¿Cómo vivió sus días de detención?

El mayor sentimiento fue de impotencia ante una situación incomprensible. Durante años (desde 2016 al menos) he colaborado amplia y abiertamente con la justicia, sin ocultar nada. Me presenté y presté declaración ante la fiscalía, informé de mis cuentas corrientes en Chile y en el extranjero y firmé las autorizaciones para que los bancos proporcionaran todo lo que fuera necesario. Fui yo quien les pasé a la fiscalía y al Tribunal Militar las fotocopias de mis cartolas de una cuenta en el extranjero en el HSBC, entendiendo que dicho trámite tomaría tiempo, lo que desmiente que dichas cuentas "se descubrieron", como se ha dicho. También fui yo mismo quien indiqué que tenía cuentas en el extranjero cuando presté declaración.

El primer foco de atención ha sido su patrimonio...

Se han agregado un sinnúmero de falsedades difundidas profusamente, que no solo me perjudican a mí, sino que al Ejército, dado que ejercí transitoriamente el cargo de comandante en jefe. Hay que recordar que esta investigación comienza a raíz del fraude al Ejército con los recursos provenientes de la Ley Reservada del Cobre. Allí se comenzó a desarrollar una sistemática difusión de informaciones falsas que llegaron hasta sostener que mi patrimonio provenía de los fraudes cometidos por otras personas, lo que ya era de conocimiento público. Comencé a colaborar con la justicia sin restricciones y me aboqué a la tarea de reconstituir al máximo lo logrado durante toda mi vida laboral activa desde los 18 años y de la única sociedad que he tenido en mi vida, que es mi sociedad conyugal constituida desde los 21 años. Toda esta información la he aportado a las investigaciones. En ese escenario se me privó de libertad. Mi familia, mis amigos de verdad se han mantenido siempre y fuertemente a mi lado. Eso me permitió enfrentar una situación tan adversa, prolongada y asimétrica.

¿A qué se refiere con asimétrica? ¿Lo está comparando con la situación judicial de otros exjefes militares?

Me refiero a que he sido tratado como si mi colaboración con la justicia no valiese la pena y que hubiese dado lo mismo ello a que desde un comienzo me hubiera opuesto al esclarecimiento de los hechos.

¿Qué hizo en los meses que vivió en el Batallón Militar?

Me sobrepuse de la incomprensible situación de la que fui objeto y comencé a revisar exhaustivamente los cargos formulados por la ministra en visita, análisis que permitió, junto a mis abogados, ir arribando a conclusiones que desmienten completamente los cargos, para con ello emprender las acciones de defensa que me permitan obtener una declaración de inocencia como creo merecerla.

Estuvo seis meses privado de libertad... ¿Cómo fue eso para un exmilitar acostumbrado a diversos honores?

Uno de los momentos más duros durante ese encierro fue cuando el señor fiscal José Morales formalizó la investigación que ya había iniciado en noviembre de 2014. Eso fue duro, porque esos cargos se fundan y construyen en contra de toda la abrumadora prueba que ha sido aportada por mi defensa a la carpeta de investigación. La desazón que me provoca escuchar una formulación de cargos inexacta y muy alejada de las pruebas proporcionadas me genera una abierta impotencia y descorazona a cualquier ser humano que ha sufrido una amplísima y profunda investigación.

https://www.latercera.com/reportajes/noticia/mecanismo-del-general-fuente-alba-las-maniobras-lo-acercan-una-imputacion-lavado-dinero/540629/

Cuando declaró en extenso lo hizo sin sus abogados, situación que permite la justicia militar. ¿Qué cree ahora de la justicia castrense?

Lo que siempre he creído: que obedece a un período que ha sido dejado atrás por la historia. Nuestro Código de Justicia Militar está influido por realidades de los conflictos bélicos enfrentados por la humanidad y mucho de lo concebido en los períodos de posguerras y su estructuración ha quedado anclada a ideas que deben ser superadas. Hoy no existe razón para que la justicia militar siga basada en un sistema inquisitivo ya superado por el sistema judicial. En mi opinión, debiera centrarse en los delitos militares.

¿Cómo puede explicar el nivel de vida que llevaba usted y que develó el procesamiento de la jueza Rutherford?

Su pregunta revela una mezcla de prejuicios y el impacto que han provocado aquellas noticias falsas vinculadas a un auto de procesamiento que no dice lo que usted señala. Es una perfecta demostración de cómo mi enjuiciamiento ha estado dominado por la profusión de dichos y rumores transformados ya en mitos acerca de mi patrimonio y de mi forma de vida.

Pero el procesamiento entrega detalles de testimonios en que se desprenden compras de regalos carísimos y lujos a los que no cualquier funcionario público tiene acceso...

