Alfredo Joignant: “Una segunda vuelta entre Lavín y Jadue sería la aniquilación de la oposición”

Fotografía : Marcelo Segura Fotografia: Marcelo Segura

“Anulo”, dice que votaría si fuese este domingo. El sociólogo y cientista político exPS cree que en esas condiciones “no puede haber primarias”. No culparía de eso al PC sino que al resto de los partidos por “haber sido incapaces de generar las condiciones intelectuales y políticas para generar un candidato competitivo”. Por eso advierte que además de buscar un nombre, la oposición debe construir un programa y un proyecto político a largo plazo. Pero que "al instalar el tema presidencial, el PC genera una carrera irracional al precipicio, apurando un nombre sin contenidos".


“Ahora la oposición tiene que tomar nota, muy honestamente, del carácter coherente del nuevo gabinete desde el cual la derecha, Chile Vamos, y el gobierno se propone -es razonable- hablarle a su base social y rescatarla. Es un gabinete muy la derecha, y el documento de los diputados UDI generado un día antes, en que pedían la venta de TVN y privatizar Codelco, es el tono ideológico y político que acompaña esto. Es muy probable que el debate político se polarice aún más. La oposición tiene que preguntarse si frente este gobierno que con esto anuncia un endurecimiento al enfrentar este parlamentarismo de facto instalado, ¿le conviene ser tan dura como el gobierno y entrar en una escalada? ¿O apostar a moderarse más? Si se modera puede hablarle y llegar a más mundos”.

Alfredo Joignant (exPS), sociólogo, cientista político, académico de la UDP e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) -y que aclara que acá no habla como consejero del Servel-, cree que la crisis en La Moneda le planta este dilema a una oposición que, pese a propinarle derrota tras derrota a sus rivales, sigue desunida y sin una carta con opciones claras de ganar la próxima elección presidencial. A un año de las primarias.

Lee que el sector “le ha hablado durante poco más de dos años a su propio electorado, que es politizado. Pero así como la derecha, la oposición tampoco ha tomado nota que, al menos según las encuestas CEP, cada vez hay menos personas que se auto ubican en el eje derecha-izquierda. Una oposición que solo le habla a la izquierda, donde el 60% de los chilenos no se identifica con uno ni otro lado, le habla a una tribu. Y la derecha está empezando a hacer eso porque su electorado la está abandonando. Es lo que hay, pero las elecciones presidenciales del próximo año no se ganan solo con el eje; la gente que va votar viene de fuera del eje”.

-¿Lo hará? El próximo hito parece ser el impuesto a los “súper ricos” y ya se ha dicho que hay que “aprovechar el vuelito”.

-Ese proyecto no polariza a la sociedad. Es súper popular, más allá de que su viabilidad económica es bien dudosa. Pero el punto sobre el 10% de las AFP ya está hecho; el punto de la derrota del gobierno en el veto de los servicios básicos ya está hecho, y el del impuesto a los súper ricos ya estará hecho.

-¿Que gana la oposición con eso?

-Le habrá hablado a la mayoría de la gente desde posiciones genuinamente de izquierda y centroizquierda. Y no habrá muchas más oportunidades legislativas para seguir en el mismo tranco. Creo que el nuevo gabinete tendrá un mejor control de la agenda legislativa y mayor capacidad de disciplina en sus filas. Muchas de estas derrotas han sido entre autogoles y aciertos opositores. Dígase lo que se diga, la derecha tiene la ventaja de ser ideológicamente mucho más homogénea que la oposición -DC vs PC, por ejemplo- y tiene un mejor elenco de candidatos presidenciales.

-¿Qué puede hacer el sector ante eso? Hasta antes del virus ni siquiera tenían un solo comando por el Apruebo.

-Tiene que administrar su heterogeneidad ideológica, unirse reactivamente. Pero se viene otra fuente de división con el Partido Comunista anunciando a Daniel Jadue. Es una candidatura relativamente popular, aunque tampoco su popularidad es inmensa. Pero es una nueva fuente de división política.

-Sumemos el plebiscito en menos de tres meses, a lo que algunos analistas añaden un eventual estallido social 2.0. ¿Cómo levanta la oposición otro liderazgo entonces?

-Empezando a redactar el programa presidencial de la próxima administración, y en paralelo un proyecto político de todas las izquierdas y centroizquierdas imaginables para los próximos tres gobiernos. Un proyecto político tiene una esperanza política superior a un gobierno, piensas el país a 16, 20 años plazo. Habrá que ponderar el plebiscito y la pandemia, cierto, pero hay que empezarlo ya, no se puede supeditar a eso. Eso supone despejar cómo satisfacer cuatro derechos sociales: pensiones, salud, educación y seguro de cesantía.

-Eso es lento.

-Es muy lento.

-Pero la oposición lleva dos años y algo desunida y, fuera de Jadue, hasta ahora solo se ve a Heraldo Muñoz en el PPD, con magros números. ¿Por qué?

-Por el imperio del corto plazo y de la victoria corta. La Concertación comenzó a diseñar su proyecto político a mediados de los ’80 en los centros de estudios opositores, tenían una idea de país. Hay que reeditar este ejercicio. De hacerlo ahora, a esto el PC se va a sumar mucho más tarde.

