Columna de Alejandro Tapia: El reality de Trump en tiempos de Twitter

President Trump departs from the White House
FOTO: EFE


Como si aún estuviese en su reality The Apprentice, Donald Trump despidió esta semana vía Twitter a un funcionario clave de su gobierno, nada menos que John Bolton, quien se desempeñaba como asesor de Seguridad Nacional. Al Presidente republicano le bastaron apenas dos tuits para justificar la salida de Bolton, considerado un duro entre los más duros. "Informé anoche a John Bolton de que ya no se requieren sus servicios en la Casa Blanca", anunció el martes. El ahora exconsejero replicó que él mismo decidió su salida.

En sus 17 meses en la Casa Blanca, Bolton hizo todo lo que pudo para tensionar la relación con Irán y aumentó la presión con el "eje del mal" latinoamericano de Trump: Venezuela, Cuba y Nicaragua. En sus dos años y medio de administración, el mandatario ha tenido tres asesores de Seguridad Nacional: Michael Flynn, H.R. McMaster y Bolton.

La rotación de altos funcionarios en el gobierno de Trump ha sido brutal y suman 51. Luego del despido de Bolton, los analistas contrastaron la dura postura del exasesor, en especial con Corea del Norte, respecto de las posiciones del Presidente de EE.UU., un negociador nato. Cuando se debata sobre el legado de Trump, ahí estará la foto con Kim Jong Un. Pero el propio Trump intentó el martes modificar esa percepción: "Mis ideas sobre Venezuela, y en especial sobre Cuba, eran mucho más duras que las de John Bolton. ¡Él me estaba conteniendo!".

En medio de todo este torbellino, un anuncio de especial relevancia para América Latina pasó algo desapercibido. El jueves, el gobierno de Trump comunicó que el nuevo jefe del Departamento de Estado para América Latina, aunque interino, será Michael Kozak. Este funcionario tiene un particular vínculo con Chile, ya que en 1991 propuso una serie de vías para llevar a la justicia a Manuel Contreras, responsable de ordenar el atentado contra Orlando Letelier, que también le costó la vida a la ciudadana estadounidense Ronni Moffitt, en Washington DC, en 1976. Kozak incluso apostaba por una misión secreta para apresar al entonces exjefe de la Dina en Chile, sin el consentimiento del gobierno de Patricio Aylwin.

Mientras, en España, se inició la cuenta regresiva de cara al 23 de septiembre, día en que vence el plazo para que el socialista Pedro Sánchez logre reunir los apoyos suficientes que le permitan ser investido en el Parlamento. De lo contrario, los españoles volverán a las urnas el próximo 10 de noviembre, en las cuartas elecciones en cuatro años. España está en un laberinto básicamente porque Unidas Podemos, el partido de Pablo Iglesias, quiere una coalición con Sánchez, pero este apuesta por un "gobierno monocolor". El gran problema es que en julio, durante la fallida investidura del actual jefe del gobierno español, el Partido Socialista le ofreció a Podemos un gobierno de coalición, pero finalmente ese pacto no se concretó. En caso de elecciones, los sondeos apuntan a un cómodo triunfo del PSOE y una caída en el apoyo a Unidas Podemos.

Preocupado también está Jair Bolsonaro. El Presidente de Brasil tenía presupuestado reasumir sus funciones el viernes, después de una cirugía abdominal, la cuarta desde que fue acuchillado durante su campaña presidencial. Sin embargo, por recomendación médica estará otros cuatro días apartado de su cargo. Pero el reposo no ha estado ajeno a las polémicas y los cuestionamientos. Esto, después de que el mandatario fuera visitado por su hijo Eduardo Bolsonaro, quien ejerce como diputado y que se fotografío junto a su padre con una pistola en su cintura. La imagen la subió a su cuenta de Twitter, justo cuando se debate si puede asumir o no como embajador en Estados Unidos. Su hermano Carlos, actual concejal de Río de Janeiro, también generó un mar de críticas después de que cuestionó -también vía Twitter- la democracia en su país, que en 1985 dejó atrás una larga dictadura. "La transformación que Brasil quiere no va a suceder a la velocidad que deseamos de manera democrática", dijo.

Desde la otra vereda, Luiz Inácio da Silva concedió una entrevista a Le Monde, en la que lanzó duros dardos contra Bolsonaro: "En estos momentos de la historia, donde la política es tan odiada, la gente se desvía hacia el primer monstruo que encuentra".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.