Sebastián Sichel: "El resultado de los diálogos será un mandato para la agenda del gobierno"

SebastianSichelWEb

El ministro de Desarrollo Social defiende la gestión del Mandatario en el manejo de la crisis y asegura que cuando él pidió perdón hubo un cambio en La Moneda. "Lo he visto trabajar mucho y también ha habido un énfasis en el trabajo colectivo dentro de su equipo", asegura.


He descansado solo un día", comenta el ministro de Desarrollo Social y Familia, Sebastián Sichel. La crisis social que se desencadenó en el país lo tiene trabajando en el proceso de "Diálogo Ciudadano" que le mandató el Presidente Sebastián Piñera para recoger las demandas como una vía para aplacar el descontento social. El ministro plantea que los resultados de estos diálogos -que tuvieron que rediseñar tras la decisión de la Asociación Chilena de Municipalidades de iniciar una consulta sobre una nueva Constitución- cambiarán "la agenda del gobierno".

Además, defiende la gestión del Mandatario en el manejo de la crisis y asegura que cuando él pidió perdón hubo un cambio en La Moneda. "Lo he visto trabajar mucho y también ha habido un énfasis en el trabajo colectivo dentro de su equipo", asegura.

-¿Cómo ha cambiado el Presidente en esta crisis? ¿Su estilo, la manera en que maneja el gobierno?

-Yo creo que el perdón (solicitado por el Presidente), ese mea culpa tiene que ver también con una mirada que él ha tenido del gobierno. Lo he visto trabajar mucho y también ha habido un énfasis en el trabajo colectivo dentro de su equipo. Antes cada uno estaba en su propia misión y él estaba en su propia misión también. Aquí hay un énfasis al trabajo colectivo, a escuchar, a participar. Esa es su lógica y la del comité político también. Siempre ha habido una estrategia orientada al logro, que tiene que ver con la fase que estábamos viviendo, cumplir el programa. Y hoy día es una estrategia también orientada a un análisis conjunto de cómo seguir avanzando y poder construir, pero él siempre tomando las decisiones, que es lo que la elección le permitió. Hay una cosa que siempre ha sido importante para mí, porque soy un demócrata: las personas eligieron al Presidente Sebastián Piñera y es él quien tiene el mandato de conducir la crisis y en eso estamos todos ordenados. Y por eso me duele tanto que aquellos que diciéndose demócratas finalmente dicen 'me siento superior, debería gobernar', cuando son los chilenos quienes eligen quién gobierna y el Presidente ha cumplido muy bien esa misión.

-Usted viene de un mundo político distinto al de la coalición gobernante. ¿Cómo evalúa el manejo de la crisis?

-En 22 días se dio vuelta la agenda completa. Los que digan que estaban preparados o sabían que íbamos a tener una crisis de esta magnitud, lo que están haciendo es haber sido buen general después de la batalla... Hay una demanda mucho más grande para los ministerios del sector social que nos ha puesto el Presidente sobre la mesa, que tiene que ver con focalizar el gasto y hacer transferencias directas más fuertes a las personas. Va a haber un gran debate que debería emerger de la clase política después sobre cómo evitamos el violentismo en las calles y nos ponemos de acuerdo para tener estrategias mejores de seguridad en Chile. Ambas cosas han sido parte de la ecuación en este minuto.

-Es innegable que debieron cambiar su agenda y que estas nuevas propuestas tienen énfasis que parecían propios de la izquierda. ¿Cómo ha golpeado esto al gobierno?

-Parte importante de esta crisis tiene que ver con el cambio de la agenda que tuvo la izquierda en Chile, que dejó de pensar en la focalización y en la transferencia directa a los sectores más vulnerables y empezó a pensar mucho más en potenciar solo al Estado como proveedor de servicios o en gratuidad universal incluso en los sectores ricos. Ojo, acá con esa idea de la superioridad moral que alguien dice 'esta era mi agenda'. Porque, la verdad, no era la agenda que se había instalado en lo público y que, además, aquí tiene que haber una profunda revisión respecto del rol que ha jugado el Estado, la burocracia estatal, en hacer mejor las cosas... Ojalá pongamos ahora, que hemos construido grandes acuerdos estos días, en cómo recaudamos más, pero cómo somos más eficientes en focalizar, gastar y llegar a quienes más lo necesitan. Y creo que sí, voy a ser optimista en esto, hay un buen clima para iniciar esta conversación. Aquí ha habido concesiones positivas mutuas, lo que tenía trancada la agenda era la mediocridad, la incapacidad de no ponernos de acuerdo.

-¿Cómo ve las tensiones internas que se han generado en el gobierno a partir de esta nueva agenda social?

