Shock de realidad: El impacto en el mundo Kast por su súbito crecimiento en la recta final

REUTERS/Ivan Alvarado

El último par de semanas ha instalado en su comando la sensación de que su candidatura se ha fortalecido. Eso ha apurado discusiones y medidas puertas adentro.


“Chuuu” se le salió, tras un silencio, cuando abrió la encuesta del domingo pasado. Muchas de las anteriores -adversas para él o ventajosas para otros- las había vilipendiado vociferando por Twitter. “Cadem es un fraude. Ahora que el Rechazo empieza a subir, suspenden la encuesta. Son una vergüenza” (29 de enero 2020). “Lo sigo pensando: una herramienta de manipulación (…) propaganda inútil” (30 mayo 2021). “Influye indebidamente en la opinión pública” (25 de julio). “La Cadem te sube una semana y luego te baja, sin ninguna justificación” (20 de septiembre).

Pero el sondeo 407 de ese día le sacó un “chuuu” porque era el tercero consecutivo que lo dejaba en la punta y el primero en que le sacaba a Gabriel Boric una ventaja (24% contra 19%) por sobre el margen de error que declara la encuestadora. Pese a que el republicano -y otras voces- ha sido feroz crítico de ella, ahora lleva un mes esperándola con atención.

“Con humildad y las dudas sobre la realidad que muestran las encuestas, quiero valorar el apoyo”, tuiteó ese domingo, adjuntando pantallazos del estudio y del de Pulso Ciudadano (22,2% contra 17,4% de Boric)

Todos los domingos, hace cuatro, Kast y su anillo -sus asesores Cristián Valenzuela, Carolina Araya, y otros- se conectan a las 19:45 para repasar la semana y esperar juntos la Cadem de las 20:30. Han recordado que la vez pasada (2017), esos números le daban un 5% y él terminó sacando un 8%. No quieren darle demasiada importancia, pero ahora se les hizo inevitable tomarle el peso.

A esas alturas su comando tenía un par de preguntas. Si su racha ascendiente de las semanas anteriores seguiría, y si al candidato de Chile Podemos Más le habría resultado la idea de confrontarlo. Vieron que lo primero pintaba para un sí y lo segundo para un no.

Los sondeos que cayeron esta semana fueron los últimos que se conocerán antes de la primera vuelta del domingo 21 por el blackout legal que prohíbe divulgarlas (algunas empresas seguirán haciéndolas privadamente). Cadem lo aleja más de Boric, Criteria lo muestra bajo él por un punto; TuInfluyes deja al candidato de Apruebo Dignidad sacándole 5 puntos de ventaja, y la versión votante probable de Pulso Ciudadano muestra al ex UDI rebasándolo por apenas un punto y medio.

Puntos de más o de menos, la cadena de sucesos parecía soplar en la misma dirección: el desfonde que esos y otros números le acusan a Sebastián Sichel, las deserciones masivas desde las filas de la derecha oficialista a las suyas y hasta -dicen en el comando- más gente y empresarios aportando dinero.

Kast y lo suyos venían insistiendo hasta hace un par de semanas que querían tomarse el cambio de situación con prudencia. Él pensaba que se le habían alineado los astros. Por ahí alguno comentaba que evitaban ponerse en su mejor caso. Sí tenían claro que el mapa les decía que la lidia decisiva es entre él y Boric, y que solo un descalabro de última hora en esta campaña tan dada a errores y sobresaltos podría dejarlo fuera del balotaje.

Pero tras esa noche de domingo -si es que no antes- su cuartel general volvió a sopesar la idea de que él tiene una posibilidad de quedarse con el cetro en segunda vuelta. Lo mismo piensan miembros UDI que han tenido tráfico verbal con él.

“Con Piñera sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad. Ahora, en cambio, había cierta expectativa, pero se puso cuesta arriba cuando Sichel ganó la primaria con tanta fuerza. Y volvió cambiar cuando Sichel se desinfló tanto”, resume su gente.

Cambio tras cambio. Hacia comienzos de septiembre, el objetivo de Kast era llegar al menos al 15% en primera vuelta y que ocho de sus candidatos a parlamentarios triunfaran. Se ponían entonces en este caso: que si el ex UDI quedaba en la berma y Sichel llegaba a diciembre (o incluso si ganaba), podrían ganar más influencia con una bancada republicana y evitar -decían- que los ningunearan como lo hizo la administración Piñera.

