Pablo Lemoine: "No visualizo que no haya un proyecto claro"

Lemoine

El legendario expilar de los Teros es el nuevo head coach del rugby chileno, enmarcado en un proyecto de alta competencia. Tiene pasos por las selecciones uruguaya y alemana. Es el tercer entrenador en tres años.



Como buen uruguayo, Pablo Lemoine (43) toma mate y conversa. Llegó para ser head coach del rugby chileno. Experiencia le sobra: clasificó a los Teros al Mundial de Inglaterra 2015, tras 12 años de ausencia. Su última aventura fue con Alemania, donde no logró pasaporte a Japón 2019. Pese a ser el tercer técnico en tres años y la feble planificación acusada por los renunciantes, el expilar de Stade Français de París y mundialista Gales 1999 y Australia 2003 confía en el proyecto. El primer desafío será en noviembre ante los Maorí All Blacks.

¿Qué lo motivó a venir a Chile?

Soy un técnico profesional y me especializo en proyectos de alto rendimiento. Es para lo que me he preparado, con distintos cursos, distintas formaciones y el proyecto de Chile es uno en ese sentido. Claramente, cuando uno se prepara y te ofrecen algo con futuro y con determinadas características, que a uno le convienen, lo acepta. Todo lo que se viene para el rugby chileno es un buen proyecto.

¿Cuál es su proyecto?

La creación de un centro de alto rendimiento, estructuras de alto rendimiento y el resultado de eso tiene que ser jugadores de alto rendimiento. Estamos teniendo una exigencia que no quita que sean amateurs, pero expuestos a una competencia de nivel.

Usted impulsó el Centro de Alto Rendimiento en Uruguay. ¿Pretende replicar esto acá?

Los centros de alto rendimiento son iguales en Uruguay o en Inglaterra. Con diferentes medios y sobre todo en cuanto a la inversión, pero el objetivo es el mismo. Sin lugar a dudas que acá lo replicaremos, pero para las necesidades de Chile. Todos los países son diferentes y hay diferentes cosas por trabajar.

¿En qué consiste el Plan Estratégico de Alto Rendimiento de la federación?

Podrá parecer una redundancia, pero es la creación de esas estructuras acompañadas por lo económico, que tienen determinadas necesidades en lo deportivo y en la competencia. No es lo mismo jugar un partido ante una provincia argentina que contra los Maorí All Blacks. Hay objetivos diferentes, que están planteados de una forma global dentro de un plan.

¿El proyecto contempla un trabajo multidisciplinario con menores?

Sí. Estoy convencido de que el seleccionado tiene que ser formado con parámetros para ese nivel. Esto comienza desde que son muy chicos, con 14, 15, 16 años, para que entiendan las necesidades y que después no agarren a un chico de 21 años y se intente inculcarle todo en muy poco tiempo. El alto rendimiento y el tiempo van muy de la mano. Se necesita un desarrollo natural para lograr determinado jugador. Hasta hay estudios de la cantidad de repeticiones para llegar a un grado de excelencia; no creo en eso, pero sí en el tiempo y me parece que es un factor esencial.

¿Cuánto tarda formar un jugador?

Un jugador de 16, con cinco años de trabajo, tiene una base para llevarlo a un nivel de exigencia mayor.

¿Cómo podría describir al rugbista chileno?

Es súper técnico y con muchísima destreza. Por lo general, provienen de colegios británicos o de estructuras donde el deporte es muy importante. Eso conlleva un perfil atlético muy bueno. En la parte mental, necesitan estar posicionados de determinada manera en la cancha. Entonces, la idea es trabajar mucho sobre esos problemas que se encuentran en el campo.

¿Cuáles son sus objetivos?

A corto plazo, preparar todo para la ventana de noviembre, que será muy complicada, porque será ante los Maorí All Blacks. Es un debut muy complicado, pero súper interesante, un baño de realismo. Estos partidos reflejarán dónde estamos. La meta a largo plazo es generar jugadores de alto rendimiento en un esquema de selección; si se logra, de aquí a tres o cuatro años, en las eliminatorias para el Mundial habrá un equipo más preparado y con objetivos claros.

Si es que se logra quemar esas etapas ¿Hay chance de ir a un Mundial?

Dos cosas. No las vamos quemando, si no que, al revés, las recogemos y avanzamos. Hay que estar un poco locos para soñar, no es algo malo. Las cosas hazañosas pasan porque en un momento alguien dijo 'esto no se puede' y se puede después. A veces, las cosas que pasan todos los días no son tan motivantes como algo medio loco o hazañoso. Prefiero pensarlo como algo loco para que todo este grupo que formemos busque eso diferente.

En Chile ha habido varios coaches que se han ido por la falta de un proyecto estable. ¿Está al tanto de esto?

Sí, sé que ha habido diferentes head coaches en Chile y que no han tenido proyectos estables. Son contextos y creo que el deporte es una herramienta de evolución constante. En mi caso, vengo con un proyecto de Sudamérica Rugby, World Rugby y Chile Rugby, así es que no visualizo que no haya un proyecto claro, desde todas las partes. Me siento totalmente confiado.

¿Ser uruguayo y conocer la realidad sudamericana le permitirá desarrollar mejor el proyecto?

No sé. Tengo ventajas porque conozco a los rivales. Después, lo de Chile me estoy interiorizando ahora. La ventaja por ser uruguayo o no, la veo más en conocer a Uruguay o a Brasil por haberlos enfrentado tantas veces. Vamos a ponerle que sí ayuda (ríe).

¿El rugby en Chile posee un carácter centralizado y elitista?

Esta pregunta que me haces la contesté una infinidad de veces en Uruguay. Aquí también hay una idea de elitismo. El rugby se desarrolla en diferentes contextos sociales y se juega en diferentes niveles. Que las cosas comiencen en un nivel y que después generen un efecto de rebote, es algo positivo. Cada uno desarrolla el deporte como puede. Es como decir que el fútbol lo juega determinado estrato social en Chile, en Uruguay pasa lo mismo. Los deportes en sí son abiertos, después hay franjas que toman más a un deporte o a otro. No hay que cuestionarlo si es elitista o no. Vengo de un país donde la capital tiene de casi dos millones de personas y el resto del país, 500 mil; entonces, tengo claro lo que es la centralización. Al interior de Uruguay hay solo dos clubes. Son cosas naturales y que no hay que cuestionarse mucho.

Entonces ¿Cómo llevar el rugby a lugares donde no está?

No tengo la interiorización exacta. Sé que hay equipos en el sur y en el norte. Santiago queda en la mitad, o sea, hay rugby en todos lados. Si queremos hablar de un proyecto en escuelas públicas, es un tema que ve el oficial de desarrollo. No es mi área, no es algo domine.

¿El rugby en Chile sigue siendo una actividad muy amateur?

No, no es tan amateur. Las estructuras son casi todas rentadas desde las asociaciones. Eso ya da un grado de profesionalismo. También insisto, que el pagar no te hace profesional, sino que te hace rentable. Capaz que ahí hay que trabajar un poco, que las estructuras generen más calidad de rugby, más beneficios para esos jugadores amateurs que ponen su cuota en el club y mucho tiempo de sí.

En Chile el Seven registra muy buenos triunfos. ¿Planea trabajarlo en conjunto o prefiere dividir?

Las naciones como Chile, Brasil, Uruguay, Kenia, Canadá, Alemania son países en las cuales la separación de los programas puede generar un daño muy grande. Primero por una falta de jugadores, también una falta de presupuesto y en fin, una serie de cosas que pueden provocar grandes dificultades.

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