El último test del doctor Mañalich

Con un controvertido manejo comunicacional, un equipo político no exento de roces, y una carga de salud familiar y personal riesgosa, el ministro de Salud enfrenta la crisis sanitaria consciente del impacto que puedan generar sus errores en el gobierno.


Todas las noches, desde que aterrizó el coronavirus en Chile, Jaime Mañalich Muxi (65) realiza el mismo ritual al entrar en su departamento ubicado en el barrio El Golf. Cruza el umbral y entra directo a un baño que mantiene especialmente sanitizado. Se saca la ropa, la coloca en una bolsa plástica, que luego sella, y se ducha. Se viste con un pijama esterilizado y solo entonces se acerca a saludar a su esposa María Cristina Raffo.

La llegada del Covid-19 al país no solo trastocó la agenda del ministro de Salud y principal responsable del manejo de una crisis sanitaria que hasta ayer registraba más de 1.909 infectados y seis muertos. También lo ha obligado a repetir una estricta rutina hogareña que creía haber dejado atrás; una que solo permanecía como un mal recuerdo, la evocación de una de las etapas más duras que le ha tocado enfrentar.

En enero de 2010, su esposa comenzó a sentirse mal. De ahí vinieron los exámenes que le detectaron una fibrosis quística idiopática que destrozó sus pulmones y la tuvo al borde de la muerte. Gracias a un trasplante de pulmón logró recuperarse, pero durante un par de años después de la operación, Mañalich siguió la misma estricta rutina de limpieza. La misma que debió retomar este mes.

Y no solo por María Cristina -con quien lleva casado 42 años- ni por el hecho de vivir en Las Condes, una de las comunas donde el brote epidémico concentra un mayor número de casos. Mañalich es parte también de ese grupo. A los ocho años de edad, mientras vivía en Perú junto a sus padres -un matrimonio de emigrantes catalanes-, un automóvil lo atropelló. El golpe que recibió en el costado izquierdo de su cuerpo le rompió el riñón y el bazo -órgano que cumple un papel clave en el sistema inmune-, por lo que desde entonces está más expuesto a las infecciones. Su condición ha hecho que lleve una vida relativamente sana: según cuentan sus amigos cercanos, si bien le gusta la buena comida, se mide en las porciones, no fuma y hace mucho tiempo que no lo ven tomar. De las juntas sociales se retira máximo a las 11 de la noche, le gusta acostarse temprano o al menos estar en su casa para disfrutar su mayor hobby: la lectura. De a tres libros al mismo tiempo, generalmente lee sobre temas relacionados con la medicina, pero lo que más disfruta son los libros de Charles Darwin.

Cercano a algunos empresarios como Andrés Navarro -quien fue presidente de la CLC-, la mayoría de los amigos del ministro están ligados al mundo de la medicina, y los que no, algunos son de una comunidad schoenstattiana de la que participaba con su mujer hace unos años. Quienes más lo conocen son el médico broncopulmonar que veía a su mujer antes del trasplante, Rodrigo Gil, y el nefrólogo exdirector de la Clínica Dávila y actual decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, Antonio Vukusic. En esta misma institución fue donde Mañalich dictaba un curso del Magíster de Epidemiología e Investigación Clínica, donde sus alumnos lo recuerdan como exigente y puntual.

En las últimas semanas, son los informes de la OMS y de expertos epidemiólogos de distintos países sobre la evolución del Covid-19 los que se queda leyendo en su departamento hasta altas horas de la madrugada. Twitter y otras redes sociales también forman parte de su preocupación. Con un promedio de tres tweets diarios escritos por él y otros 20 retweets, es usual que esté en línea hasta pasada la 1.30 de la madrugada y no pocas veces cae en la tentación de responder las críticas que recibe. Muchas más veces, incluso, de lo que en el propio gobierno desearían.

Lobo estepario

Quienes conocen de cerca a este médico nefrólogo de la Universidad de Chile, con un máster en epidemiología en la Universidad McMaster de Canadá, aseguran que no es fácil para él trabajar en equipo. Es un “lobo estepario”, afirman. Siempre lo ha sido, y con los años se ha acentuado.

Actualmente, se rodea de un círculo muy reducido: su jefa de gabinete, Itziar Linazasoro, exgerenta de la Clínica de la Universidad de los Andes, además del subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, y su jefa de Comunicaciones, la periodista Ana María Morales. Le gusta trabajar con grupos pequeños y sin mucha chance de contradecirlo. Eso, por ejemplo, le ha generado algunos problemas con Paula Daza. En privado, la subsecretaria de Salud Pública se ha quejado de que el ministro no la escucha. "Los equipos no se hablan", sentencia una fuente del Minsal.

