Inversiones Vidal Spa, que luego derivaría a Inversiones Vidal II Spa. El Rey figura como el dueño del 99 por ciento de las sociedades. Albornoz, del 1 por ciento. Eso sí, fue designado por el controlador, en este caso Vidal, como el administrador y el gerente general de la compañía. Una muestra absoluta de confianza.

Arturo Vidal, en un partido del Inter de Milán.

Los dineros para echar a andar la sociedad provenían íntegramente del bolsillo del Rey Arturo. “Con el objeto de que ésta pudiese concretar distintas oportunidades de negocio que el señor Carlos Albornoz, en su calidad de administrador, le proponía”, se lee en la acción judicial a la que accedió La Tercera. Con esos fondos, entre julio y noviembre de 2014, Inversiones Vidal SpA adquirió tres terrenos en el sector de Chicureo en la comuna de Colina, denominados Lote 1 y 2, Parcela N° 21 y Parcela N° 22 por un total de $ 1.830 millones, en los que se haría realidad uno de los sueños de Vidal, tener su propio club deportivo. Se llamaría Club Chicureo y tendría piscinas temperadas, salas de acondicionamiento físico y canchas de tenis.

Albornoz sumó al negocio a su hermano Víctor. Ahí surge un elemento llamativo. La participación de Vidal en la sociedad se redujo a un 60 por ciento. El porcentaje restante quedó en mano de los hermanos Albornoz, en partes iguales.

Traspasos y préstamos

Sin expresión de causa ni razón de negocios alguna”, según se afirma en la querella, el 25 de junio de 2020 el primo del seleccionado chileno, en representación de Inversiones Vidal II SpA, se transfirió para sí mismo la parcela N°21, en la que están ubicadas las canchas de tenis del Club Chicureo. La transacción, que en los registros oficiales figura como una compraventa, tuvo un valor de 7000 UF, unos $ 200 millones a la fecha. “Por si fuera poco, dicha suma de dinero jamás ingresó a la sociedad, lo cual se verá reflejado en los Balances y Estados Financieros reales de la compañía”, acusa el mediocampista. Como efecto inmediato, los ingresos mensuales por el arriendo de las canchas de tenis con una empresa relacionada, ahora ingresarían a las cuentas del mismo Albornoz

Las sorpresas no culminarían ahí. Indagando en la información contable de la sociedad, Vidal descubrió “cuantiosos préstamos”, solicitados por Inversiones Vidal II SpA a la banca por más de $ 4 mil millones, entre enero de 2020 y diciembre de 2021, en los que él figura como aval personal en caso de no pago. Nuevamente, el “Rey” dice no haber sido consultado ni informado sobre estos créditos, ni menos aún, de que su destino no sería la compañía mediante la que desarrollaba su proyecto deportivo.

Lamentablemente, según se acreditará en la etapa procesal pertinente, el dinero proveniente de los préstamos solicitados por don Carlos Albornoz en representación de la sociedad jamás ingresaron a esta última, es más, estos fueron destinados al financiamiento de otra empresa, a saber, la sociedad Manufacturas de Productos de Aluminio y otros Limitada”, se lee en la querella presentada ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago. Hasta julio de 2018, entre los socios de esa firma estaba el mismo Carlos Albornoz Pardo. Hoy, el único dueño de Manufacturas de Productos de Aluminios es Víctor Albornoz Pardo, el otro primo del deportista.

De 2014 data la creación de otra de la empresas que forman parte del enredo: Área 23. Nuevamente, la gestión estaba a cargo de Albornoz. Área 23 asumió la administración del Club Chicureo, con la aparición de Marcelo Henríquez como una figura poderosa en la organización. Su gestión derivó en la deducción de 12 demandas contra la compañía, otro perjuicio directo para Vidal. El club registró cuentas de servicios impagas y, para colmo, se detectó la solicitud de un crédito por $ 94 millones, dineros que no fueron ingresados a la sociedad, según consta en la querella presentada por Vidal.


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