Cristián Ugarte, director médico de Empresas Banmédica: “Hemos estado cerca del colapso, pero todavía no ha llegado”

La Clínica Dávila es el prestador privado más grande del país. Tiene 500 camas, 261 pacientes de coronavirus hospitalizados y 54 de ellos con ventilación mecánica

El líder de uno de los grupos de clínicas más grandes del país, revela que solo ha llegado un cuarto de los ventiladores mecánicos que compraron en marzo, porque el resto fue retenido en Europa y Estados Unidos. Detalla cómo trabajan en red para evitar que los recintos colapsen, como casi ocurrió el domingo en la Clínica Vespucio, luego de que en mayo se cuadruplicaran sus pacientes graves.


El grupo Empresas Banmédica es dueño de cinco prestadores de salud, entre ellas, las clínicas Dávila –la más grande del ´país-, Santa María y Vespucio, que hoy forman parte de la red integrada del Ministerio de Salud para el manejo de la pandemia por coronavirus. En esta entrevista, el director médico del grupo, Cristián Ugarte, admite que una de las clínicas estuvo al borde del colapso el fin de semana y que han tenido problemas para traer ventiladores mecánicos desde Europa, los que hoy cuestan cuatro veces más que en marzo.

¿Cómo ha enfrentado esta crisis la red de clínicas Banmédica?

Estamos haciendo un gran esfuerzo, porque entendemos que hay un compromiso con la sociedad, pero también un mandato constitucional frente a esta situación. No hay que ser sabio para entender que la crisis que vivimos es gigantesca. Estamos haciendo el máximo esfuerzo para aumentar de forma seria la atención de pacientes Covid-19 complejos. Hace ocho semanas teníamos las clínicas con un 30% de ocupación y hasta el 30 de abril estábamos en una meseta, que permitió incluso retomar las cirugías electivas. Pero de ahí en adelante esto se disparó, se multiplicó por cuatro el número de pacientes graves en mayo.

¿En cuánto han aumentado las camas?

Transformamos camas de intermedio a intensivo; transformamos pabellones, áreas de recuperación y el intensivo pediátrico, porque este año no han llegado los contagios de influenza. En la Clínica Santa María, de las 14 camas intensivas pediátricas, se quedaron con cinco y dejaron nueve para adultos. Entonces, si el 1 de marzo la clínica tenía 19 camas críticas, de las cuales 13 eran para Covid-19, hoy todas son para la pandemia. La UCI cardiovascular, que antes era para los infartados, ahora también es para Covid-19. Eso significó que, en el Grupo Banmédica, las camas para coronavirus aumentaron de 57 el 1 de marzo a 170 el 25 de mayo.

Con ese crecimiento, ¿se cumple la meta que les puso el Minsal?

Nos dijeron que para el 1 de junio teníamos que crecer 20%, y crecimos en 34%. Pero en realidad la meta es atender a todos los pacientes que podamos, porque ya tenemos una ocupación total, entonces tenemos que seguir creciendo.

¿Cuáles han sido los problemas que han tenido para seguir creciendo?

Un tema crítico ha sido tener el personal capacitado para atender pacientes en intensivo. Desde marzo hemos hecho capacitación en ventilación mecánica; aplicamos una estrategia de cuidado de los cargos críticos, alternando los especialistas de ventilación mecánica; y también cambiamos los flujos, porque normalmente una enfermera atiende a tres pacientes críticos, y le pusimos a una segunda enfermera, con menos experiencia, para que atiendan entre las dos a cinco pacientes y así se reparten las labores. También hemos puesto más anestesiólogos e internistas.

¿Les ha faltado personal para operar las camas nuevas?

En marzo iniciamos un programa de contratación de personal, especialmente enfermeras. Contratamos enfermeras jóvenes o con menos experiencia y escalamos a las que teníamos. En tanto, hemos ido abriendo camas y, entre las tres clínicas, su infraestructura da como para 1.350 camas, pero no todas las camas se pueden transformar en camas críticas, porque siguen funcionando otras áreas, como las de Oncología y Maternidad. Abrimos la capacidad máxima que podemos.

