Las complejas horas de la Roja

Roja Sapporo

El amistoso que jugaría Chile ante Japón, esta madrugada, se suspendió debido a los daños del terremoto que afectó a Sapporo, donde está el equipo. Andrés Fazio, primer vicepresidente de la ANFP, revela que no tienen claridad sobre cómo salir de la isla de Hokkaido. El plantel afronta el escenario con buen humor.



Sapporo, la ciudad que iba a albergar el amistoso entre Chile y Japón, duelo que se jugaba esta madrugada, pero que tuvo que suspenderse debido al terremoto de 6,6 grados Richter que afectó al país, intenta retomar la tranquilidad tras la catástrofe.

Sin embargo, la situación es crítica, como es habitual luego de este tipo de desastres naturales y aunque se trate de una de las naciones más sísmicas del mundo.

Según el último reporte entregado por el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, el movimiento telúrico dejó un saldo de nueve muertos y 366 heridos. La cifra podría incrementarse en los próximos días, ya que hay 30 desaparecidos.

Mientras la electricidad estaba en vías de reponerse, al menos ya se restableció el suministro de agua potable y otros servicios básicos.

Así, en esas duras condiciones, la Roja también busca la normalidad, por relativa que ésta pueda ser. Es más, el cuerpo técnico que encabeza Reinaldo Rueda programó un entrenamiento para este jueves a las 23 horas de Chile (11 de mañana en Japón), con la finalidad de que sus dirigidos se mantengan en actividad, a pesar de la suspensión del encuentro preparatorio ante el conjunto asiático.

La práctica se realizará en Amusment Park, el sitio escogido por la ANFP ante la desmejorada situación en la que quedó el anterior campo de entrenamiento que había elegido inicialmente. "La cancha se desniveló", describen en la delegación de la Roja para graficar la fuerza del terremoto y sus consecuencias.

En paralelo, se gestiona el cambio de la delegación a un nuevo hotel que esté más cercano a uno de los aeropuertos de la ciudad, con la finalidad de facilitar la salida hacia Corea del Sur, donde se disputará el próximo martes, a las 8 de la mañana de Chile, el otro partido contemplado en la ahora accidentada gira por Asia.

"Nos llegó la notificación de la federación japonesa, que decidió cancelar el partido de mañana (hoy) por razones de seguridad del estadio. No hay claridad de cuándo puede volver la energía (eléctrica), por lo que, junto con el gobierno regional, decidieron cancelar el encuentro", explicó Andres Fazio, primer vicepresidente de la ANFP, a los medios de comunicación presentes en Sapporo.

"Estamos en una situación de aislamiento, sin agua, sin energía eléctrica, pero como grupo muy unido. Debemos estar orgullosos en Chile por cómo reaccionamos ante este tipo de eventos", resumía el directivo sobre la situación del bicampeón de la Copa América en la ciudad afectada, cuya población es de aproximadamente dos millones de personas.

Uno de los principales problemas de la delegación era, hasta anoche, el no poder salir. "El gran inconveniente es que estamos aislados acá, no hay garantía de que podamos salir la isla. El campo donde entrenamos ayer (miércoles) quedó completamente inhabilitado, porque se hundió una parte de la cancha", relató Fazio.

En todo caso, el exdirector de Cruzados era optimista en cuanto a que la situación se normalizará y así poder viajar a Corea del Sur en el plazo establecido. "Esperamos retomar la normalidad mañana (hoy). Que los seleccionados puedan estirar las piernas y enfrenten el partido próximo sin riesgo físico. Un amistoso a puertas cerradas es difícil de planificar, por muy amistoso que sea", descartó, de plano.

"Hay varios desaparecidos, hubo deslizamiento de tierra. El plantel está tranquilo. A medida que avanzan las horas se hace más complejo… El agua duró hasta el mediodía, estamos totalmente a oscuras esperando información sobre cuándo vuelve la energía. El gran inconveniente es que no sabemos cuándo será reabierto el aeropuerto", advirtió.

Por ahora, la Roja se cambiará de hotel, mientras que el plantel afronta el asunto con buen humor. Prueba de ello fue que el arquero Lawrence Vigouroux y el central Francisco Sierralta no se escaparon del tradicional bautizo y tuvieron que animar a sus compañeros, en medio de la improvisada iluminación que aportaban los teléfonos de los jugadores.

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