De “preso político” a “yanacona”: las pugnas en grupos radicales mapuche que reveló la condena por homicidio contra Freddy Marileo

Panfletos que aparecieron días antes de que Fredy Marileo fuera condenado.

Freddy Marileo Marileo fue condenado a 15 años de presidio por asesinar a dos comuneros mapuche que prestaban servicios para empresas forestales. El caso evidenció una serie de rencillas internas entre las comunidades de la zona, donde la propiedad de terrenos y la carga ideológica de trabajar con los "winkas" abrió heridas que tuvieron como desenlace este crimen.


“Más rato mismo te voy a ir a matar a tu casa”, le dijo Jorge Mariman Loncomilla, el 1 de febrero del 2019 a Freddy Marileo Marileo. Atrás habían quedado los tiempos de amistad y camaradería cuando compartían la propiedad de un terreno, en 2013, en la comunidad Cacique José Guiñón, en la comuna de Ercilla, Región de La Araucanía. Algo se quebró entre ambos, donde las diferencias ideológicas, pero sobre todo económicas, terminaron con una amistad fragmentada y dos muertes a cuestas.

Marileo es sindicado por los investigadores policiales en la zona como un exintengrantes del grupo Weichan Auka Mapu (WAM), organización que en los distintos atentados que se adjudicaron dejaron más de un lienzo alusivo a este comunero que fue detenido el 5 de febrero de 2019. La fiscalía le imputó un doble homicidio y el delito de porte ilegal de armas. Por todos estos cargos fue condenado esta semana a 15 años y día de cárcel, luego que la Fiscalía Regional de La Araucanía lo llevara a juicio.

En sus primeras reivindicaciones, Marileo fue tildado como un “preso político mapuche” de la WAM. Incluso, fue uno de los 27 reclusos de la cárcel de Angol que inició una extensa huelga de hambre, exigiendo mejores condiciones carcelarias y una serie de beneficios intrapenitenciarios. Entre los los investigadores del caso siempre estuvo la duda de porqué se le atribuía esa condición, si su caso no tenía que ver con “reivindicación territorial”, sino que estaba acusado de asesinar a dos miembros de una comunidad mapuche.

Las dudas de los policías y fiscales que estuvieron a cargo del caso -liderados por el persecutor Felipe González- fueron disipándose con el correr de los peritajes e interrogatorios a testigos de la historia de Marileo y sus insalvables diferencias con la comunidad José Guiñón.

El fusil de Marileo

Cuando Jorge Mariman amenazó a Freddy Marileo de que “más rato te voy a ir a matar a tu casa”, este último lo tomó en serio. Se preparó y escondió un arma en su hogar y se dispuso a esperarlo. No fue esa noche, pero cinco días después se concretó el arribo de quien le hizo la advertencia. Así lo relató el propio condenado: “Sentí un ruido por el camino público de la entrada principal, pero por mi posición no alcancé a ver bien qué era, pero vi una polvareda en el sector y al llegar esa camioneta roja doble cabina con barandas cromadas y logo característico de la agrupación Agrotransmapu, que se posiciona frente a mi domicilio, vi que en su interior venían personas”.

Quienes se bajaron del vehículo eran José Mariman y Matías Cariqueo, y un tercer integrante del grupo se quedó en el auto. Así comenzó, según el acusado, un enfrentamiento a disparos de un lado y otro, hasta que él tomó una escopeta que tenía guardada y remató a sus víctimas para luego escapar. Su huida se frustró debido a un control de Carabineros.

Los peritajes en la investigación determinaron que, si bien el relato era acorde a los medios de pruebas aportados en el juicio, hay dos cosas que no calzan con la versión de Marileo, según la estableció la resolución del Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Angol: el arma que usó no fue una escopeta, sino que un fusil, y no se determinó la existencia enfrentamiento alguno con las víctimas fatales.

“No hay evidencia balística de proyectil múltiple alrededor del lugar y domicilio en que se encontraban fallecidas las víctimas, no hay evidencia balística de proyectil múltiple en el cuerpo de las víctimas y además, por la distancia, esto es, 22 metros respecto de Jorge Mariman, donde la energía y poder que tiene una arma de fuego del tipo escopeta era prácticamente imposible que produjera muerte instantánea, tal como lo señaló el imputado. Al efecto, se debe recordar que el acusado refirió que en las dos ocasiones que disparó, las víctimas cayeron de inmediato”, se lee en el fallo.

Las forestales como telón de fondo

Matías Cariqueo, explican autoridades policiales de la zona, no era un comunero más, sino que hijo de José Cariqueo, exintengrante de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), quien salió de esta organización luego de entrar a trabajar -junto a su hijos y otros integrantes de su comunidad- en labores de seguridad para empresas contratistas de la Forestal Mininco.

El abogado Sergio Díaz, que representó a las víctimas, sostuvo en el juicio que “el imputado se separó de la comunidad Cacique José Guillón y formó su propia comunidad, provocando o incentivando con ello la disputa de tierras entre ambas comunidades. Se produce también como consecuencia de esto o en este contexto, un marco de diferencias ideológicas tanto del imputado como de las familia de las víctimas en relación a las empresas forestales. Tanto es así, que por el lado de las víctimas ellos formaban parte de esta asociación de transportistas mapuches y realizaban labores de resguardo de seguridad de las faenas forestales y, por otro lado, como lo dijo José Cariqueo, estaba el imputado que tenía una actitud más bien contraria ideológicamente en relación con las empresas forestales”.

La sentencia condenatoria del tribunal recoge esta hipótesis, tomando en cuenta estos antecedentes. “La existencia de rencillas o disputas previas entre el imputado y Jorge Mariman y sus respectivas comunidades, resultó acreditado, por los dichos del funcionario Leonardo Contreras quien informó en audiencia que empadronó testigos quienes narraron que hacía un tiempo que se venían produciendo dificultades entre distintos estamentos del sector, entre la comunidad Boyenmapu, a la que pertenece el acusado, y la José Guiñon, a la que pertenecían las víctimas, y a la que anteriormente también perteneció el acusado. Que nos dijo también que entre el padre de Matías Cariqueo, lonco de su comunidad y algunos miembros de su misma comunidad también existían problemas internos”, se lee en el dictamen.

Días antes que saliera el veredicto en un atentado en Ercilla se encontró un panfleto que llamó profundamente la atención de los investigadores. “Asesino Yanacona” decía el papel que tenía una fotografía de la cara de Marileo y una leyenda alusiva al hecho de que había asesinado “a su propia sangre”. El mensaje, según fuentes investigativas, habría sido difundido por miembros de la comunidad José Guiñón, como mensaje de que el “verdadero yanacona” era él, y no los fallecidos al querer trabajar con las forestales.

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