“Nuestros verdaderos competidores chinos y rusos amarían que Estados Unidos siga invirtiendo miles de millones de dólares en recursos y atención para estabilizar a Afganistán indefinidamente”, declaró el presidente estadounidense en un discurso a la nación en el que defendió firmemente su decisión de retirar las tropas del país asiático. Más temprano, el secretario de Estado, Antony Blinken, abordó el colapso del gobierno afgano que era respaldado por Occidente con funcionarios de China y Rusia, dos frecuentes rivales de EE.UU. que ya informaron que trabajarían con el régimen talibán.