“Los refuerzos ya tendrían que estar”. Con esas palabras tras el partido contra Antofagasta, Gustavo Quinteros le puso presión a la dirigencia de Colo Colo para que le cumplan el deseo de contar con dos jugadores para afrontar la segunda parte del Torneo Nacional, donde la meta es el título o, en el peor de los casos, clasificar a Copa Libertadores, lo que además significaría una fuerte inyección económica a las arcas de la concesionaria.

En las últimas reuniones, el DT les ha dejado claro a los dirigentes que Fabián Orellana es el jugador que satisface sus necesidades. Sin embargo, el nombre no generó consenso por la edad (35 años) y por el costo (en Europa percibía cerca de US$ 1,2 anual), ya que además el club debe negociar con el Real Valladolid, dueño del pase del chileno por un año más. A pesar de que al jugador le seducía la posibilidad, en Macul lo dan por caído. “Por ahora no llega”, señalan desde el Monumental.

Esto tiene sentido con las palabras de Edmundo Valladares, quien señaló a El Deportivo, que el club iba a ser responsable a la hora de invertir. “Reforzarse en algunos puestos con jugadores de más edad y costo, muchos podrían entenderlo como contradictorio, pero no quiere decir que eso vaya en desmedro de un proyecto. Vamos a tomar cualquier decisión con responsabilidad y no nos vamos a gastar lo que no tenemos”, afirmó.

Otra de las opciones que también gustaba a la gerencia deportiva, era la del seleccionado venezolano Fernando Aristeguieta, delantero del Puebla de México. “Se pensaba que podía haber opción de que viniera, pero también se derrumbó”, admiten. Eso sí, podría haber novedades con el brasileño Diogo de Oliveira, por quien cuyos dirigentes esperan una oferta concreta. “Está todo conversado con el club chileno para ceder al delantero, pero necesitamos la formalidad para cerrarlo. Sólo esperamos la oferta escrita de Colo Colo para ceder a Diogo”, afirmó a este medio Roberto García, gerente de Plaza Colonia de Uruguay.

Sin embargo, la operación también se cayó, por lo que en Macul deberán seguir buscando una nueva alternativa, mientras pasa el tiempo y Gustavo Quinteros comienza a perder la paciencia por la demora. Y, sobre todo, por la frustrada llegada de su mayor pedido.

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