Columna de Alejandro Tapia: Inestabilidad y polarización sudamericana

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FOTO: AFP


Días de elecciones en Sudamérica. El domingo pasado, los bolivianos acudieron a las urnas para votar por dos proyectos diametralmente opuestos: la tercera reelección consecutiva de Evo Morales o la candidatura del líder opositor Carlos Mesa, expresidente (2003-2005) y exvocero de la demanda marítima boliviana. Para agilizar la entrega de resultados, debutó un sistema de conteo rápido oficial, que la noche del domingo dio por ganador al mandatario con un 45%, siete puntos porcentuales por encima de Mesa. Con esos resultados, se hacía necesario un balotaje, ya que para ganar en primera vuelta en Bolivia se debe obtener más del 50% de los votos o bien al menos un 40% con 10 puntos de diferencia sobre el segundo.

Sin embargo, el conteo rápido se detuvo con el 83% escrutado. Mesa entonces celebró su paso a segunda vuelta, mientras que Evo Morales dijo que aún faltaban por contar los votos de las zonas rurales. Esto alimentó las dudas sobre el proceso electoral. Pero el jueves, ya con el 99,9% escrutado, el jefe de Estado se dio por ganador (47,07% contra 36,52% de Mesa), mientras que la OEA reportó que fueron "vulnerados" varios de los principios de "certeza, legalidad, transparencia, equidad, independencia e imparcialidad" que deben regir toda elección. Al día siguiente, la ONU anunció que apoyaba que la OEA lleve a cabo una auditoría. Según Evo, Mesa es un "cobarde" y pretende dar un golpe. Según Mesa, Evo cometió un "fraude monumental" y quiere "llevar adelante un golpe de Estado".

En otra elección crucial para la región, los argentinos acudirán hoy las urnas en un escenario muy distinto al de 2015, cuando resultó electo Mauricio Macri, el primer no peronista que llegó a la Casa Rosada desde Fernando de la Rúa, en 1999. De acuerdo con todas las encuestas, el exjefe de gabinete de los Kirchner, Alberto Fernández, es amplio favorito e incluso se pronostica que podría ganar en primera vuelta. Si se cumple lo que estiman las encuestas, el kirchnerismo volverá al poder y Cristina K tendrá un rol clave como vicepresidenta. A su vez, Macri dejará el Ejecutivo en medio de una alta indignación ciudadana por el aumento de la pobreza y una economía que nunca levantó cabeza. La eventual victoria kirchnerista tendrá también un importante efecto para la región, que precisamente con Macri inició un giro a la derecha.

Y en Uruguay, al otro lado del río de La Plata, el oficialista Frente Amplio y su candidato, Daniel Martínez, no enfrenta un panorama muy fácil, ya necesitaría una segunda vuelta para suceder a Tabaré Vázquez.

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