Manifiesto de Fernando Vergara, salvavidas: "Aprendí a nadar en la piscina del Parque O'Higgins gracias a un programa social"

"Siento que en los últimos años se ha perdido el respeto a todo. El estallido social nos ha remecido. Estamos cuestionándonos las cosas y eso es súper bueno, pero eso también afecta nuestro trabajo".


Las piscinas son un lugar de encuentro social. Antes asistían principalmente turistas o personas de sectores más acomodados, pero con el paso los años se democratizó. Eso es muy bonito, porque una misma piscina puede ser usada tanto por un gerente de una empresa como por un niño que nunca antes se había bañado y la visita junto a su familia. Nuestro trabajo es dar el mismo buen servicio a todas las personas.

Aprendí a nadar en la piscina del Parque O'Higgins gracias a un programa social. Luego, cuando salí del Liceo de Aplicación, me fui a estudiar Biología Marina a la Universidad Católica del Norte, en Coquimbo. Quería aprender a bucear, pero como no tenía los recursos para comprarme el traje, me uní a la rama de natación, porque en esa época te lo prestaban. Al terminar el año, un profesor me contó que se impartían cursos de salvavidas. Mi primer trabajo en piscinas fue en el Parque Metropolitano, en 1989.

Un episodio que me marcó fue el de una guagua. La mamá se estaba bañando y la guagua estaba sentada cerca del borde de la piscina. No tenía más de un año y medio. De repente, se cayó al agua. Yo justo estaba dando una vuelta por ese sector de la piscina cuando vi una cabecita flotando. Me tiré y la saqué. La guagüita se puso a llorar. Ahí recién la mamá se dio cuenta de lo que había ocurrido. Si yo no hubiese pasado caminando por ahí, la situación podría haber sido mucho más grave. Después de eso sentí rabia y frustración. Uno tiene que estar atento a todo.

No basta solo con ser un buen nadador. Para convertirte en salvavidas también tienes que tener carácter y transmitir seguridad, porque nos toca impartir orden. La gente cree que nuestro trabajo es entretenido, porque estamos todo el día al lado de una piscina, bajo el sol, conociendo gente, pero para dedicarte a esto hay que tener aguante. Y es que a nosotros nos toca trabajar cuando las personas descansan.

La palabra salvavidas es súper potente. Nuestro principal trabajo es de prevención, para que nadie necesite que le salven la vida. Esa es nuestra labor más importante.

Siento que en los últimos años se ha perdido el respeto a todo. El estallido social nos ha remecido. Estamos cuestionándonos las cosas y eso es súper bueno, pero eso también afecta nuestro trabajo. Esta semana me ocurrió un episodio poco grato. Estábamos prontos a la hora de cierre y las personas no querían salir del agua. Nos empezaron a desafiar a que nosotros mismos fuéramos a sacarlos. Siento que es fácil quejarse de los abusos, pero no hemos reflexionado que, muchas veces, cuando tenemos la oportunidad, abusamos del de al lado.

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