Venezuela fue local en Chile… y contra Chile

Hinchas venezolanos
Foto: AgenciaUno

El Teniente fue una muestra de la nueva realidad del país. Gran parte de los 10 mil espectadores que llenaron el estadio apoyaban a la Vinotinto. Cantaron, gritaron y celebraron más que una Marea Roja visiblemente decepcionada



Rancagua fue un espejo del nuevo Chile. Aquel sumergido en una diversidad abrumadora, no siempre aceptada, pero que está ahí, latente. En El Teniente hubo dos países que hicieron de local. Chilenos y venezolanos, estos últimos de manera fervorosa y alegre, animaron a Venezuela como si estuvieran en Caracas, en el hogar que añoran tanto. Con la victoria, sin embargo, la balanza se cargó inexorablemente: si hubo un local, esa fue la Vinotinto.

El estadio desde temprano lo atiborraban extranjeros. El choque entre Brasil y Colombia traía las primeras banderas franjeadas con amarillo, azul y rojo. El fútbol no acompañó, aunque el sentimiento caribeño, esa soltura de espíritu tan típica de la parte central del continente americano, ya estaba instalado.

Con la previa al encuentro entre chilenos y llaneros, la fanaticada "visitante" dio rienda suelta a todos las frases comunes que vienen a la cabeza cuando se piensa en ellos. Cuando el seleccionado de Dudamel pisó el césped, montaron una verdadera fiesta. Fue una explosión de alegría, emoción y, sobre todo, nostalgia.

"Ver a toda esta gente vibrando por Venezuela, lejos de nuestro país, es algo maravilloso. Es emocionante, la nostalgia es enorme", cuenta a La Tercera una hincha vinotinto, con la victoria de su escuadra ya consumada. Porque la algarabía fue enorme. El tempranero gol chileno no los acalló. Para qué decir con la pronta paridad. Sobrepasaron en decibeles a una Marea Roja decepcionada de un conjunto timorato, que no le responde al apoyo manifestado en las gradas.

Cada pelota ganada por el conjunto, que hoy vistió de blanco, era celebrada como un gol por su parcialidad. Cada carrerón emprendido por Jan Carlos Hurtado, el espigado, potente y talentoso nueve venezolano, era aclamado como un triunfo. En los minutos finales, cuando la victoria por 2-1 ya casi estaba en el bolsillo y la Rojita apretaba por el empate, el griterío se tornó ensordecedor.

Un hincha emocionado, tras abrazarse con sus pares, confiesa: "El triunfo va más allá de lo futbolístico, es apoyar a tu país lejos de casa, es una demostración de que somos una nación libre".

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