Pánico escénico

Mauricio Pinilla, Jean Beausejour
Foto: Photosport.


El marcador estaba 1-0 favorable a la U y Colo Colo, con pocas ideas y ayudado por el repliegue de su rival, dominaba sin hacer daño. Arranca Angelo Araos por la izquierda en contragolpe, se interna profundo en el campo de los albos, levanta la cabeza y no ve a nadie. Su compañero más cercano, Yeferson Soteldo, apenas se asoma cruzando la mitad de la cancha. Mauricio Pinilla está a 50 metros, instalado como volante de marca. No iban ni treinta minutos del primer tiempo.

Jorge Valdano, con su riqueza de léxico y su capacidad para hablar en forma elegante aún en el camarín más sucio y con la camiseta más transpirada, le llama pánico escénico. El nombre coloquial lo saben ustedes de sobra.

La U, ayer, anotó el primer gol a Colo Colo y, como ese alumno de séptimo básico que le asesta un combo al grandote del Cuarto Medio, sólo atinó a refugiarse en un rincón, esperando histéricamente la paliza.

Lo paradójico, y esto agrava la falta azul, es que no se le vino encima una tromba futbolística que lo desbordó, lo metió en su área y lo mató a pelotazos. Sino que era esta versión de Colo Colo: cansina, golpeada, con un entrenador que renuncia día por medio, con jugadores cortados y al borde de la más humillante eliminación en la Copa Libertadores.

Con lo justo, el hambre de Paredes que se potencia en los clásicos, los chispazos de Valdivia, la regularidad de Baeza y el oficio de un plantel acostumbrado a ganar clásicos, Colo Colo se impuso sin mayor apremio. No fue mucho lo que hizo el equipo, aparte de los goles, Herrera paró un solo balón directo. Es más, el nivel de los albos fue casi el mismo que lo hizo perder contra Delfín en el Monumental o San Luis en Quillota.

Párrafo aparte el descontrol de los veteranos de la U: Pizarro insultado, Pinilla retando los noventa minutos a Soteldo, Herrera culpando al árbitro y Beausejour enojado con todo el mundo. Lo de Jean Beausejour no tiene explicación. Un jugador que ha construido su carrera desde la banda izquierda, pero también desde la sangre fría, la moderación en las declaraciones (siempre razonables y elocuentes) y la falta de vínculo con cualquier exceso absurdo. Ayer no desbordó, erró la mitad de los pases, metió apenas un centro, se peleó con compañeros y rivales, fue bien expulsado por una agresión y terminó a los pechazos con Mauricio Pinilla, en una imagen que dará la vuelta al mundo.

El desconcierto entre los hinchas azules tiene una buena explicación: una cosa es perder, otra es ser aplastado por la responsabilidad. Si algún extranjero despistado hubiera visto el partido de ayer, concluiría que el equipo en crisis era la U y el que marcha sin cuestionamientos era Colo Colo.

La cabeza azul debería preocupar en Azul & Azul. No sólo por el descontrol y arrugue de los jugadores, también, y más preocupante, por la mala lectura de su entrenador para este partido. Una vez más, frente a Colo Colo, Hoyos hace exactamente lo que el rival necesita.

¿Y Colo Colo? Bueno, el enfermo no ha mejorado. Apenas le bajó la fiebre. Guede alargó el puente colgante agregando un par de tablas. Pero el abismo sigue ahí.

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