Prueba de ello han sido los reproches que en privado han manifestado los miembros del consejo asesor que creó el Minsal el 11 de marzo pasado para el tema del Covid-19, dirigido por Daza. El panel de ocho expertos fue convocado con la misión de asesorar en todas las políticas públicas de salud, tanto desde el punto de vista de prevención, diagnóstico, de atención e, incluso, de estrategias de comunicación para hacer frente a esta crisis. Pero hasta ahora, Mañalich no ha asistido a ninguna de las sesiones de este consejo.

Sin embargo, Daza es la caja de resonancia de los partidos de Chile Vamos en el Minsal. Dicen que con ella se relacionan, ya que con el equipo de Mañalich las relaciones están en punto muerto a raíz de los cambios de cargos que hizo en el ministerio. Algunas de estas decisiones generaron ruido en la derecha -pero también en expertos en salubridad-, como la de desvincular semanas antes del inicio de la crisis a Rubén Gennero, jefe de gestión de Redes Asistenciales y militante de Evópoli, reemplazándolo por la doctora Adriana Tapia, de la UDI, exjefa de la división de salud primaria, pero sin experiencias gestionando un hospital.

Otros que se han quejado de que no son escuchados por Mañalich son los alcaldes. El sábado 14 en la noche, en medio de la discusión por suspender las clases, el entonces presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades, Germán Codina, acordó una reunión con el ministro de Educación, Raúl Figueroa, la que se realizaría al día siguiente ,en La Moneda. A las 23.09 horas de ese mismo sábado, el edil de Puente Alto le envió un mensaje a Mañalich por WhatsApp, invitándolo a asistir a esa cita. La respuesta del jefe de la cartera de Salud llegó media hora después: “Estimado alcalde: tengo reuniones agendadas cada hora”.

Para desatar el conflicto debió intervenir La Moneda y, en especial, el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, quien citó a los alcaldes y a los ministros de Salud y de Educación a un encuentro en el Palacio de Gobierno, donde se concordó la suspensión de las clases.

Algo similar había ocurrido con los exministros de Salud. El 11 de marzo, todos los exministros de Salud de los gobiernos de la Concertación y de la ex Nueva Mayoría, además de una decena de expertos en epidemiología, entre los que figuraban varios de los integrantes del consejo asesor del Minsal para la crisis del Covid-19, firmaron una carta en la que llamaban a la tranquilidad, a unificar criterios y avanzar en las acciones. La misiva fue enviada a Mañalich y al Presidente Piñera. Salud nunca la respondió. Sí lo hizo el Mandatario. El 16 de marzo, los exministros que habían firmado, junto a expresidentes del Colegio Médico, fueron convocados por la jefa de gabinete de la Presidencia a una reunión en La Moneda, en la que estuvieron presentes tanto el Jefe de Estado como los ministros Blumel y Mañalich.

Salirse del pavimento

En situaciones críticas, tanto en el manejo que tuvo en medio de la crisis económica que vivió la Clínica Las Condes, como cuando fue jefe de la UTI de este mismo establecimiento, el ministro “adquiere un perfil hacia afuera muy distinto al de su vida privada”, cuenta Sergio Lillo, otorrino de la Clínica Las Condes (CLC) y amigo desde que estudiaban en la Facultad de Medicina.

En este sentido, aseguran que sus escapes de genio no son meros exabruptos, sino que los hace persiguiendo un objetivo. “Hace que las cosas pasen”, dice una fuente de la clínica. Su ejecutividad en la toma de decisiones generó en su momento desencuentros con el grupo de médicos socios mientras fue director de la CLC -antes de ser ministro, en el primer gobierno de Sebastián Piñera- y después en su cargo como gerente general con la principal accionista del establecimiento, Cecilia Karlezi.

“Cuando él tiene clara una idea de lo que corresponde hacer, lo frustra que la contraparte no vaya directo en la línea con lo que él quisiera y ahí es donde se sale un poco del pavimento”, dice Carlos Schnapp, actual director de la Clínica Las Condes.

Una actitud que ha tenido coletazos en la opinión pública, aunque en su entorno afirman que no le importa lo que digan las encuestas. En los meses anteriores, tras el estallido social, era funado cada vez que intentaba realizar una pauta en los hospitales, por la falta de insumos médicos. Y las funas siguen: el jueves pasado, uno de los hashtags más mencionados en Twitter era #destitucionamañalich, el cual alcanzó más de 15 mil tuits.

