Vargas lucha contra las leyendas

EDUARDO VARGAS

Pese a ser el segundo goleador histórico, sigue estando lejos de la consideración como el mejor ariete de la Selección. Los números de Turboman en la Roja son indiscutibles. Un dato: en partidos oficiales, solo Zamorano tiene más goles.



Si el análisis futbolístico solo se guiara por los fríos números, seguramente nadie podría discutir a Eduardo Vargas (29) como uno de los mejores delanteros de Chile de la historia. Sus goles con la camiseta de la Selección están grabados con letras doradas en la época más gloriosa de la Roja, al tiempo que no solo le valieron entre otras cosas consagrarse dos veces como exclusivo artillero de la Copa América, sino que además resultaron fundamentales para las dos vueltas olímpicas del combinado chileno. Por si fuera poco, su voracidad frente al arco rival cada vez que viste la casaquilla nacional es tremenda y todo indica que en corto tiempo se alzará como el número uno entre los máximos anotadores.

Desde ese punto de vista, tan infalible como desprovisto de cualquier subjetividad, nadie se atrevería a bajar del selecto podio de los grandes delanteros de la historia de la selección nacional al jugador formado en Cobreloa. Pero entrando a la cancha, analizando trayectoria en clubes y comparándolo con otros legendarios artilleros de la Roja, la pregunta cae madura: ¿en qué lugar queda Vargas entre tantas leyendas?

Sin duda, únicamente poniéndolo en la balanza de los otros cuatro goleadores históricos de la Roja (Sánchez, Salas, Zamorano y Caszely), queda como mínimo un paso atrás por su recorrido en el exterior. No se consolidó como titular nunca en Europa y en América apenas tuvo destellos. Todo lo contrario con sus eventuales competidores, más allá de que Caszely jugó buena parte de su etapa en España en el ascenso.

Uno de los grandes logros individuales a nivel de clubes de Turboman fue haberse consagrado goleador de la Copa Sudamericana en 2011 con la U, logro que le valió pelear mano a mano con Neymar como el mejor jugador del continente de esa temporada.

Sin embargo, su corta estadía con los azules y principalmente su irregularidad en Europa le quitaron fiabilidad y le impidieron transformarse en el faro de una generación. Para colmo, debió competir con Alexis Sánchez durante toda esta década como el ariete más representativo de la generación. Y ahí, más allá de que lo termine sobrepasando en el listado de artilleros de la Roja, jamás tendrá la trascendencia ni influencia del tocopillano.

Es quizás ese punto, el de la transcendencia y liderazgo futbolístico de una generación, lo que termina desplazando a Vargas a lugares secundarios. Porque aún cuando Salas y Zamorano ya fueron sobrepasados en el ranking por el renquino, nadie podrá poner en duda lo que representaron ambos en un momento muy particular del fútbol chileno. Ellos dos acabaron con una sequía de 16 años sin ir a una Copa del Mundo, y llevaron en alto la bandera de Chile por todo el mundo. No hubo nadie en el planeta fútbol que no los reconociera como uno de los binomios más temidos a nivel de Selección.

A medida que los números de Vargas se sigan incrementando con la camiseta de la Selección, la discusión cobrará cada vez más vigencia. Pero el legado de Salas, Zamorano, Sánchez y Caszely, no lo borra una simple estadística. El tiempo le dará a cada uno el lugar que le corresponde. Pero lo concreto es que Turboman corre con desventaja, aunque sus goles con la Roja digan lo contrario.

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