La apuesta de Lula por priorizar la política exterior le pasa la cuenta

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llega al Palacio de Itamaraty para almorzar con Lula, el 29 de mayo de 2023. Foto: Agencia Brasil

Las críticas por su defensa a Maduro, su accidentado intento por mediar en la guerra de Ucrania y los reveses en la defensa de la Amazonía complican al Presidente de Brasil, que ya hace frente a turbulencias internas, en especial con el Congreso.


Las declaraciones del Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en defensa de su par venezolano, Nicolás Maduro, el pasado lunes, tras un encuentro bilateral en el Palacio de Itamaraty, causaron estragos en lo que podría ser celebrado por la diplomacia brasileña como un balance positivo en la política exterior del país.

La evaluación de los miembros del gobierno escuchada por el diario O Globo es que Lula se pegó “un tiro en el pie”. La clara disposición de todos los presidentes sudamericanos, reunidos el martes en Itamaraty, de que era necesario hablar de integración regional y de protección de la democracia, quedó en un segundo plano.

“El Presidente Lula cometió un error durante la visita del Presidente venezolano, Nicolás Maduro, a Brasil. Acierta en normalizar la relación con Venezuela, que es nuestro vecino (...) Pero eso es muy diferente a respaldar al gobierno venezolano y decir que es una democracia”, escribió Míriam Leitão, columnista del diario carioca. “Lula habló de narrativa. Tengo un problema especial con esa palabra, porque los hechos tienen que ser observados. No es con la narrativa, con la versión, que se construye la verdad. Los hechos son la realidad”, enfatizó, recordando que “la realidad de Venezuela es que hace 25 años que el chavismo está en el poder”.

Nicolás Maduro y Luiz Inácio Lula da Silva hacen un gesto antes de una cumbre con presidentes de América del Sur para discutir el relanzamiento de Unasur, en Brasilia, el 29 de mayo de 2023. Foto: Reuters

Folha de Sao Paulo, en tanto, apuntó a la priorización que Lula da a las relaciones exteriores, mientras a nivel interno enfrenta turbulencias. Y es que el mismo día en que el mandatario encabezaba el encuentro con representantes de todos los países de América del Sur, en Brasilia, una iniciativa suya en la búsqueda de un nuevo modelo de integración regional, su gobierno sufrió una dura derrota con la aprobación, por parte de la Cámara de Diputados, de un proyecto de ley que limita la demarcación de tierras indígenas relanzada por Lula, considerada clave para proteger a los pueblos originarios y la Amazonía.

A ello se sumó la aprobación este jueves en el Senado de modificaciones a la estructura del gobierno, que diluyen el poder de los ministerios de Medio Ambiente y Pueblos Indígenas y los despojan de atribuciones clave, un gran revés para la gestión del mandatario izquierdista, que se comprometió a priorizar la preservación de la Amazonía ante la comunidad internacional.

Los cambios impiden que el Ministerio de los Pueblos Indígenas, encabezado por Sônia Guajajara, legalice los límites de nuevos territorios indígenas y evita que el Ministerio del Medio Ambiente, con Marina Silva al frente, administre un registro nacional de la propiedad que es una herramienta clave para monitorear la deforestación ilegal. Estas y otras facultades se transferirán a otras áreas del gobierno federal, indicó The Associated Press.

Según Folha, el “clima de desarticulación” gubernamental en la Cámara de Diputados reforzó una queja recurrente de aliados sobre lo que consideran un error en las prioridades de Lula al inicio de su mandato. Consideran que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) debería asumir directamente el liderazgo de la articulación política en el Congreso, de forma prioritaria, interviniendo personalmente para limar asperezas, atender demandas y firmar pactos, al menos hasta que se forme una base de hecho consistente. “El énfasis en la diplomacia contrasta con el fracaso hasta ahora en construir una base sólida de apoyo en el Congreso”, destacó el periódico.

El Presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su recién nombrada ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, sonríen durante una reunión en Brasilia, el 29 de diciembre de 2022. Foto: AP

Y es que desde que asumió, Lula ha viajado a Estados Unidos, Argentina, Uruguay, China, Portugal, España, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Japón, además de haber reservado parte de su agenda para conversaciones relacionadas con la guerra entre Rusia y Ucrania, donde busca actuar como mediador tras presentar una iniciativa de paz.

“Con Ucrania, Venezuela y el medioambiente, Lula puede pasar vergüenza internacional”, escribió el columnista de Folha, Vinicius Torres Freire, insistiendo en que “acosado en el frente interno del Congreso, Lula sigue cometiendo disparates internacionales”. “En menos de seis meses, Lula enfrenta una tormenta perfecta”, agregó Malu Gaspar, columnista de O Globo.

