El rebaraje político tras la crisis social

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El estallido callejero que comenzó hace más de un mes abrió el naipe presidencial, gatilló pugnas al interior de los partidos políticos, aceleró el diálogo entre algunos sectores y tiene al borde del fraccionamiento al Frente Amplio.


Chile cambió. La frase que se viene repitiendo desde el inicio del estallido social tiene correspondencia en la política nacional, cuyo tablero fue remecido. Candidatos, coaliciones y partidos entraron en un proceso de reacomodo que está en pleno desarrollo y cuyo fin pocos se atreven a aventurar.

"Los números tienen poco valor", afirma el analista político y experto comunicacional Gonzalo Cordero. Es que en tiempos de crisis, lo que reina es la incertidumbre.

"Estamos viviendo un momento que podría definirse de rebaraje psicosocial. Todo el país está siendo removido en todos los ámbitos: cultural, étnico, político. Esto va a redefinir cosas al interior de cada partido, entre partidos y coaliciones", reconoce el diputado del Partido Humanista Tomás Hirsch. El parlamentario frenteamplista está viviendo en carne propia la situación. Su bloque, pese a recién haber culminado su primer congreso programático para cohesionar el trabajo conjunto, está en una de sus peores crisis.

Naipe presidencial abierto

En el escenario presidencial no hay mayor claridad. Apenas dos meses atrás, la carrera por La Moneda parecía no dar sorpresas y llegaba a ser predecible, según las encuestas.

Con una oposición diluida y fragmentada, el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, mantenía la pole position con un 17%, según el sondeo Agenda Ciudadana de la consultora Criteria Research de septiembre, secundado por la exabanderada del Frente Amplio Beatriz Sánchez, quien había experimentado un repunte tras asumir como vocera y encargada de la campaña municipal de su coalición. Más abajo seguía José Antonio Kast (12%). En la encuesta no aparecía ninguna figura de la ex Nueva Mayoría, salvo la exmandataria Michelle Bachelet (6%).

Hoy, el escenario presidencial cambió, porque "instaló la incertidumbre y más que rebarajar el naipe, lo abrió", sostiene Cristián Valdivieso, director de Criteria Research.

En medio de la crisis social todos los presidenciales bajaron sus niveles de apoyo, aunque mantuvieron posiciones: Lavín 14%, Sánchez 10% y Kast 9%, según la encuesta Criteria de noviembre. Solo subió el porcentaje de respuestas "no sabe/no responde", acaso lo único predecible.

Lo que no se esperaban los analistas es que nadie capitalizara el descontento social y que fueran precisamente los extremos los que más bajaran en aprobación.

En el entorno de Lavín reconocen que la crisis social lo ha obligado a minimizar sus apariciones públicas, pues, estando primero en las encuestas, tiene más para perder que para ganar en medio del estallido. Su perfil, asegura un estrecho asesor, se aviene mucho más a situaciones de paz que de conflicto. Por lo mismo, Lavín es más competitivo en un ambiente sin movilizaciones callejeras.

En la UDI reconocen, en privado, que ese fue un factor que tuvieron en cuenta la semana pasada para allanarse a un acuerdo político con la oposición para una nueva Constitución. De hecho -aseguran cerca- nos-, Lavín votaría en el plebiscito a favor de una nueva Carta Magna elaborada por una convención constitucional 100% electa, pese a que en la UDI algunos personeros irán en una línea diferente, y reforzará el discurso por la integración social que ya venía desplegando con anterioridad.

Al otro lado, en el Frente Amplio, Beatriz Sánchez vive un escenario aún más complicado. Parte de su electorado rechaza la forma en que un sector de su coalición -los más cercanos a ella- se sumó al acuerdo de los partidos políticos para una nueva Constitución, acusándolos de haber pactado "a espaldas del movimiento social". La funa que sufrió la exabanderada el domingo pasado en Plaza Italia por un pequeño grupo de manifestantes refleja esa tensión.

Pocos dudan que la izquierda al interior del Frente Amplio levantará una carta presidencial para enfrentar a Sánchez con las banderas del movimiento social.

José Antonio Kast, quien acaba de inscribir el Partido Republicano tras sumar las firmas necesarias en cuatro regiones, estuvo lejos de capitalizar el enojo de un sector de la población por la violencia y destrucción que se han visto en algunas jornadas de protesta. Ahora tiene espacio para liderar la campaña por el "No" a una nueva Constitución. El riesgo, señalan dirigentes de derecha, es sufrir una derrota política importante si es que un porcentaje muy alto aprueba el cambio de la Carta Fundamental.

En la UDI y RN ya dieron libertad de acción a sus militantes y varios, entre ellos el presidente de RN, Mario Desbordes, ya anunciaron que votarán por el "Sí".

"Aún no se terminan de dibujar los liderazgos (...) La gente no espera que le digan cuánto más va a crecer el país, sino cuánto te ofrezco bajar la desigualdad", dice Cristián Valdivieso, de Criteria Research.

La figura de Desbordes -quien empatizó con las demandas sociales y presionó al gobierno a dar respuestas políticas y económicas a la crisis- es, según varios analistas, la única distinta en el escenario presidencial posterior a la crisis social. No está claro, sin embargo, cómo procesarán esa irrupción los senadores Andrés Allamand, Manuel José Ossandón y Francisco Chahuán, que venían hace tiempo disputando la posibilidad de convertirse en la carta de RN.

