A tres meses del inicio de la guerra, Rusia controla un quinto del territorio ucraniano

Foto aérea de la destrucción de edificios residenciales en Ucrania, a tres meses del inicio de la invasión rusa. Foto: AP/Efrem Lukatsky.

Pese a que en un inicio se creyó que sería fulminante, la invasión del gobierno de Vladimir Putin aún sigue en pie, a tres meses de su inicio. Más de 100.000 kilómetros cuadrados estarían en manos rusas.


Fue hace tres meses. Las pantallas del mundo mostraban al Presidente de Rusia, Vladimir Putin, señalando que las “Repúblicas Populares de Donbas” habían pedido su ayuda, razón por la que iniciaba una “operación militar especial”. Era el 24 de febrero de 2022, y el líder ruso declaraba con este eufemismo el inicio de una guerra contra Ucrania.

Hoy, cerca del 20% de su territorio se encuentra en manos de Rusia, según un análisis de El País, lo que equivaldría a más de 100.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, pocos analistas previeron el estado actual de la invasión, incluido el Kremlin. Todo apuntaba a que sería una victoria veloz, destructiva y que duraría días, quizás semanas, pero ahora hay muchos quienes señalan que el conflicto podría durar meses.

Un cambio forzado en la estrategia

La guerra pasó desde una suerte de invasión relámpago a una lucha de desgaste en el que ganará quien “pueda soportar los golpes”, afirmó para The Associated Press el profesor de estudios estratégicos en la Universidad de St. Andrews, Phillips O’Brien. El planteamiento era simple. Rusia buscaba derrocar al gobierno del Presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky, a través de la toma de la capital, Kiev. Pero los problemas logísticos en la operación obligaron a un cambio en la ofensiva, pues no era posible para el Ejercito ruso sostener varios frentes a la vez.

Esto llevó al gobierno de Putin a replantear la estrategia bélica que adoptaron durante todo el mes de febrero, sin tener que cambiar la retórica que sustentaba “moralmente” la invasión. Tras acusar al gobierno de Zelensky de apoyar a grupos neonazis, el ataque discursivo y militar se trasladó al intento por conquistar la región del Donbas, en el este del país, objetivo mucho menos ambicioso que arrasar con la capital y derrocar a un Presidente.

Ciudad de Mariupol destrozada tras el asedio de más de 80 días en Ucrania. Foto: AP/Alexei Alexandrov.

Fue en Mariupol donde el Kremlin alcanzó su más grande victoria alcanzada hasta el momento por Rusia, tras la rendición de las fuerzas parapetadas en la acería de Azotval, pues les entregó el control de toda la franja este de Ucrania. Esto creó un corredor de facto que va desde Crimea – territorio previamente anexado durante 2014 – hasta el este de la región de Kharkiv.

El secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, incluso aseguró que “los rusos todavía están muy por detrás de donde creemos que querían estar cuando comenzaron este esfuerzo revitalizado en la parte oriental del país”, informó The Associated Press. Kirby agregó que el combate en el Donbas es dinámico, con ataques a pequeños pueblos y aldeas, las que cambian de manos todos los días.

Los esfuerzos rusos se concentran ahora en rodear Severodonetsk, Lisichansk y Rubizhne, con el fin de poner a toda la región de Lugansk bajo ocupación rusa, considerando que esta es una de las llamadas Repúblicas Populares que anunciaron su independencia en 2014 y Rusia dijo que defendería como pretexto para iniciar la invasión.

Este cambio en la táctica de Moscú ha sido, de alguna forma, respaldado por funcionarios del Kremlin. Dos altos mandos confirmaron la baja en la intensidad de la invasión cuando el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, aseveró que Rusia “no persigue plazos”, mientras que el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, dijo que la baja en el ritmo fue deliberada, lo que se hizo para permitir que los civiles huyeran, reportó The Associated Press.

“La intensidad del fuego en Severodonetsk ha aumentado varias veces, simplemente están destruyendo la ciudad”, fue lo que avisó en la televisión local el gobernador de la provincia de Lugansk, Serhiy Gaidai, en lo que parece ser la nueva estrategia adoptada por el ejército ruso.

Las consecuencias para dos pueblos

Según Kiev, tan solo en el asedio a la ciudad de Mariupol y después de tres meses de asedio constante, son decenas de miles los muertos en la ciudad. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) cifra en cerca de 6,5 millones de personas las que debieron huir del país en calidad de refugiados. Sumado a las personas que han debido trasladarse dentro del país, el número total llega a los 14 millones, la cantidad más grande de personas que han debido movilizarse por una guerra en las últimas décadas, informaron desde ACNUR.

Refugiados ucranianos esperando en Tijuana, México, su ingreso a los Estados Unidos. Archivo. Foto: Reuters

Pero también se han generado importantes problemas económicos. Oleh Ustenko, asesor de la presidencia ucraniana en la materia, afirmó que las pérdidas para el país asciende a 1 billón de dólares, lo que equivale aproximadamente a cinco años de la producción económica anual de Ucrania. Según lo reportado por The New York Times, la estimación se realizó tanto considerando las pérdidas directas, lo que incluye la destrucción de infraestructura pública y privada, como a las pérdidas indirectas relacionadas a la nula inversión y al descenso total de las exportaciones.

Las sanciones económicas a Rusia también están afectando severamente la vida cotidiana de los rusos. El cierre de importantes cadenas internacionales en el país, principalmente las occidentales, han significado la pérdida de miles de empleos.

Habrá presiones y sanciones, le dijo en una reunión televisada tres días antes del inicio de la invasión el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvedev, al Presidente Putin, “pero después de un tiempo, la tensión disminuirá. Tarde o temprano se cansarán, y ellos mismos nos pedirán que reanudemos las discusiones y las conversaciones sobre todas las cuestiones para garantizar la seguridad estratégica. Seamos sinceros, Rusia significa mucho más que Ucrania para nuestros amigos de Estados Unidos y la Unión Europea”, recogió el periódico Financial Times. Tres meses después, se comprobó lo equivocado que estaba Medvédev.

El cierre de McDonald’s, la partida de Ikea y la salida de gigantes del petroleo como lo son BP y Shell, marcan la tónica de que lo peor de las sanciones económicas, principal respuesta internacional al conflicto ruso-ucraniano, están recién por llegar. Y, para la tristeza de ambos pueblos, también son síntoma de que aún no se ve la luz al final del conflicto.

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