Marea naranja en Viña

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La cada vez más masiva participación de atletas internacionales sigue dando impulso a una ciudad que acogió por sexta ocasión uno de los eventos deportivos del año.



Solo hay dos eventos que logran congregar a una multitud en la Avenida Borgoño, esa que bordea la playa Reñaca, una de las más acudidas durante la época estival en el país. Uno es la noche de año nuevo, con su espectáculo de fuegos artificiales al borde del mar. El otro, el Maratón Internacional de Viña del Mar, que vivió este domingo su sexta edición, una versión más internacional y multicultural que nunca.

Más de 11 mil atletas de todas las edades, incluyendo deportistas discapacitados, llegaron hasta el principal balneario del litoral central. Las calles del borde costero de Viña del Mar, Valparaíso y Concón se tiñeron de un naranja fosforescente, que paralizó las actividades matutinas para dar vida a la competencia más masiva de la región, que atrajo runners desde Estados Unidos hasta la Patagonia.

El marco fue inmejorable: la competencia y el entorno frente al mar, que acompañó en todo el circuito a los atletas. La meteorología hizo posible el buen desempeño de los corredores, ya que a los 10 grados de temperatura se sumó una espesa bruma, acompañada de una leve garúa muy típica de la zona.

A las 8 de la mañana largaron los 42 y 21k, y sobre las 8.40 partieron los 10k. A medida que avanzó la jornada la gente salió a las calles para acompañar. El entusiasmo característico del público viñamarino y porteño se hizo notar, algunos arriba de sus bicicletas y otros corriendo camuflados en medio de la marea naranja. La carrera ha generado una identidad propia en Viña, el segundo maratón más importante del país tras el de Santiago.

La jornada no solo estuvo marcada por la particularidad del escenario, sino también por la participación de runners africanos por primera vez en Viña, tradicionales dominadores de las pruebas de fondo y medio fondo. Fue el caso de cuatro keniatas, dos en la categoría masculina y dos en mujeres. Justamente fueron de esa nacionalidad los ganadores en la distancia de 42 kilómetros, ambos con récord para la carrera.

Nicholas Chelimo Kipkorir batió la marca del corredor nacional Leslie Encina, vigente desde 2015, con un tiempo de 2 horas, 13 minutos y 48 segundos. Mientras que en la modalidad femenina, Beatrice Toroitich se impuso en 2 horas, 35 minutos y 53 segundos.

En total fueron 1.438 deportistas en 42k, 5.263 en 21k y más de 4 mil en 10k, en un récord de asistencia que destacó por los 564 argentinos que llegaron a participar en la prueba. Los ganadores en las restantes categorías masculinas fueron Mauricio Flandez y Carlos Díaz, en 21 y 10 k, respectivamente. Mientras que lo propio hicieron Margarita Macías y Stephanie Baradid en la sección femenina.

Dentro de las originalidades para este año también destacó la premiación a los mejores atletas nacionales en la distancia más extensa. En hombres se quedó con el honor Francisco Méndez, y en mujeres el galardón fue para Giselle Álvarez.

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