Pero sobre todo les interesaba asegurar la sobrevivencia del Partido Republicano (la Ley 18.603 exige un piso de porcentaje en votos o congresistas electos).

Ahora, esta nueva situación lo ha puesto a él y a los suyos en un cruce. Por un lado está el no creerles a las encuestas (“no estamos seguros de ellas, les tenemos desconfianza”, mascullan) aunque ahora lo favorezcan. Por otro, mientras menos quede para el 21 -apenas 14 días, y menos de campaña-, hay más presión por apurar cambios para la segunda vuelta. No van a esperar a última hora para eso.

Ahí está buena parte del nervio de lo que ha pasado y está por pasar en el comando de Kast. Cuándo, cómo y hasta dónde cambiar una candidatura que se precia en no ceder ni un palmo y que ha llegado así hasta acá, versus la obvia necesidad de abrir ventanas, si quieren ir tras la mayoría.

En el comando dicen que esto los tiene bajo una “reflexión profunda” y que a fines de la próxima semana eso debiese llegar a algo concreto. Está por verse si eso derivará solo en cosas formales, de estructura, o además en otras de fondo, como el discurso y sobre todo, el programa. Como hasta hace poco no creían seguro pasar a diciembre ni menos en quedarse con la tricolor, puede que sea un punto crítico.

Kast cambió su agenda ante los últimos resultados en las encuestas.

“Hasta la Capilla Sixtina es perfectible”

El programa. El programa ha estado caído del sitio web oficial de la candidatura (igual está online en el sitio del Servel y en otros). Él ha dicho que “nunca lo hemos bajado” y ha culpado de eso a ataques de hackers. “Lo estamos cambiando de servidor, para evitar ese tipo de situaciones y que todos puedan verlo”, explicó el martes.

Sus 204 páginas de 829 medidas han sido un flanco político. Alguno dirá que no es lo mismo un documento pensado para llegar al 15% que uno pensado para ganar. La cosa es que el candidato ha debido encarar sucesivas preguntas por propuestas polémicas, vacíos y contradicciones: la zanja en la frontera septentrional, la fusión de ministerios que borrarían el nombre del De la Mujer, poner en duda el cambio climático, la creación de una “Coordinación Internacional Anti-Radicales de Izquierda” y varias otras.

Sichel ha buscado sacar provecho de eso criticándolo hasta en su franja.

Fue otro fleco el que le sacó comillas a Kast de que sí lo cambiará. Cuando fue al programa El Candidato de Mega, (14 de octubre) la periodista Paulina de Allende-Salazar le preguntó por qué ya no ofrecía indulto inmediato a los militares condenados por crímenes contra derechos humanos, si eso estaba en su programa 2017.

-Porque mantengo el mismo programa del 2017 en esa línea -respondió.

-No, no es el mismo -retrucó ella.

-No, no es el mismo. Mantengo lo que dije el 2017, lo mantengo hoy y lo sostengo igual -siguió él.

-¿Y por qué no lo escribe?

-Podemos actualizar el programa, no tengo problema. Al menos no lo voy a bajar, nunca he bajado el programa. Lo puedo actualizar. Ahora, para noviembre, vamos a hacerle una remozada -cerró.

El 26 de octubre le admitió a Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas de la UC, un “bueno, lo podemos arreglar. Todo es perfectible. Hasta la Capilla Sixtina es perfectible”, cuando él lo encaró en un conversatorio por omisiones en el apartado educación.

Que se sepa, la gente de Kast tiene definido comenzar la semana que abre mañana un trabajo de “convertir el programa” en un “verdadero plan de gobierno”. Hay voces ahí que dicen que no van a cambiar “nada” antes de la primera vuelta.

Esto ya trabó un fuerte debate en el comando hace aproximadamente unas dos semanas, justo cuando el retador cumplía la segunda subiendo en los números.

Valenzuela -uno de sus principales consejeros, de su máxima confianza- defendió puertas adentro no mutar nada. Su argumento ha sido que el candidato está donde está porque sigue tal cual, en ideas y personalidad, que su “coherencia” es su mejor arma.

Pero con las cosas en este estado, él y otros saben que el programa debe abrirse a puntos de otros sectores de derecha para poder acercar rápida y fluidamente posiciones después del 21. Por eso mismo, parte del trabajo que harán es volver a revisar las propuestas de Lavín, Briones, Desbordes y Sichel, para incorporar ideas que convoquen a esos mundos.