Si usted lee con calma y detención el auto de procesamiento, lo que se detalla en él no es precisamente lo que usted dice. Allí se sostiene que se habrían malversado gastos reservados, pero no para que yo llevara una vida con lujos o gastos desmesurados, sino porque, según dice la señora ministra en visita, se habrían destinado dichos dineros a fines que no se condicen con el propósito que la ley define para el uso de estos gastos reservados. ¿Dónde está en el auto de procesamiento la atribución de haber llevado un nivel de vida excesivo?

En los gastos de su casa, por ejemplo...

La residencia oficial que el Ejército destina a quienes ejercen el mando institucional corresponde a la representatividad que la institución tiene en el contexto nacional e internacional. El vivir en ella no es una materia sobre la que a mí me correspondiera tomar determinaciones, sino solo cumplir con lo instituido. Aquí se mezclan otras noticias falsas elevadas ya a nivel de mitos. Por ejemplo, que estaban 25 o 30 personas a mi servicio en la casa que ocupé como comandante en jefe, como si fueran servidumbre personal, lo que es falso. O que usaba cinco o más automóviles.

¿Y eso no era así?

Con el tiempo se ha ido imponiendo con claridad que la residencia que ocupé cuando fui comandante en jefe, lo que no fue una decisión mía, comprende un área de algo más de 180 metros cuadrados al interior de un edificio de más de 2.000 metros cuadrados construidos, que está emplazado en un terreno de casi tres hectáreas y, lo más importante, que se trata de un recinto militar. Aquellas personas a las que se alude son tanto guardias de un recinto militar, escoltas y personal militar responsable de todo lo que implica un recinto de alta sensibilidad como el descrito, suboficiales y clases de los escalafones de los servicios, personal civil administrativo, etc. que desarrolla sus funciones al interior de dicho recinto militar. Mírelo desde otro punto de vista. ¿No le parece raro o a lo menos curioso que una persona que integra el Ejército desde los 15 años y que ha sido evaluado durante 30 años de su carrera en todos los grados; que asciende a general por aprobación de un órgano colegiado y dicha propuesta es aceptada por el Presidente de la República; que a su vez integra el Alto Mando con dos comandantes en jefe y que prácticamente a meses del término legal de su carrera es nombrado para comandar la institución castrense más antigua de la República, de un momento a otro se transforma de tal manera que surge otra persona irreconocible, tanto como para dilapidar recursos sin sentido o destinarlos a fines diferentes a lo consuetudinariamente concebido bastante tiempo antes de su propia nominación transitoria? Cualquier persona es susceptible de cometer errores o equivocarse, pero de ahí a actuar con dolo o malicia en actos propios de su ejercicio profesional es de una probabilidad muy remota, por no decir particularmente difícil.

Dice que "cualquier persona es susceptible de cometer errores". ¿Cuáles son los suyos?

La evaluación debe hacerse al final de una investigación que ha durado años y ha estado centrada fundamentalmente en mi persona, lo que me cuesta comprender. Después de haber servido por 44 años en las filas del Ejército me retiré y manifesté públicamente que nunca buscaría actividad vinculada al sector público, porque mi mayor realización habría sido llevar a cabo una actividad vinculada a lo social. Lo que quiero enfatizar es que no puedo negarme al hecho de que haya cometido errores. Sería soberbio de mi parte estimar que no y siempre que advertí errores los reconocí, pedí perdón a quienes pudiera haber afectado y procuré reparar el posible daño causado.

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Juan Miguel Fuente-Alba comandante en Jefe del Ejército 2010-2014.[/caption]

¿Cree que el Ejército le ha dado la espalda? Los excomandantes en jefe Juan Emilio Cheyre y Óscar Izurieta solo fueron al Batallón Militar cuando quedó preso Humberto Oviedo...

La posición que corresponde al Ejército como institución del Estado no debe confundirse con los particulares enfoques que sus mandos, como personas, mantienen. Estos últimos, como corresponde a su función como autoridad castrense, han manifestado que deben respetar los fallos de la justicia y no es su deber ni apoyar ni condenar a nadie, pues tampoco es su rol, dichos que dan cuenta de la posición del Ejército en la materia. En relación a los ex comandantes en jefe respecto de los cuales circuló el rumor de que no me visitaron, eso es falso, pues estuvieron conmigo en mi lugar de reclusión, me acompañaron cuando a ellos les pareció razonable, sin tener el deber de hacerlo. Me gustaría saber el origen de ese rumor que me ayudaría a encontrar otras respuestas.

¿Y la "familia militar" existe?

