La mirada migrante de las teleseries chilenas

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A partir de las últimas olas migratorias, actores colombianos, haitianos y venezolanos han llegado a la pantalla. Dicen estar dispuestos a probar diversos roles, pero "sin caer en estereotipos".


Las teleseries nacionales nunca han sido exclusivamente chilenas. Las primeras producciones de este tipo, a fines de los 60 en Canal 13, tuvieron en sus créditos al guionista argentino Néstor Castagno y al director brasileño Herval Rossano. Y en La madrastra (1981), la emblemática telenovela local, dos de sus tres protagonistas, Jael Ünger y Walter Kliche, eran de origen uruguayo. El hijo de este último, Fernando, junto al cubano Juan Falcón, el argentino Paulo Brunetti y la italiana Alessandra Guerzoni, son otros intérpretes foráneos que han hecho carrera en la industria criolla.

Durante medio siglo, eso poco pareció importar. En contadas ocasiones la nacionalidad de estos actores fue algo que se trató en pantalla. Pero los cambios en los flujos migratorios y su impacto en el país en los últimos dos años han permeado las historias y personajes que hoy se ven en las teleseries, con elencos que se han ido acercando a lo que se entiende por multiculturalidad y tramas que han incorporado la idea de "lo extranjero".

Un espejo en la ficción de la realidad del país, particularmente visible desde 2017, con el estreno de La colombiana (TVN), teleserie que puso en el eje de su guión temáticas como la integración y también la xenofobia de algunos chilenos frente los nuevos migrantes. En paralelo a su estreno, la Encuesta de Caracterización Económica y Social, Casen, cifraba en 777.407 el total de inmigrantes en el país, un alza del 67% en relación a 2015.

Hoy ese número es casi el doble -un millón 250 mil inmigrantes, según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas- y los países de origen de quienes llegan a Chile también son otros. La televisión ha tomado nota y hoy los dos canales con áreas dramáticas en funcionamiento -Mega y Canal 13- cuentan con cerca de una decena de actores colombianos, haitianos y venezolanos en los elencos de sus telenovelas al aire.

Es el caso de Lucas Mosquera, oriundo de Medellín, quien vive en Santiago hace cuatro años y debutó en pantalla en La colombiana. "Me gradué del colegio e hice la teleserie en TVN. Allí se tocaba el tema de la inmigración, entonces había una buena oportunidad para nosotros y era la primera vez que se le daba a alguien no-actor e inmigrante un rol importante", cuenta.

La televisión nunca fue su objetivo, "yo quería hacer música y hacía videos para Youtube, pero desemboqué en esto". Sin embargo, tras participar en Wena profe (también en TVN), llegó a Canal 13 con un rol en la nocturna Amor a la Catalán, donde encarna a Alexander. Allí, dice, vio la oportunidad de hacer algo diferente. "Al principio es lo mismo, pero el conflicto que viene después es lo distinto, le pude dar un carácter propio y eso me enganchó", relata.

Más allá de la trama de turno, lo que a Mosquera le preocupa es "no caer en estereotipos, porque no todos los colombianos somos iguales y el colombiano está asociado con lo flaite. Esa es mi lucha, por eso no quise que mi personaje de ahora fuera tan reggaetonero. Este es más salsero", asegura.

En la misma teleserie trabaja la modelo Erlande Augustin, una de las primeras haitianas que participa en telenovelas nacionales. Tiene 21 años y tres viviendo en Chile, y aunque hoy habla español fluido, la barrera idiomática en un comienzo le impidió desempeñarse en lo que buscaba, por lo que estuvo haciendo aseo en una universidad y luego fue garzona. "Como no hablaba bien español no podía trabajar en lo que yo quería y tampoco tenía los contactos", recuerda.

Hoy interpreta a Sabine, una asesora del hogar de su mismo país de origen. "Me enorgullece mucho representar a las haitianas que están en Chile trabajando como nanas. Por mi color podría interpretar a una colombiana o a cualquier otra, pero no, soy haitiana y estoy feliz de serlo", declara.

Su discurso es claro: "Mi sueño no era ser actriz ni estar en la televisión". Pero con esta experiencia, Augustin reconoce que "me gustaría seguir en esto, porque soy una persona que sabe tomar las oportunidades y por algo fui a un casting. No rechazaría una oferta para una teleserie porque para mí todo es aprendizaje". Y en esa misma línea, agrega: "Si me ofrecen otro papel para ser nana, pobre o cuica, lo acepto, no tengo problemas".

En ese mismo elenco están la venezolana Francelis López y la colombiana Carol Matos. Mientras que Río oscuro, también de Canal 13, cuenta con el colombiano Alejandro Fajardo -que antes estuvo en Pacto de sangre- y los cubanos Yohan Aguiar, Seide Tosta y Betsy Camino.

En Mega, en tanto, está Anis Carrión, que dejó Cuba hace poco más de tres años para instalarse en Chile y que en Isla paraíso es Madelyn, una asesora del hogar dominicana. "Cuando me compartieron el dato del casting no especificaban nacionalidad y solo después me enteré de sus características", afirma.

Al igual que Augustin, asegura que "no soñé con la televisión, pero no me cierro a la posibilidad de seguir trabajando en esto, porque actuar es un arte que me apasiona". Y aunque interpretar un personaje de otra nacionalidad en un comienzo la complicó, "porque no quería fingir, después me relajé y traté de ser más yo. Lo importante es saber ver lo bueno de este flujo migratorio que hay hoy en Chile. Saber aprovechar mis características, mi aspecto físico".

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