Que las deserciones desde el bando oficialista y apoyos declarados hayan caído tan rápido les hace pensar que habrá mucho menos resistencia a unir fuerzas (queda por ver qué pasará con Sichel y los remanentes de las suyas, y Evópoli, que así queda en fuego cruzado pensando en el 2022).

Con el mundo UDI es otra cosa. De ahí se han pasado a sus filas sin chistar parlamentarios, dirigentes regionales, de base, e históricos. En ese tronco de fundadores, militen o hayan dejado de militar en el partido, tiene hace rato aliados como Javier Leturia, Gonzalo Rojas y Luis Cordero.

Falta saber qué pasará con el hemisferio adscrito a Joaquín Lavín, con su líder silente y en España. Los integrantes del círculo que fue derrotado junto a él en julio no se han pronunciado. Para Kast, esa ha sido la derecha a combatir hasta ahora. Por lo mismo, ha de mostrarse más afectuoso con el gremialismo, que es de donde vienen sus amigos y asesores.

Él mantiene vínculos con José Piñera (“brillante”, “le pediría consejos”, dijo el 14 de octubre), con quien se juntaba a hablar de economía. Su gente dice que para él es importante el trabajo en pensiones de la economista Cecilia Cifuentes.

Pero las elecciones se ganan en segunda vuelta con más del 50%. Se sabe que el viernes de la semana pasada algo pegó en el comando que el secretario general del Partido Republicano, Antonio Barchiesi, contestara en Cooperativa que “los tribunales se pueden equivocar” cuando le preguntaron si Kast considera o no a Miguel Krassnoff (exagente DINA condenado a más de 600 años por diversos crímenes) un violador de los derechos humanos.

Volviendo a los cambios en el equipo, allá relatan que en vista de todo este escenario, el desafío inmediato es ampliar los cuadros, sobre todo en comunicaciones y en relaciones políticas. También que estarían entrando otros nombres al anillo más estrecho de asesores.

Eso de las relaciones políticas tiene acertijos por resolver. Aunque en el equipo del candidato digan que las relaciones con Evópoli han mejorado, él todavía no se instala a conversar con su sobrino Felipe Kast, senador y líder de ese partido (y cuyas pretensiones políticas con ese alcance de apellido quedan bajo interrogante).

Con el comando de Sichel no se reportan contactos. En su momento el coordinador político de éste, Pedro Browne, se mensajeaba con Kast, pero ya no. Con el gobierno -siempre según el equipo republicano- tampoco hay conversaciones, salvo la amistad que mantienen Valenzuela y el ministro vocero Jaime Bellolio. ¿Larroulet? Dicen que no.

Ya no hay comunicación entre los comandos de Sichel y Kast.

Kast está preocupado de trasladarle a sus candidatos el apoyo que ha cosechado. La cuarentena a la que cayó por haber sido contacto estrecho de Boric le obligó a cancelar una larga gira por regiones que iba de esta semana hasta la que comienza mañana, y en su encierro ha estado haciendo lives para apuntalarlos, como uno de tres horas que tuvo el viernes en la noche (recordemos, si no llegan al margen legal se disuelve el partido).

Para evitar errores, escoge a qué espacios de tevé y foros ir o no. Se ha bajado de algunos y hay programas a los que no asistiría, como Tolerancia Cero. Allá dicen que llevan meses invitándolo y que la respuesta de vuelta es que él no se siente cómodo con el formato. En el comando afirman que antes no lo tomaban en cuenta.

Para el balotaje, anticipan que en un mano a mano con Boric se moverá en “el eje inestabilidad versus orden” y que ha de trazar un estilo de gobierno radicalmente distinto al de Piñera, sobre todo en las primeras semanas, haciendo gestos importantes a las demás fuerzas de la derecha que asumen que se plegarán a su eventual mandato. Kast sabe que quien gobierne Chile ahora enfrentará un período complejo, y que no puede hacerlo solo, De ahí, entonces, que baje un par de peldaños en sus posturas radicales.

Quien tiene un problemón es el Presidente, si su candidato oficial no pasa a diciembre. Dicen que está nervioso con el asunto, que ha comentado sorprendido los números de Kast. La duda punzante es qué hará la noche del 21, de pasar el alemán: ¿lo llamará para felicitarlo o a los dos que pasen?

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