Me parece que con ese sentido nuclear de entidad corporativa de identidad única y de fines o ideales sociales o humanos fuertemente compartidos, como en general se hace referencia a ella, sinceramente creo que no. Eso no obsta a que en el tiempo se vayan forjando amistades, con buenas relaciones entre los miembros de la misma organización donde comparten una misma profesión, en un lugar común donde hacen su vida diaria y en periodos coincidentes. Lo que sí existe es una institución que pertenece a todos los chilenos, que tuve el honor de dirigir y que intenté conducir para hacer de cada uno de sus miembros personas comprometidas con su patria, con sus ciudadanos, respetuosos de sí mismos y de la dignidad de todos los seres humanos.

Su esposa, Anita Pinochet, a propósito de su causa judicial, ha tenido que declarar. ¿Cómo enfrenta eso?

Anita María, como yo, ha colaborado ampliamente con la labor de la ministra en visita, prestando declaración. Que haya sido interrogada obedece a cumplir con ese deber de colaboración. Y más que una "ofensiva judicial", a veces uno aprecia que tal situación es una referencia comunicacional sobredimensionada. Ha sido duro, triste, injusto, pero una oportunidad para ratificar nuestro amor familiar. También para conocer realmente a la gente.

Ha sostenido que muchas cosas que se dicen de usted son falsas, su abogado Miguel Chaves ha dicho que la "prensa se ensañó". ¿Usted lo comparte?

Con mi abogado estamos de acuerdo que la cobertura del caso ha sido muy sesgada, fundada en muchas imágenes inexactas y no ha profundizado en los hechos que desmienten los cargos. Por ejemplo, en sucesivas entrevistas se sigue hablando de un abultado patrimonio de mi familia, no obstante que, como ya se ha dicho en audiencias judiciales, dicho patrimonio es de la sociedad conyugal que existe desde hace casi 40 años y no es ni la novena parte de lo que se indica. ¿Por qué se insiste entonces en hablar de un abultado patrimonio? En el mismo sentido, se habla de que dicho patrimonio sufrió un incremento inusitado en el período en que fui comandante en jefe. ¿Por qué se insiste en la mentira? Para qué decir sobre el tema de los autos...

Le dicen "el señor de los anillos" por su gusto por los autos marca Audi. ¿Qué piensa de eso?

Considero que los automóviles marca Audi son de gran calidad y tienen características que lo hacen un vehículo fiable, seguro y amigable para el manejo. Sí, es una marca que me gusta. Si ello da lugar al mote que usted indica, allá ellos quienes lo usan. Pero su pregunta es importante, porque alude a que se han tejido demasiados mitos en torno a mi persona, estimulado incluso por gruesos errores en los informes policiales. Se ha llegado a sostener que habría sido dueño, en un mismo momento, de 14 automóviles, lo que es falso. Sí es verdad que durante toda mi vida adulta (casi 50 años) he llegado a tener más de 14 automóviles, y de diferentes marcas, pero ello se explica porque, por una parte, tuve auto desde muy joven (a los 19 años tuve un Austin Mini) y porque durante todos estos años, como parece ser obvio, he cambiado los autos para evitar depreciación y para adquirir otros de mejor calidad o más modernos.

https://www.latercera.com/podcast/noticia/la-vida-lujosa-fuentealba/664650/

Entonces, ¿qué cree? ¿Está pagando los costos por no llevar una vida militar austera?

En su pregunta hay una afirmación que parece al menos debatible. ¿Cuál es la vida que un militar debe llevar y que usted llama austera? Pero, ¿a qué se denomina austero? ¿No tener ve- hículo? ¿No realizar inversiones? ¿No ahorrar? ¿No adquirir bienes? ¿No aspirar a tener una mejor calidad de vida? Pero, además, ¿significa que un militar debe abstenerse de tener la interacción social que quiera y una administración de sus bienes conforme sus metas e inversiones algo más allá que una libreta de ahorro? Pero para contestar su pregunta, mi respuesta es no. Por el contrario, creo que este caso en mi contra fue la excusa perfecta para desviar la atención del caso denominado Ley Reservada del Cobre, en el cual también se me atribuyó responsabilidad inicial, pero que ha sido totalmente desmentida.

Entonces... ¿en qué usó los gastos reservados mientras estuvo como comandante en jefe del Ejército?

Para sufragar gastos reservados. Usted comprenderá que no puedo referirme a ello en detalle.

¿Los usó para fines propios?

No.

¿Era necesario gastar ese dinero en regalos para generales y sus esposas, como se establece en el procesamiento?

Es importante clarificar que estos gastos que se atribuyen como malgastados corresponden a un reconocimiento que se hizo y se venía haciendo para aquellos que se habían desempeñado por décadas en la institución y, en el momento de su nombramiento o de su retiro, se les rendía un homenaje que, si se mira bien, resulta bastante modesto en relación al servicio prestado. Y lo anterior se hacía extensivo a sus cónyuges, quienes habían acompañado al militar durante toda su trayectoria, trabajando en voluntariados ad honorem. Para estos efectos el Ejército no dispone de presupuesto especial y estoy convencido del merecimiento del homenaje.

