Hay cierto aroma a revancha en las palabras de Patricio Rubio (29). También cierta nostalgia en su mirada, clavada ahora, en este soleado mediodía de Concón, en el horizonte (azul, por cierto) que se divisa desde la ventana. Hay todavía demasiadas cuentas pendientes. Algunos días después de sepultar a Colo Colo en Sausalito, de hacerle un nuevo guiño a la U y de mostrar a Everton el camino que lleva al final del túnel, el capitán del cuadro ruletero se confiesa.

Es el hombre de la semana...

Sí, bueno, fue una semana ajetreada, pero feliz por reencontrarme con el gol de esta manera.

¿Una reivindicación personal, más allá de los tres puntos?

Sí, porque hubo un alza en el juego, porque estaba al debe con los goles y porque no habíamos hecho buenos partidos.

El del domingo no fue su primer póker de goles...

No, en mi segundo partido con la U (en 2013) tuve la suerte de hacerle cuatro goles a Antofagasta, pero uno nunca se lo espera. Te imaginas que puedes hacer dos. Ya, tres... Pero cuatro es como mucho.

¿Es buen jugador de póker?

Mentiroso.

¿Fue más especial este póker que aquel ante Antofagasta?

Sí, obvio, por la jerarquía del rival y por mi pasado en la U. Porque desde que estuve en la U, aunque suene a cliché, me enamoré de su hinchada, de todo lo que conlleva, de un equipo luchador. Porque si no sales campeón luchando, no es la U. Vayas perdiendo o ganando, primero o último. Te vas enamorando de todo eso y por eso creo que este se disfrutó más.

Pero usted es formado en Colo Colo. ¿No pensó en no festejar los goles por respeto?

No, nunca, porque nunca me quisieron, nunca me dieron oportunidades, me echaron, me desecharon. Es así. Me echaron a los 18 años. Estaba a cargo de cadetes Juan Gutiérrez y me dieron la carta de libertad, me fui libre y empecé a hacer mi carrera. No hay cariño ni mucho menos.

Se cobró su revancha, pues.

Puede ser una pequeña revancha. Tener la suerte de hacerles cuatro goles es una revanchita.

No sólo los celebró, sino que uno de ellos, el segundo, fue además con dedicatoria incluida...

Salió en caliente. Sus hinchas en todo momento me estuvieron insultando, puteando, y se me ocurrió celebrar así.

¿Por qué se lo dedicó a la U?

Por todo, porque uno es hincha de la U, por el Clásico, que obviamente quería que ganara la U, y porque venían confiados de que nos iban a ganar porque íbamos colistas. Fue un tapadón de boca para ellos y para la gente.

Se declara hincha de la U.

Sí, soy hincha de la U, veo los partidos, tengo amigos como Johnny, Lorenzetti, Matías Rodríguez, Mauro, el kinesiólogo, Juanca, el paramédico, Don Sabino Aguad... Tengo mucha cercanía.

¿Le gustaría volver?

Me gustaría volver y espero poder volver, retribuir todo el cariño y como a lo mejor mi segundo paso por la U no fue bueno, quiero volver y reivindicarme.

¿Y cuál cree que sería la reacción mayoritaria del hincha de la U de producirse su regreso?

La gente tiene ese recelo de que como salí de Colo Colo, soy de Colo Colo, pero no es así. Pero igual mucho no hay que hablar, hay que demostrar en la cancha, ahí donde se ven los gallos. Y creo que lo tomarían bien. A una cierta parte a lo mejor no le va a gustar, pero hay que dar vuelta a esa gente en la cancha con goles.

¿En qué equipo diría que se vio su mejor versión?

En la U de Lasarte. Récord histórico de puntos en torneos cortos. Salimos campeones con 41 y yo hice goles en las últimas diez fechas seguidas. Fui parte importante de ese título. Lo siento así, no es que sea agrandado..

Estamos en plena fecha FIFA, ¿se ve de nuevo en la Selección?

Uno siempre tiene esa ilusión, pero sé que hay jugadores de gran nivel. Sólo me queda seguir trabajando y haciendo goles, que es lo que me va a llevar a la U, al extranjero o a la Selección. Sin goles, no hay oportunidades.

Dio la vuelta larga; ¿se arrepiente de alguna decisión?

No, nunca, yo voy aprendiendo de los errores también. No me arrepiento de nada. Me gustó haber dado la vuelta larga además, haber sufrido, haber jugado en canchas de tierra, ducharme con agua helada, que no hubiera ropa para entrenar. Eso te enseña después a valorar lo que tienes.

¿No fue un error irse a México?

No, porque todavía tengo contrato con Querétaro, me paga bien y con eso mantengo a mi familia. Estoy tratando de asegurar mi futuro. A lo mejor no aproveché las oportunidades, y ahí está el error.

¿En qué punto está su carrera?

Cuanta más edad, más maduro me siento, mejor estoy leyendo el juego y mejor estoy jugando. Me estoy reencontrando.

¿De dónde viene?

Soy de Santiago centro, del barrio Franklin, donde aún viven mis abuelos, mis tíos, mi mamá. Ahí es donde me crié y donde tengo mis amigos jugando en una liga de futbolito en cancha de tierra. Nunca he dejado de verlos, soy muy apegado a mis inicios. Mi infancia fue así, todo el día jugando en la calle, hasta que el fútbol me cambió la vida. Me dio un techo, grandes amigos, aunque poquitos, porque en este mundo hay poquitos amigos, y me permitió ayudar a mi mamá y a mi familia. Eso me deja tranquilo y con eso me queda el corazón lleno.

¿Y cómo es su vida hoy?

Soy bien casero. No hago nada del otro mundo, nada extraordinario. Vamos al parque con las niñas a pasear. Al que sea, no soy de los que se esconden ni de los que van a otros lugares para que la gente no los vea. No soy así.

¿Es buena su relación con Javier Torrente?

Muy buena. Con el profe estoy eternamente agradecido porque llegó y me dio la capitanía, el mando del equipo. Y aunque es un momento difícil, es una linda tarea.

Con el anterior, Vitamina Sánchez, no terminó tan bien.

Con él tengo cero relación, nada.

¿Un problema en particular?

No, en su momento se hablará del tema, pero ahora prefiero no hablar y ayudar al equipo. Todo acabará cayendo por su propio peso. Hoy yo estoy acá en el equipo y él no está. Por algo pasan las cosas. Yo estoy jugando, él no está dirigiendo y esperamos nomás nosotros poder salvar al equipo.

¿Y a quién ve campeón?

Católica, dentro de lo irregular, se ve bien. Ha tenido una cuota de suerte, pero a veces los campeones la necesitan. Antofagasta me gustó, viene bien y se puede meter por los palos. Me gustaría que no fuera campeón un grande. Sería lindo, y apunto a Antofagasta.

¿Qué le pareció el estado en que el plantel de Colo Colo dejó los camarines de Sausalito?

Está mal, pero ojalá que hayan aprendido la lección. Somos personas, seres humanos, y no podemos hacer eso. Dejar lleno de barro el lavamanos no es forma. En su casa me imagino que no lo hacen, entonces por qué venir y hacerlo en el camarín del rival. A lo mejor influyó la calentura del momento, pero hay que tener también un poquito de conciencia con la gente que limpia el estadio.

¿Una meta de goles?

Quedan ocho fechas y ojalá pueda hacer un gol por fecha. Más que por mí, por ayudar al equipo. Porque yo pude haberme ido ahora a mitad de año, pero me quedé para esto, para ayudar al equipo a que se quede en Primera.

¿Y se queda?

Sí, seguro que sí.