Después del pobre espectáculo ofrecido por Bolivia ante Paraguay, pareció un duelo entre equipos de dos categorías distintas, no tenía dudas que Chile no sólo le iba a ganar al cuadro de César Farías, sino que establecería en el marcador todos los goles que el partido en San Carlos de Apoquindo le quedó debiendo. Había factores en contra: la poca efectividad de la selección (que se remonta desde la era Pizzi), la ausencia de Alexis Sánchez, el bajo nivel de Arturo Vidal fruto de lesiones y dislates, que Farías suele hacerle buenos partidos a la Roja, que Lampe ataja por sobre su media contra los delanteros chilenos… Aun así, jugador por jugador, en cualquier parámetro (desde lo competitivo hasta la valoración de mercado), la diferencia era demasiado grande. Más, con las seis bajas que tenía Bolivia por culpa del Covid-19, entre ellas, el único hombre de causar real peligro ofensivo: Marcelo Moreno Martins.

Y sí, el primer tiempo debió terminar con tres goles arriba para Chile. Otra vez Lampe atajó todo, otra vez hubo un par de malas decisiones a la hora de definir, otra vez se puede atribuir el no golear a la “mala suerte” o los “imponderables”. El equipo dirigido por Martín Lasarte generó las suficientes ocasiones de gol para dejar la tarea completada antes de ir al descanso, pero sólo pudo embocarla una vez en los pies de Ben Brereton. El gol del delantero de Blackburn Roberts es una señal de lo que viene en esta columna: su titularidad se debió tanto a la ausencia de Carlos Palacios como a la presión “ambiente” por esos prometedores quince minutos contra Argentina. Tengo serias dudas de que Brereton hubiese alineado en Cuiabá si Palacios, pese a su opaco partido en el Nilton Santos, hubiese estado disponible.

Ben Brereton celebra el 1-0 de Chile ante Bolivia junto a Jean Meneses, en la Copa América. FOTO: Agencia Uno.

Aquí llegamos al tema de fondo. Contra Argentina en Santiago del Estero, con el 1-1 en el marcador, pudiéndose haber definido el partido en los minutos finales, se optó por replegar el equipo y asegurar el punto. Bueno, son las eliminatorias, sacarles un empate a los argentinos de visita es un gran resultado ¿Para qué arriesgar? Luego, contra los mismos argentinos en Río se repitió la historia, el marcador estaba 1-1, Argentina había perdido la línea de juego y, nuevamente, la decisión fue replegar al equipo, poner jugadores para poblar el mediocampo y la defensa, dejando a solo a Brereton arriba metiendo contragolpes en compañía de nadie. Claro, es el más fuerte del grupo, empatarles no es fácil, el puntito en valioso, no hay que ser irresponsables.

El viernes, contra Bolivia en el Arena Pantanal, la misma historia. Pero acá el parámetro es otro. El equipo corrió mucho y se desgastó. Sintió el esfuerzo. Había que modificarlo, darle piernas. Pero, una vez más, se optó por “aguantar” el resultado replegando a los jugadores, cediendo la pelota y la iniciativa ¿Para qué? ¿Por qué no poner a Clemente Montes que destrozó a la defensa de Nacional de Montevideo en la Libertadores o Felipe Mora de buen presente en la MLS, para acompañar a al desgastado Eduardo Vargas? Pero no, entra César Pinares quien insinuó con un par de balones con intención y hasta metió una de sus conocidas diagonales buscando el perfil de remate con la zurda. Pero le duró cinco minutos, después se sumó al correteo, el pase asegurado a cinco metros, a tenerla para que no la tengan otros. Lo de Pablo Aránguiz no tuvo dos lecturas: Lasarte saca un delantero y pone un volante ofensivo, de brumoso presente en la U, quien estaba más preocupado de tapar a Fernández que de meter una contra.

Insisto ¿Tantas precauciones contra esta Bolivia? Al final, el miedo a la mufa o los imponderables (como ocurrió en San Carlos de Apoquindo), son más peligrosos que los argumentos futbolísticos de los rivales. Más que la falta de gol, los problemas de Vidal o la ausencia de Sánchez, el principal problema que yo le veo a este equipo es la poca ambición y casi nula agresividad que muestra por momentos. Hay que arriesgarse más, salvo Brasil, están todos muy parejos en la Copa América.

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