A fines de la semana pasada, aseguran fuentes de La Moneda, mientras arreciaban los cuestionamientos al gobierno por la forma en que se estaba manejando la crisis sanitaria, desde el Colegio Médico, de expertos, académicos y de los alcaldes -los que urgen por medidas más drásticas de cuarentena para la población-, el Presidente Sebastián Piñera le solicitó a Mañalich que evitara las confrontaciones innecesarias y aceptara escuchar a otros actores. Algo que, en privado, también le habían pedido el ministro de Interior, Gonzalo Blumel, y otros miembros del gabinete. Esto, justamente, porque notaban que los aciertos en el control de la pandemia estaban siendo dilapidados por errores de comunicación.

Pero estas no han sido las únicas concesiones que ha tenido que acatar Mañalich. Para descomprimir la presión que estaba recibiendo el Ejecutivo, el Ministerio del Interior constituyó una mesa social, a la que fueron invitados representantes del Colegio Médico, de las asociaciones de alcaldes, del mundo académico y social. Una instancia que coordina Blumel y no Mañalich. En la sesión del martes pasado, señalan integrantes de la mesa social, Mañalich debió “morderse la lengua” varias veces, para no salir a contestar algunas de las críticas y exigencias que hacían especialmente la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, y el alcalde Codina, dos de los principales detractores del jefe de la cartera de Salud.

Médico presidencial

Todos los días, a las 8.00 en punto, Mañalich participa en el comité de crisis en el comedor presidencial, en una reunión que dura alrededor de dos horas. Cita a la que asisten el Presidente y los ministros Gonzalo Blumel, Karla Rubilar, Alberto Espina, Andrés Couve y el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet. En un principio es el Mandatario quien hace una introducción y luego él toma la palabra para entregar un informe de la evolución de la pandemia. Mañalich suele ser muy didáctico, incluso a veces usa una pizarra para explicar. Primero comienza por exponer lo que está pasando en el mundo, presenta el informe de la OMS, luego actualiza América Latina y países vecinos, para finalmente terminar con la situación local.

Es ahí en donde Piñera hace preguntas y Mañalich responde planteando las demandas a cada una de las carteras. Sin embargo, lo hace en términos genéricos; será el Mandatario quien encomiende las tareas específicas y los ministros quienes deban ejecutar y proponer las soluciones. Terminada la reunión, a las 10.00, Mañalich sale a dar la información diaria.

Al menos dos veces al día se reúne con el Presidente, con quien no solo tiene una buena relación laboral, sino que también son cercanos en lo privado. Se conocieron cuando Piñera era accionista en la Clínica Las Condes y él director, y desde hace años que es el médico de los Piñera Morel -quienes lo contactan regularmente por resfriados o consultas domésticas-, aunque también ha atendido a Miguel y a Pablo Piñera, y en su momento, al padre de Cecilia Morel.

Piñera confía plenamente en las recomendaciones que Mañalich le entrega. No es el único. En el gabinete cuenta también con el apoyo de la ministra Karla Rubilar. Ambos tienen una estrecha relación, la que se acrecentó cuando en 2016 Mañalich dio las instrucciones médicas que permitieron detectar una grave infección que la tuvo en la UCI. Incluso, es padrino de Rubén, uno de los hijos de Rubilar. La vocera, doctora también, por lo que pese a ser una de las más insistentes en las reuniones del equipo, donde ha dejado entrever varias discrepancias con el jefe de la cartera de Salud, siempre han mantenido una relación constructiva y cordial.

El ministro de Salud está consciente del impacto que esta crisis sanitaria puede generar en el país y sabe que no puede cometer errores. A fines de febrero ya tenía reuniones con algunos equipos miembros de la Comisión de Salud de la Asociación de Municipalidades, en donde les mostró la planificación frente al Covid-19. Estas contemplaban la compra de ventiladores y el plan para ampliar el número de camas con arriendo de locales.

Hoy es un convencido de que la estrategia del aislamiento progresivo y el rápido testeo de casos será la mejor forma para enfrentar los contagios masivos y evitar el colapso del sistema de salud. Había temores de que si se decretaba antes cuarentena nacional, la gente no iba a aguantar y la abandonaría de manera masiva justo en medio del peak del brote en el país. Pero un problema de este plan ha sido la demora de los tests. Como existe un desfase de dos días en el número de contagios, el seguimiento de los pacientes ha tenido dificultades y eso ha ayudado a la propagación del virus.

Ministro de Salud Jaime Mañalich visitando un hogar de ancianos con un brote de Covid-19 en Puente Alto.

En los últimos días -comentan en Palacio- se le ha visto sobrepasado, y por eso mismo se ha mostrado dispuesto a escuchar más voces y a ser más cauteloso con lo que dice. Sin embargo, a pesar de su cargada agenda, ante la pregunta de cómo se encuentra hoy, todos los días contesta con un sólido “estupendo, pues, ¿y usted?”.

*Este texto fue corregido y actualizado el día lunes 30 de marzo de 2020.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.