¿Le parece adecuado que un CJE pueda gastar $ 800 mil semanales en arreglos florales para su casa?

En primer lugar, los arreglos florales a los que hace referencia, y no me refiero a su costo, se usaban para el área protocolar y para aquellas oportunidades en que había recepciones oficiales. Vamos por parte. La casa que ocupé mientras fui comandante en jefe no es mi casa, ya que, como dije, es un recinto militar al que debí trasladarme junto a mi cónyuge y uno de mis hijos, por ende, la mantención de la casa no era solo de la casa que ocupaba con mi familia, sino que del recinto militar en que se encontraba inserta.

Usted quedó preso luego de jornadas largas de declaración en que confiesa delitos ante la jueza Rutherford...

No he confesado delitos ni ante la ministra en visita ni ante la fiscalía. Lo que he hecho es, cuando ya las indagatorias sobre mi patrimonio y mis automóviles y sobre las platas del cobre estaban desvanecidas del todo, fue referirme a una temática que jamás había sido materia de los interrogatorios ni en fiscalía ni el Juzgado Militar. Allí, sorprendido por esa nueva línea de investigación (el uso de gastos reservados) intenté explicar con el mayor detalle la inversión de esos recursos, pero sin que ello haya implicado confesar algún delito. Si hubo alguna aplicación de tales fondos a destinos que a criterio de la señorita ministra no debieran ser cubiertos con los recursos del Ejército de gastos reservados, eso es lo que deberá determinarse a partir de ahora. Y, en todo caso, jamás reconocí haberme enriquecido o haber sustraído gastos reservados.

A propósito de este caso se descubrieron "mesadas" que tanto usted como otros excomandantes en jefe recibían mensualmente y que salían del ítem gastos reservados...

En su pregunta nuevamente advierto otro de los mitos que se han levantado durante este proceso. Lo que usted denomina "mesada" no era otra cosa que el aporte que se debía efectuar para solventar o colaborar para que quienes habíamos desempeñado el cargo de comandante en jefe cubriéramos todo lo inherente a seguridad, por cuanto el Ejército no cuenta con recursos para ello. Esa necesidad dispuesta por un decreto supremo correspondía que se realizara con cargo a gastos reservados, cuyo fundamento en razones de seguridad es evidente.

¿Cómo justifica la compra de departamentos por parte de su esposa, que no tenía ingresos, al contado, en efectivo?

Primero, le debo señalar lo mismo que ya he declarado varias veces. Nunca en mi vida, como administrador de la sociedad conyugal, he comprado un bien raíz, como usted afirma, en efectivo, es decir, en billetes. Demostré el origen y trazabilidad de la compra con cheques de nuestra cuenta bipersonal, de todos los bienes raíces a que usted hace referencia. La fiscalía y tampoco el Juzgado Militar me pueden acusar de aquello, porque he demostrado, a través de informes contables y por la propia PDI, que el patrimonio conyugal está justificado. Más aún, cuentan con los antecedentes concretos que lo que usted denomina actos de ocultamiento son también informaciones falsas. Estoy casado en sociedad conyugal, de modo que los bienes míos son también de ella. Por ende, si se compraron bienes a su nombre fue por decisión de ambos, ya que, aunque ella no desempeñara trabajo remunerado, contaba con patrimonio, que es lo que corresponde a su porción en la sociedad conyugal.

Esta es una investigación que ha involucrado a buena parte de quienes han dirigido el Ejército en los últimos años. ¿Ha extrañado un pronunciamiento del actual jefe del Ejército, general Ricardo Martínez?

Por principio, y espero que me comprenda, no acostumbro a referirme a lo que hace o no hace el comandante en jefe. En este caso, tampoco me parece prudente y menos razonable referirme a lo que pueda resultar extraño, porque, por otra parte, no tengo antecedentes para contestar a su pregunta, ni tampoco he extrañado lo que usted indica.

Teniendo en cuenta la amplitud de la investigación tanto de Rutherford como de Morales, ¿cree que se ha visto dañada la imagen institucional del Ejército?

Sí. Aunque en algún momento se pudo haber pensado que ello no sería así y que el caso solo me afectaría a mí. Creo que la realidad ha demostrado lo contrario. Sin embargo, la fortaleza del Ejército, en tanto institución cuyo fin público está establecido en la Constitución y se encuentra sometida al estado de derecho, es de una envergadura y solidez grande. Yo creo que la sociedad valora las tareas que realiza por en el bien del país y la República.

El Presidente de la República y otras autoridades civiles han puesto énfasis en que el manejo de recursos de parte de los comandantes en jefe del Ejército era discrecional y sin control. ¿Qué reflexión le merece eso?

Ninguna. Y si se advirtió que ello era tan discrecional, entonces debió cambiarse.