Ucrania, Maduro y Amazonía

“Los dos primeros mandatos de Lula fueron muy buenos a nivel internacional. Incluso fue llamado, por Obama, ¡el hombre!”, señala a La Tercera Rodrigo Augusto Prando, cientista político de la Universidad Presbiteriana Mackenzie de Sao Paulo. “Pero en este tercer mandato, hay cambios sustanciales: Lula ya no es el mismo, Brasil ya no es el mismo y el mundo tampoco está en la misma forma”, acota.

“La situación política interna es bastante difícil para Lula, ya que el Congreso tiene un perfil de centroderecha y también hay una extrema derecha que ataca no solo a Lula, sino a la propia democracia brasileña y a sus instituciones. Ante este escenario adverso para Lula, su dificultad con la gobernabilidad y las tensiones con el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, Lula busca capital político proyectándose internacionalmente. Sin embargo, esta proyección ha sido errática y le trajo muchas críticas”, afirma Prando.

El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el líder de China, Xi Jinping, asisten a una ceremonia de bienvenida en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, el 14 de abril de 2023. Foto: Reuters

En el caso de la guerra de Rusia con Ucrania, recuerda, “Lula terminó por responsabilizar a ambos países del conflicto y bien sabemos que fue Rusia la que invadió Ucrania. Lula quiso, por tanto, colocarse como mediador en el conflicto y buscar una salida pacífica, pero no se reunió con el presidente ucraniano y dio declaraciones más alineadas a Rusia, generando descontento en la comunidad internacional y en EE.UU.”.

Paulo Afonso Velasco Júnior, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, coincide con Prando. “Lula está cometiendo algunos errores importantes con sus declaraciones sobre temas que son muy delicados en la política internacional actual”, comenta a La Tercera. “Lo que dijo, por ejemplo, sobre la guerra en Ucrania, cuando estuvo en China, indicando que de alguna manera entiende que Rusia y Ucrania tienen una culpa igual por lo que está sucediendo. Y claro, ahora el lunes, cuando recibió a Maduro, es un escándalo, un desastre. Decir que es todo producto de narrativas que han sido hechas por los adversarios, sin reconocer todos los problemas de derechos humanos y el carácter no democrático del gobierno de Maduro”, recalca.

A juicio del experto, “todo esto se debe mucho al intento siempre de Lula de mostrar una autonomía muy grande en política exterior. Ya lo hacía de alguna manera en los años 2000 y ahora lo vuelve a hacer”. “Es decir, quiere dejar clarísimo que no tiene que rendir cuentas a nadie. Brasil es un país soberano y autónomo y puede relacionarse con quien quiera”, señala. Pero advierte: “Mientras esté haciendo ese tipo de declaraciones, reforzará el discurso crítico de los bolsonaristas y de los que votaron por Bolsonaro en las elecciones de octubre. Es decir, tiene problemas dentro del país, en la situación política con el Parlamento, pero ahora los tiene afuera también”.

Rafael Duarte Villa, cientista político de la Universidad de Sao Paulo, difiere un tanto en el análisis. “Yo no diría que son errores de la política interna y externa de Lula, sino limitaciones. A pesar de que las declaraciones y gestos políticos con Maduro sí pueden considerarse errores”, explica a La Tercera.

El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su par estadounidense, Joe Biden, caminan hacia la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el 10 de febrero de 2023. Foto: AP

“En cuanto a lo de la guerra rusa-ucraniana, Lula sabe perfectamente que Brasil no tiene posibilidad ni peso diplomático para hacer que ambos países desistan de la guerra. Entonces me parece que el plan de paz propuesto por Lula no debe interpretarse como un intento viable de Brasil de parar guerra y construir la paz, sino como un intento de reconstruir presencia global de Brasil y la imagen de negociador de conflictos internacionales, la cual fue destruida por la actitud negacionista y aislada en el gobierno de Bolsonaro”, señala el politólogo.

En relación a los retrocesos en las políticas para la Amazonía, Duarte Villa cree que eso tiene que ver con la correlación de fuerzas políticas en la política nacional. “El sector conservador brasileño que tiene que ver con la Amazonía se fortaleció mucho en el gobierno de Bolsonaro y en general las bancadas ruralistas en el gobierno son muy fuertes. Y Lula gobierna con una base parlamentaria todavía muy débil, y la formación de mayorías en el Congreso es muy circunstancial”, comenta. “Creo que la voluntad del gobierno es firme en el propósito de proteger la Amazonía, sin embargo, las dificultades con la oposición de los ruralistas, del agronegocio, han sido considerables, internamente”, agrega Prando.

Tras los primeros meses del mandato de Lula marcados por una política proactiva en favor de la Amazonía, con la creación sin precedentes de un Ministerio para los Pueblos Indígenas, una operación humanitaria para rescatar a los yanomami, la lucha contra la minería de oro, la propuesta de acoger la COP30 en la ciudad de Belém y la reanudación del Fondo Amazonía, la revista francesa Le Grand Continent, dedicada a la geopolítica, advierte que “el futuro político del gobierno de Lula se juega en la Amazonía”.

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