"Aún no se han terminado de dibujar o reperfilar los liderazgos en un escenario de desprestigio institucional. Lo más relevante es preguntarse cuál es el tipo de liderazgo que se está buscando", añade. Para él, tras un mes de movilizaciones masivas, se abren espacios a liderazgos que se muestren empáticos, más simbólicos y retóricos que tecnócratas, "en un contexto donde la gente no espera que le digan cuánto más va a crecer el país, sino cuánto te ofrezco bajar la desigualdad", señala Valdivieso.

Chile Vamos en la ola

El poder ordena, solían decir dirigentes de centroderecha años atrás respecto de la forma en que la antigua Concertación resolvía -o más bien postergaba- sus diferencias internas en función de ganar una vez más el gobierno. Una frase que puede bien aplicarse hoy al oficialismo.

La crisis social obligó a Chile Vamos a cambiar su agenda y ceder más de lo previsto, pero ha sorteado este terremoto con mayor unidad que la izquierda. En el bloque oficialista, sin embargo, algunos dirigentes ven con preocupación el desmarque de un sector de parlamentarios y de la directiva de RN del gobierno.

El lunes, por ejemplo, la mesa de RN le dio 15 días a La Moneda para preparar una hoja de ruta en tema de pensiones, medicamentos y adultos mayores, que toman en cuenta las demandas ciudadanas.

En ese desmarque, la directiva RN que encabeza Desbordes se ha acercado a la DC. El martes pasado, el timonel de RN y el presidente falangista, Fuad Chahin, dieron una conferencia de prensa conjunta en la sede de Santiago del Congreso, para presionar al gobierno por la agenda social.

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El timonel de RN, Mario Desbordes y su par de la DC, Fuad Chahin. Foto: Agenciauno[/caption]

Tregua PS y diálogo con RD

El 22 de octubre pasado fue un punto de inflexión para el PS. Ese día, las facciones internas, que venían enfrentándose desde la pasada elección interna, optaron por hacer un alto en sus rencillas. Con el país bajo estado de emergencia, con los militares en las calles y toque de queda por primera vez desde el retorno de la democracia, tomaron el acuerdo unánime de no asistir a La Moneda a un encuentro convocado por el Presidente Piñera. Desde entonces, la mesa que lidera el senador Álvaro Elizalde y la disidencia han trabajado juntos. En la negociación del acuerdo por la Nueva Constitución, por ejemplo, participaron representantes de ambos sectores.

La crisis también permitió darle nuevo aire al bloque Convergencia Progresista, que integran el PS, PPD y el PR, que hasta el 18 de octubre estaba casi sin vida.

El rebaraje político en la oposición tras la crisis social, sin embargo, va mucho más allá. En el PS y el Frente Amplio aseguran que en las últimas semanas se han intensificado el diálogo directo que sostenían dirigentes del PS con miembros de RD, Comunes y el Partido Liberal, las tres fuerzas frenteamplistas que se sumaron al acuerdo constitucional.

Las conversaciones venían desde hace tres meses, con miras a las próximas elecciones municipales, pero tomaron un cariz completamente distinto tras el estallido social.

Quiebre en el FA

El miércoles 20, la mesa ejecutiva del Frente Amplio optó por suspender su reunión habitual de coordinación. La decisión daba cuenta del quiebre que se venía profundizando hace varios meses y que estalló, definitivamente, luego de que tres partidos -RD, Partido Liberal y Comunes- firmaran el acuerdo por la nueva Constitución, que es rechazado por el resto de los movimientos de la coalición.

Al interior del FA hay visiones y estrategias completamente diferentes, por lo que se hace muy difícil seguir trabajando juntos, señala en reserva un dirigente frenteamplista. Mientras otro señala que ya es el momento de dejar de tapar las cosas y sincerarse. Esta semana, el Partido Ecologista Verde se retiró del bloque, mientras Igualdad y otros planteaban congelar el trabajo dentro del FA.

Al interior del FA acusan a RD, Comunes y el PL de priorizar las señales de gobernabilidad en medio de la crisis. A su vez, RD y Comunes critican a sus socios del Partido Humanista, Igualdad, el MDP y otros movimientos más pequeños de ser "testimoniales" por su negativa a buscar acuerdos con otras coaliciones. Al interior del FA hay visiones y estrategias completamente diferentes, por lo que se hace muy difícil seguir trabajando juntos, señala en reserva un dirigente frenteamplista.

El conflicto detonó con mayor fuerza en Convergencia Social, partido que estaba en formación y que pretendía convertirse en una suerte de fuerza intermedia entre RD y los humanistas. Todo quedó en vilo la madrugada del viernes 19, luego de que el diputado Gabriel Boric firmara el acuerdo constitucional, aunque su partido había decidido restarse.

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El rol de Boric fue cuestionado en su propio partido.[/caption]

La decisión de Boric, quien debió suspender su militancia y fue pasado al Tribunal Supremo, gatilló la salida del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, junto a 170 militantes, y la renuncia del dirigente sindical Cristián Cuevas junto a otros 100 cuadros que venían del movimiento Nueva Democracia, lo que hace prácticamente imposible que Convergencia Social pueda juntar las firmas para constituirse en partido, aunque puede facilitar el camino de acercamiento a RD para los que se quedaron.

Desde la otra vereda, el PH e Igualdad han estrechado las relaciones con el Partido Comunista en medio de esta crisis, con miras a representar la voz del mundo social y de las demandas ciudadanas.

En un giro al trabajo que por décadas hicieron por volver a institucionalizarse, los comunistas han liderado las críticas al acuerdo por la nueva Constitución y han respaldado a "la calle", reposicionando, de paso, al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, como figura presidencial.

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