-¿Están las condiciones para hacer esto hoy?

-No, no están. El PC, al instalar el tema presidencial, genera una especie de carrera irracional al precipicio al apurar definir un nombre sin contenidos.

“En un régimen presidencial no existe ninguna posibilidad de que un candidato comunista gane”

-Si esto fuera hoy, la segunda vuelta presidencial sería entre Daniel Jadue y Joaquín Lavín. Eso es lo que ve la gente de éste y también algunos en la oposición.

-En estos momentos eso sería así. Pero lo propio de la política es torcer el destino.

-Este domingo es la segunda vuelta. Llega a la urna, le pasan el voto de segunda vuelta y están Lavín y Jadue. ¿Qué hace con el lápiz?

-Anulo. No votaría por Lavín, te lo aseguro. Pero tampoco por Jadue.

FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

-¿Y el votante histórico de la DC o del PPD?

-Lo más probable es que haga lo mismo que yo.

-¿A qué escenario llevaría eso a la oposición?

-A una aniquilación.

-¿De qué sector de la oposición?

-De todos. Partiendo por Jadue.

-¿Cómo imagina esa segunda vuelta?

-Indiferencia, grandes tasas de abstención. Los que vayan a votar protestarán anulando. En el mundo los partidos comunistas se están extinguiendo. El italiano llegó al 30% y desapareció; el francés existe y llegó al 26% y hoy marca 1,3%. En Chile marca el 5,5%. En un régimen presidencial no existe ninguna posibilidad de que un candidato comunista gane. Sería una debacle.

-Y ocho más años fuera del poder.

-Probablemente. Y a refugiarse en la lucha parlamentaria.

-Algunos creen que otra carta del sector perdería la primaria contra Jadue.

-En estas condiciones no puede haber primarias. Hay que aumentar la posibilidad relativa de que la debacle y la aniquilación no tengan lugar. Pero en un escenario así podrían terminar yendo tres, cuatro y hasta cinco candidatos opositores en primera vuelta. El Frente Amplio tampoco va a apoyar a Jadue.

-¿Qué haría el PS en ese caso?

-Es el partido pivote en esto. No me lo imagino apoyando a Jadue, tiene que levantar su candidato.

-Pero no tiene ninguno.

-Ese candidato tiene nombre y apellido, guste o no, y solo depende de él: Carlos Montes.

-Entiendo que el senador ha dicho a la gente del PS que no quiere.

-Así es. Pero el PS tendría que insistir en eso, y llevar su candidato a primera vuelta, no a las primarias. Prefiero primeras vueltas competitivas, las primarias tienden a forzar decisiones con elencos muy restrictivos. Ahora, el PC tiene razón con apostar a Jadue porque es un escenario soñado para ellos; no les asigno responsabilidad en una futura hecatombe o aniquilación. El problema principal lo tiene el resto de la oposición, incluyendo a la DC y el FA, al haber sido incapaz de generar las condiciones intelectuales -por eso hablo del proyecto y del programa- y políticas para generar un candidato y candidato competitivo.

“Carlos Montes es el único que está haciendo política pensando más allá del corto plazo”

-Nunca se preocuparon de construir un relato.

-Así es, porque siempre se confió en Michelle Bachelet. A la Presidenta se le pueden criticar muchas cosas de su segundo gobierno, pero tuvo una fuerte intuición programática y hoy tenemos un sistema universitario con un 60% de gratuidad; sin eso, habría colapsado con la pandemia. Pero ese programa de gobierno no solo no fue compartido por todos; ni siquiera fue leído por todos. Hubo un nivel de displicencia imperdonable en ese gobierno, y eso no ha terminado. Y eso lo contrasto con lo que creo que representa Carlos Montes.

-¿Cómo?

-Es el único que está haciendo política pensando más allá del corto plazo. Está protagonizando, y se ha hecho asesorar bien, los debates económicos que afectan al modelo chileno. Es una figura muy importante. Pero me temo que una eventual candidatura suya sería muy de elite, y la elite no tiene expresión social. Él no está en los matinales.

-Entonces, ¿la oposición tiene perdida la presidencial?

-No. En términos intelectuales y de imaginario colectivo, la coyuntura que se inicia con el proceso constituyente, y que desemboca en una presidencial es un escenario inmejorable para la oposición: es un imaginario universalista, socialdemócrata. Si gana el Apruebo, el tema será cuán lejos llegue la futura asamblea en la discusión.

-Esa discusión se dará al mismo tiempo que la campaña y la elección. Y en medio de las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. ¿Cómo construye así la oposición un programa y una candidatura?

-Con independencia de lo que se debata en la convención constituyente, las oposiciones tienen que converger en singular, y de ahí hacer la transición a una coalición que no se proponga solo gobernar un período. Tiene que pensar en iniciar una nueva era, de tres o cuatro períodos. Y eso necesita un proyecto político y un programa para enfrentar la próxima elección. Los partidos tienen que acceder a una postura reflexiva. Debería ser como un Plan Marshall a la chilena, centrado en tres derechos sociales. Hay que saber pensar largo con un diseño histórico, no en ganar por ganar. Es complejo. Comenzaría por resolver el tema de las pensiones -que está muy instalado- y a partir de eso articular un sistema general de seguridad social.

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