-Siento que estamos súper afiatados, insisto, en la lógica de cuando uno está en una etapa difícil, los equipos tienden a afiatarse. Y eso ha pasado. Ahora hay harta más generosidad en la construcción de la agenda, hay mucha más coordinación colectiva. En algún minuto, estábamos todos tan abocados en nuestras propias labores, que hacía que los ministros siguiéramos cada uno nuestra línea, y aquí lo que se provocó es que teníamos que coordinarnos más, que teníamos que poner la agenda más en común, que lo social era prioritario. Empezamos a compartir mucho más las agendas. Obviamente, hay una sensación de preocupación colectiva de hacer las cosas bien, y espero que esta sea la señal para todos. Yo creo que la manera más sensata y humilde de ver esto, y aquí hablo como político y como ministro, es que esto es un llamado de atención para el Parlamento, para el gobierno, para la línea empresarial, que ojalá empiece a entender que nuestros desafíos de construir acuerdos, de coordinación, de tener agendas comunes y, sobre todo, de terminar esta posición de soberbia de yo sé lo que la gente quiere, tiene que terminar para siempre.

-Hay gente que señala que si la agenda social fuese más contundente las movilizaciones ya se hubieran detenido...

-Acá se hizo un esfuerzo sustantivo de tratar de acelerar la agenda social sabiendo que nunca va a ser suficiente. La misión del gobierno es ser responsable en cómo administra las cosas y responder a las propuestas de los ciudadanos, pero también pensando en el futuro de Chile... Si algo nos cambió mucho fue ese mea culpa que hizo el Presidente, porque tiene que ver con que entendíamos que crecimiento y justicia eran igualmente importantes, pero habíamos puesto mucho enfoque en crecimiento.

-¿Cuándo se van a iniciar los diálogos que va a impulsar el gobierno?

-La próxima semana. Y, a partir de eso, el proceso va a durar 60 días, pero tiene que estar lista la plataforma virtual disponible. La idea es que haya un soporte para facilitar a todo el que quiera autoconvocar un diálogo, para que pueda generarlo, subirlo y visibilizarlo, sin vetos de temas. Por lo tanto, estamos trabajando en tener un buen soporte en esta lógica y estamos en eso.

-Pero, ¿qué es lo concreto?

-Nosotros queremos facilitar el proceso de diálogo y eso tiene tres formas de hacerse: primero, no tener vetos de temas, vamos a preguntar por reformas institucionales, vamos a preguntar por la prioridad que tiene para los chilenos la Constitución y vamos a preguntar por la agenda social. Es abrir una conversación gigante respecto de la agenda social. Primero, todo lo que es autoconvocado es bienvenido y nosotros facilitaremos las herramientas para poder subir, publicar, por lo tanto, aquí no hay vetos... Lo que esperamos es, además, abrir un segundo canal que tiene que ver con la participación individual libre, pero también para aquellos que quieran contestar un cuestionario, poder participar en esta lógica. Y también hay una apertura a realizar diálogos sectoriales para aquellos que los demanden y que nosotros podamos apoyar como gobierno. Es una buena noticia para nosotros que los alcaldes hagan sus propios diálogos o cabildos, porque también ellos se hacen cargo de la convocatoria, es una gran noticia. Ellos verán después si quieren subirlos a los autoconvocados, pero la plataforma está abierta y bienvenido que así sea.

-Pero los dejaron huérfanos. En el diseño original ustedes les iban a pasar insumos a ellos...

-No, para nada. Porque queríamos que esto también pasara en todos los sectores y si los alcaldes quieren gestionar sus propios diálogos, ellos verán después si lo quieren subir o no al sistema de la autoconvocatoria.

-¿En qué se van a traducir los resultados de este proceso?

-Como cada uno se va ir autoconvocando y tienen sus propios procesos y queremos adherir a esos procesos, por lo tanto, va a depender mucho de los resultados y de las demandas que lleguen ahí. Hay que preguntarles a los alcaldes qué esperan hacer con los resultados... No me puedo hacer cargo de todo. De lo nuestro va a ser súper indicativo respecto de la agenda que queremos construir en el gobierno en este segundo tiempo. Queremos que se priorice y se reordene la agenda de acuerdo a estos diálogos.

-¿Y esto comprometerá presupuesto?

-Sí, es reordenar la agenda, incluso, la agenda de reformas.

-Ahí van a tener el problema de las expectativas, porque después si no se incorpora lo que opinan las personas habrá frustración...

-Hemos sido cuidados en eso como gobierno. Nosotros queremos iniciar estos diálogos con un propósito: cambiar la agenda del gobierno y también dar una señal de los gobiernos que vengan de medidas a mediano y largo plazo.

-¿Cuáles serán los límites? Porque si la gente mayoritariamente pide fin a las AFP, por ejemplo…

No presupongamos resultados. Esto es un proceso de escuchar, pero obviamente que es indicativo para el proceso que vamos a hacer, sentimos que es un mandato para la agenda de gobierno. Es obvio que aquí habrá una agenda, pero los acuerdos tienen que ser institucionales. Sería una irresponsabilidad si dijera otra cosa, porque acá habrá proyectos de ley, conversaciones legislativas, acuerdos con otros sectores políticos.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.