Ni cerca

Carlos Carmona
Carmona en un partido frente a Toronto en octubre. Foto: AFP.


Si la publicaba 48 horas más tarde pasaba como una broma del Día de los Inocentes: el 26 de diciembre pasado salió una columna de mi autoría, asumo el excesivo optimismo al borde del ridículo, donde señalaba que Colo Colo se estaba armando de buena forma para enfrentar la Copa Libertadores. Entonces, tal vez imbuidos por el espíritu navideño, parecía cosa de horas para que Lucas Barrios y Carlos Carmona firmaran con los albos. De la misma forma, Miiko Albornoz aparecía en el horizonte para darle velocidad e intensidad europea a la defensa.

Con esos tres hombres, todos probados y de muy buen nivel para Sudamérica, más el plantel que había ganado el Torneo de Transición, por lejos el más potente del fútbol chileno, parecía que Aníbal Mosa configuraba un equipo competitivo para enfrentar la Copa.

Veinte días después tengo que agarrar la columna, doblarla en cuatro partes y buscar para ella un destino anatómico. Colo Colo, salvo el arquero Brayan Cortés, no sólo no ha contratado un solo jugador, sino que, además, se despotenció prestando a Marcos Bolados, Andrés Vilches y Bryan Véjar. Sumemos las lesiones de Iván Morales y Octavio Rivero que dejan a Nicolás Orellana y Esteban Paredes como únicos delanteros posibles. Es decir, este Colo Colo que debe enfrentar la Copa es mucho más débil que el que debió exprimir hasta la última fecha el Transición para sacarle los dos puntos de luz que le dieron el título sobre Unión Española.

¿Cómo se explica? La tarea de Aníbal Mosa era armarle un gran plantel a Pablo Guede y sacarse la mufa de 11 años sin pasar a la segunda ronda. Ni cerca. Una cosa es no contar con recursos y que los jugadores de nivel están cada día más caros, otra muy distinta es no traer a nadie y andar de porrazo en porrazo. Esta función ya la hemos visto, sin un gerente técnico serio, preocupado de verdad en el seguimiento de jugadores y la conformación de planteles equilibrados, Colo Colo en la última década se ha dedicado a llenar planillas in extremis, trayendo cualquier cosa cuando el debut en la Libertadores está a la vuelta de la esquina. Este 2018 se suponía que las cosas serían distintas y los dirigentes se encargaron de recordarlo en todos los tonos. Pero ha ocurrido lo de siempre: los buenos jugadores no aparecen, los plazos se acortan y los rivales coperos se potencian.

Seguro que esta semana será frenética para Aníbal Mosa. Las lesiones de Rivero y Morales complicaron las cosas a un nivel impensado. Ya no es Lucas Barrios, es cualquiera. Tendrá que abrir la billetera y salir a buscar. A ver cómo lo solucionan, porque no hay tanto de dónde elegir (y por eso había que trabajar con tiempo). Esperemos que no se sumen otros nombres a la triste lista donde figuran Caliche Salazar, John Jairo Castillo, Gino Clara, Martín Tonso o Javier Reina.

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