Valdivia tiene la llave

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Colo Colo se impuso a Curicó con una gran actuación del mediocampista, a quien le bastaron 30 minutos para cambiar la historia del partido. Paredes, que llegó a 205 goles, y Barrios anotaron los tantos en el Monumental.



No brilla, pero gana. No tiene volumen ofensivo, pero se impuso en los dos partidos disputados en esta segunda rueda y se puso a seis de los líderes. No saca aplausos de sus hinchas por lo que muestra, pero los ilusiona con su capacidad goleadora de la mano de Paredes y Barrios. Esto es hoy Colo Colo. Un equipo sin muchas ideas, con grandes individualidades y que está sacándoles máximo provecho a las pocas chances de gol que tiene. Y que además les saca rédito a los tropiezos que acumulan los de arriba. Ecuación perfecta desde lo numérico.

Claro que nada de lo que se vivió en el final, con festejos y abrazos albos, poco tuvo que ver buena parte del partido. Porque otra vez el cuadro de Tapia tardó demasiado en hacer pie en el Monumental. Durante 60 minutos corrió detrás de los jugadores visitantes, que parecían tener el dominio del partido. Pero aquello solo fue un espejismo. Las individualidades terminaron marcando la diferencia, empezando por Jorge Valdivia, quien tuvo un gran reestreno.

Curicó sorprendió de entrada a Colo Colo. Con valentía, salió decidido a jugar el partido. Corrió riesgos, quedando a ratos hasta mano a mano en el fondo, con el fin de recuperar el balón en campo rival. Incomodó a tal punto al cuadro de Tapia, que ni Paredes ni Barrios entraron prácticamente en juego durante la primera media hora. Ni siquiera la presencia de Jaime Valdés en el mediocampo, rompiendo la estructura de tres volantes centrales como ocurrió ante La Calera, le dio claridad al Cacique.

Con Cristopher Díaz y Franco Bechtholdt posicionados en terreno colocolino, el partido casi siempre se jugó al ritmo de lo que pretendía Curicó. Martín Cortés y Nicolás Gauna obligaban a que los laterales albos, tanto Opazo como Pérez, estuvieran siempre más preocupados de marcar que de proyectarse. Entonces, con el control del balón casi en exclusiva en ese primer tiempo, se le hacía más fácil a la visita. Incluso, tuvo un par de chances para abrir el marcador en esos pasajes, pero la impericia de sus delanteros y la buena actuación de Orión, mantuvieron el cero.

Colo Colo simplemente no podía conectar tres pases seguidos en campo rival. Mérito de Curicó por la presión impuesta, pero también por la poca sorpresa de los albos. Todo parecía supeditado a alguna genialidad de Barrios o Paredes, quienes estaban poco abastecidos. Valdés, ubicado como un volante por la izquierda, corrió siempre detrás de la pelota, y cuando quiso participar en la generación de juego, casi siempre fue anticipado. Así, no había nadie que pusiera una cuota de luz futbolística en el equipo de Tapia.

Afortunadamente para el técnico del Cacique, tiene una banca generosa a nivel local. Superior a casi la de la totalidad de los equipos del torneo. Y lo hace sentir. Así como la semana pasada fue el Pájaro Váldes el que torció la historia a su favor ante La Calera en Sausalito, esta vez fue Valdivia el que cambió el rumbo del partido. Porque a partir de su ingreso, Colo Colo modificó todo. La velocidad y también la movilidad. Todos se contagiaron con el Mago. Dos habilitaciones bastaron para asustar a la visita, que sintió enseguida su presencia en la cancha. En la tercera, el volante encontró a Opazo desmarcado. El lateral habilitó a Paredes en el área y el ariete no falló frente al pórtico de Santelices. Gol número 205 del delantero, que ve cada vez más cerca la posibilidad de superar a Francisco Valdés como máximo anotador del fútbol chileno.

Curicó sintió demasiado el gol de Paredes. No solo por lo inmerecido, de acuerdo al trámite que tenía el partido. Además, pocos minutos después se quedó con un hombre menos, producto de la expulsión de Franco Bechtholdt. Con 10 jugadores, ya no podía recuperar el balón en campo contrario y quedó a merced de los albos, que prefirieron dormir el partido para no correr mayores riesgos. El gol del final de Barrios solo sirvió para decorar aún más un resultado a todas luces exagerado, pero que es un premio al poder de fuego de Colo Colo, que sin brillar ni jugar bien, ya empieza a meterles miedo a los líderes.

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