Maykol Álvarez (22) tenía 12 años cuando se presentó en la Academia de Remo de Santa Fe, Cuba. Por un amigo había escuchado hablar de ese deporte, pero jamás lo había practicado. Ese día, sentados en la galería de la academia, su padre y su madrastra lo observaban. Poco después, Álvarez empezó a remar. Frank Piñón, el entonces entrenador de remo de la selección cubana, lo vio: pensó que tenía talento. Lo que no sabía en ese momento es que esa remada sería el inicio de la travesía que lo llevaría a arrancar de su país.

Álvarez nació en La Habana, Cuba, en la comuna de Regla, uno de los municipios con mayor peso económico de la ciudad. Según explica, a pesar de que para un cubano es difícil encontrar los recursos para dedicarse al deporte, él viene de una familia de deportistas. Su padre compitió levantando pesas y su madre llegó a practicar vóleibol de forma profesional.

“La historia del deportista en Cuba es arriesgada, pocos pueden y tienen la oportunidad de dedicarse a esto. En mi país no existen las condiciones necesarias para desarrollarte como atleta”, explica.

De todas formas, la suerte corrió a favor de Álvarez. Poco a poco se fue posicionando en el mundo del remo. A los 15 años fue considerado “perspectiva inmediata”. Es decir, sobresalió entre sus pares por sus condiciones físicas y su calidad deportiva. A los 18 años clasificó al equipo nacional de remo cubano. En ese momento supo que podría llegar lejos.

A los 21 años logró meterse entre las ocho mejores marcas del remo de su país. Por esto, en diciembre de 2022 recibió una noticia que anhelaba: viajaría al extranjero a competir. Sería la primera vez que Álvarez saldría de Cuba. El destino sería Chile, para las clasificatorias de los Panamericanos Santiago 2023. El 12 de abril de 2023, a las 6 horas, ese sueño se hizo realidad. Aterrizaron en el aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez.

“Cuando llegué a Chile me impresionó. La verdad me gustó mucho. Y el cambio fue brusco para bien. Ves muchas oportunidades en tan poco”, dice hoy desde su habitación en Quilicura.

Maykol Álvarez practicando remo en La Habana, Cuba.

A la salida del aeropuerto los estaba esperando un bus, que los trasladó directamente a Concepción, donde se desarrollarían los Prepanamericanos. Al subir, personas de Seguridad Nacional Cubana les retuvieron sus pasaportes, credenciales e identificaciones para evitar posibles fugas de los 15 atletas que arribaron a Chile.

“La idea de todo eso es que regreses a la isla de manera obligatoria. Vivir eso es muy fuerte”, confiesa el atleta.

En esa competencia, en la categoría cuatro par, los cubanos consiguieron la medalla de plata: con ella aseguraron su participación en Santiago 2023. De todas formas, Álvarez tenía algo decidido: no regresaría a su país.

El 22 de abril, terminadas las clasificatorias, el mismo bus los pasó a recoger al hotel en que se alojaban, El Dorado de Concepción. Llevó a toda la selección de remo de vuelta al aeropuerto Arturo Merino Benítez. Fue ahí donde el remero vio la primera oportunidad para fugarse. Se separó del grupo y se metió a un baño, ahí esperó cerca de tres horas. A las 9.30 horas salía su avión, pasado ese horario sería libre.

“Una vez que sales de Cuba, regresar es muy fuerte. En Cuba se pasa mucha necesidad. Viajas y te sientes mejor afuera que en tu propia casa. El cubano lo que quiere es irse de Cuba, porque la verdad es que Cuba es una cárcel”.

En ese momento, Maykol Álvarez se convertiría en el primer desertor cubano que dejarían los Juegos Panamericanos Santiago 2023.

Siete meses de libertad

La posibilidad de una deserción en competiciones deportivas no es algo nuevo para Cuba, ha pasado en innumerables ocasiones a lo largo de la historia. Solo desde 2022 hasta la fecha, 187 deportistas han declinado regresar a la isla. Es más, cifras oficiales emitidas por el país caribeño fijan en 800 los deportistas desertores en la última década.

Mijail Bonito, abogado cubano que llegó en el año 2000 a nuestro país, entiende el tema. Lo vivió en carne propia cuando decidió fugarse de Cuba por ser opositor al gobierno. Él, quien consiguió su nacionalidad chilena en 2006, explica la situación que atraviesan los desertores:

“El problema es que los cubanos que viajan con pasaportes oficiales son considerados funcionarios públicos, y los que no regresan son acusados de traición. Por lo que si vuelven a Cuba pueden incurrir en sanciones de privación de libertad de hasta ocho años. Esto es algo que solo ocurre en las dictaduras totalitarias”, comenta desde su estudio.