¿Y tienen los ventiladores mecánicos suficientes?

Otro punto que ha sido crítico en la ampliación es contar con los ventiladores mecánicos invasivos. En marzo, calculamos que necesitábamos llegar a 150 ventiladores, por lo que pusimos órdenes de compra para 80 nuevos, pensando en que no todos llegarían pronto. Pero el problema grave que han llegado pocos. Deberíamos haber tenido todos esos ventiladores hace una o dos semanas y nos ha llegado el 25%, cerca de 20.

¿Por qué no ha llegado el resto?

Había algunos que tenían que venir desde Europa, y la Comunidad Económica Europea, por normas internas, tiene que velar por sus países primero, entonces se quedaron en Europa. Otros, por orden de Estados Unidos, se fueron a Estados Unidos. Se notó que somos un país Sudamericano, con poco poder de negociación. Y el otro problema es que un ventilador comprado en junio vale cuatro veces su precio normal. Un ventilador que cuesta US$ 15 mil, lo venden en US$ 60 mil (de $12 millones a $48 millones).

El ministro Jaime Mañalich criticó hace unos días que Chile no tuviera capacidad para hacer ventiladores propios…

Cuando uno vive una crisis como esta, te das cuenta de que no nos preparamos. La sociedad no se preparó en muchos aspectos y la tecnología es uno. El sistema de salud no está preparado 100% para una crisis de esta magnitud, el tema habitacional no estaba preparado, la educación no estaba preparada para la enseñanza online. Pero sí sabemos algo: tenemos una de las más altas tasas de contagio del mundo, pero con una letalidad muy baja. Entonces, el sistema de salud no estaba preparado, pero respondió muy bien a la crisis, transformándose en una unidad gigantesca de camas intensivas.

¿Eso es suficiente para enfrentar lo que venga en junio?

No es suficiente, porque las tasas que tenemos son tremendas, y resaltan aspectos de la sociedad en que vivimos, como el hacinamiento, la pobreza, la imposibilidad de muchas personas de hacer cuarentena porque viven al día a día… esa sociedad informal es la que genera este problema. Es lo mismo que le pasa a Perú, Brasil, Ecuador y Colombia. Las sociedades donde la informalidad es tremenda, están más complicadas.

La Clínica Dávila es la más grande de Chile, ¿cómo le ha ido en esta crisis?

La clínica tiene 500 camas abiertas. En todo el Grupo Banmédica hay 99 pacientes de coronavirus con ventilación mecánica, de los cuales Dávila tiene 54. La clínica tiene 261 pacientes Covid-19 hospitalizados y tiene permanentemente 30 a 40 pacientes que están ingresando a la urgencia, con lo que la clínica atiende a 300 pacientes de coronavirus al día.

¿Las clínicas han llegado al colapso?

Es difícil definir el colapso. Por ejemplo, la Urgencia de Dávila se amplió y tiene 70 boxes. Hemos llegado a tener 60 pacientes en espera de hospitalización, por lo que quedan 10 boxes de capacidad. Yo diría que hay un colapso cuando no queda ninguno. Hemos estado cerca del colapso, pero todavía no ha llegado, porque hay mucho movimiento de pacientes. Por ejemplo, el domingo tuvimos una situación con la Clínica Vespucio y como red nos organizamos, trasladamos pacientes a la Clínica Santa María y trasladamos ventiladores de Dávila a Vespucio, porque en Vespucio se llegó casi al 100% de la capacidad ventilatoria, por lo que no había como atender a nuevos pacientes.

Esta semana sería crítica, ¿aumentarán la capacidad?

Esta semana nos deberían llegar las cánulas nasales de alto flujo y ventiladores mecánicos. Y el Gobierno también podría usar nuestras camas para poner ventiladores. Este jueves, viernes o sábado llegarían las 100 cánulas nasales, con lo que triplicaremos la capacidad.

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