Instaladas. Reiteradas. Dañinas. Así son ciertas ideas que se insertan en el medio futbolístico y se repiten hasta el cansancio para, finalmente, legitimarlas como reales. En muchos casos son discutibles y en otros falsas. Pero para muchos es mejor creerlas, porque es más fácil repetir que investigar. Y más popular estar de acuerdo que disentir.

Sobre todo, cuando la mayoría ya ha aceptado que son así. A pocos les interesa comprobar e investigar esas realidades virtuales impuestas como verdades. Pero es bueno que a veces se derriben algunos mitos. Para estar preparado cuando la realidad de una bofetada o para no tragarse tanta excusa barata amparada, precisamente, en estas realidades virtuales creadas y sostenidas por ignorancia o interés.

En razón de esto, se observan variadas reacciones por la pésima actuación de los equipos chilenos en la Sudamericana y la Libertadores. Vergonzoso, preocupante, lógico. Las opiniones son diversas e inquietantes. Porque cuando un técnico como Vitamina declara sentirse "satisfecho y orgulloso por el desempeño de sus jugadores" habiendo perdido con un equipo venezolano en primera ronda, es que de verdad se han traspasado todos los límites.

Es cierto que el fútbol chileno ha retrocedido en el vecindario y que el nivel de sus equipos está lejos de la normalidad histórica, pero tampoco es bueno que algunos se aprovechen de esta involución para seguir cómodos en medio de la mediocridad.

Lo de Sánchez es inaceptable. Caracas no es más que Everton y Venezuela no es más que Chile en el fútbol. No quieran convencernos de lo contrario. Por lo mismo, Colo Colo tiene una obligación y también Union hoy por la noche. Si Sport Huancayo elimina al cuadro rojo será un fracaso. Aunque en realidad, Segovia, Perdiguero y compañía parecen estar más preocupados del negocio de la Universidad y las torres de departamentos que de reforzar al equipo.

En el caso de la U, ya se escuchan excusas por el nivel de los rivales, aceptando como realidad virtual que Racing, Cruzeiro y Vasco Da Gama son infinitamente más poderosos futbolisticamente. No es tan así. Los nuestros no son los de antes, pero los gigantes del Atlántico tampoco tienen en sus filas a sus súper estrellas. Ésos juegan en Europa hace rato. Antes de comerse esta realidad instalada, revise sus planteles y vea cúantos nombres meten miedo. Se va a sorprender. Es difícil pero posible.

La clave no está en las platas sino en la convicción y el esfuerzo. La U dé Sampaoli y el Colo Colo de Borghi brillaron a nivel internacional en plena miseria interna. No fue un milagro. Fue trabajo.