Una hora después de despegar el avión en el que Maykol Álvarez debía regresar a su país, el remero salió del baño en que se escondía. Según lo planeado meses antes, a las 10.30 del 22 de abril, una pareja de cubanos que conocían al padre de Álvarez lo recogieron en la salida del aeropuerto. Lo hospedaron en su casa, en Santiago Centro. Las primeras semanas fueron duras, el deportista las recuerda bien:

“Uno tiene miedo, pensaba todo el tiempo que iba a ocurrir algo extraordinario. Extraordinario en el sentido de deportación”.

Un desertor cubano en Quilicura. En la imagen, Maykol Álvarez

Álvarez llegó a Chile con 400 dólares en efectivo. Su mamá vendió varias cosas en Cuba para hacerse de dinero y dárselo a su hijo. Calcularon que eso le serviría para sobrevivir por un mes en nuestro país y así fue. De todas formas, tras 20 días en la casa de sus conocidos, el cubano consiguió trabajo. Comenzó lavando autos, con lo que se hizo su primer sueldo y con eso arrendó una habitación en Conchalí. Era pequeña, pero el dinero no alcanzaba para más.

Cuando todo empezaba a estabilizarse el atleta vio en redes sociales una publicación. “Tres desertores cubanos dejan el equipo de remo” -se titulaba-, le seguía una foto de él y de otros dos compañeros que se habían fugado en el vuelo de regreso durante la escala en Ciudad de México. Álvarez asegura que eso no le afectó, es más, que le dio risa:

“Si usted no regresa a Cuba, usted sale en las noticias, como algo malo. Es hasta irónico, porque las mismas personas de Cuba te felicitan por quedarte. Y el mismo cubano, el mismo ciudadano, el mismo pueblerino, te felicita y te desea lo mejor”.

El remero siguió trabajando. Lavaba autos, era jardinero e, incluso, fue guardia de seguridad en fábricas por las noches. De esta manera consiguió comprar una bicicleta, un refrigerador, una cama y una moto. Además, después de tres meses viviendo en Conchalí, arrendó otra habitación. Esta vez fue en una casa en Quilicura, la que actualmente comparte con un chileno y una venezolana. Esa posibilidad de poder adquirir bienes asombró a Álvarez:

“En los siete meses que llevo viviendo aquí en Chile he conseguido lo que en 30 años no iba a conseguir en Cuba”.

La historia se repite

El día de clausura de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 estuvo marcado por una noticia: un grupo de deportistas cubanos se convertía en nuevos desertores. Seis hockistas y un atleta decidieron no regresar a la isla. A pesar de que la visa de estos deportistas vence hoy, 12 de noviembre, optaron por solicitar de forma inmediata ayuda legal al estudio de abogados Hurtado y Bonito, quienes asumieron la representación de los atletas.

Algunos de los desertores cubanos que dejó los Juegos Panamericanos Santiago 2023, durante un entrenamiento en la comuna de Lo Barnechea junto al alcalde Juan Cristóbal Lira.

El 8 de noviembre, Maykol Álvarez se encontraba en el Servicio Nacional de Migraciones, haciendo la fila de refugiados para consultar sobre su situación en el país. En eso, vio entrar a un grupo de cubanos. Los reconoció de inmediato: eran los últimos desertores que habían dejado Santiago 2023.

“Llegaron ellos y supe que estaba en el momento y tiempo indicados. Dios me ayudó”, dice el remero.

En eso, el abogado Mijail Bonito le ofreció asesoría. Álvarez aceptó, rellenó varios formularios y se unió al proceso que están desarrollando sus compatriotas. Optaron por solicitar refugio. El problema: menos del 3% de estas solicitudes se acogen en nuestro país. De todas formas, Bonito se mantiene optimista. Explica que existen circunstancias que favorecen la defensa de los atletas:

“Estamos muy seguros de que vamos a ser capaces de acreditar todos los requisitos para tener el reconocimiento de la condición de refugio. Porque ellos tienen circunstancias previas a su venida a Chile: les retiraron los pasaportes, los persiguieron, les ponían vigilantes para que no se escaparan, etc. Hay circunstancias que cumplen los requisitos de refugio y arriesgan penas de cárcel por delitos que ni siquiera existen en el mundo civilizado”.

En medio de todos los trámites legales, Álvarez confiesa que el remo es algo que quedó atrás para él. Asegura que fue gracias a eso que pudo conseguir su libertad, pero no es algo que busque continuar:

“Tengo la esperanza de llegar a ser entrenador. Creo que cuando se acomoden las cosas, esa va a ser mi vida”.

Tras un par de segundos en silencio, agrega:

“No. Esa va a ser mi vida, no es que solo lo crea, esa va a ser. Es lo único que sé”.