Después del susto, las lecciones: Auth propone terminar con votaciones secretas en la Cámara

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"La idea es que no haya fiestas sin luz en el Congreso", dice el nuevo segundo vicepresidente de la Cámara. Dice que hay que dejar atrás las sospechas de quienes en la oposición votaron por el UDI Jaime Bellolio; que ya no se puede contar a todo evento con todo el bloque; que esto sincera la relación con el Frente Amplio, y que la Reforma Tributaria será la próxima prueba para la unidad del sector.


No es la única cuenta que el flamante segundo vicepresidente de la Cámara, parlamentario desde el 2o10 y exmilitante PPD saca en limpio después del sufrimiento vivido ayer, cuando por momentos parecía que a la oposición -enemistada y dividida en cada vez más facciones- se le iba de las manos la presidencia de la Cámara, o que al menos la mayoría en votos pasaba a ser meramente relativa. Pero hay que partir por algo, piensa Pepe Auth Stewart (62), y comenzará por proponer que se termine con la modalidad de votación secreta para elegir la presidencia y mesa de la Corporación.

Se hace así porque así lo manda el artículo 45 del reglamento de la misma: "La Cámara elegirá, por mayoría absoluta y en votación secreta, un Presidente, un primer Vicepresidente y un segundo Vicepresidente. Ellos constituirán la Mesa de la Cámara de Diputados". También se nombran -y remueven- por votación secreta al "Secretario, el Prosecretario y el Secretario Jefe de Comisiones", de acuerdo al artículo 376.

El mecanismo permitió que ayer se multiplicaran las sospechas sobre qué diputadas y diputadas osaron cruzar el Rubicón para votar por el UDI Jaime Bellolio antes de hacerlo por el DC Iván Flores, permitiendo que el primero ganara en primera vuelta y alargara así el suspenso hasta una segunda. Suspicacias que la ex Nueva Mayoría difícilmente podrá cobrar (¿al Frente Amplio?) dado que este año es, supone, decisivo para el rearme del sector antes de que el 2020 arranque de nuevo el ciclo electoral.

Pero antes, un acápite.

En el Senado existió también la votación secreta para definir a sus autoridades, pero allá recuerdan que desde la década de los 90' que han ido terminando con esa modalidad para las votaciones sobre personas. Un ejemplo muy, pero muy decidor, fue la nominación de Carlos Massad como presidente del Banco Central en 1996, durante la administración Frei Ruiz-Tagle. Su unción fracasó porque al amparo del secreto hubo senadores concertacionistas que le dieron la espalda, presumiblemente -según lo consignó Ascanio Cavallo en La Historia Oculta de La Transición- debido a un ajuste de cuentas en su mismo sector.

El entonces mandatario se indignó por haber movilizado en vano un pelotón de ministros para asegurar los votos en el Congreso. La votación se tuvo que repetir y hasta hoy se puede leer en el Diario de Sesiones del Senado la sabrosa discusión (para quienes disfrutan con estas cosas) en que intervinieron los entonces senadores -ninguno de ellos lo es hoy, algunos ya no están en este mundo- Sergio Díez Urzúa, Antonio Horvath Kiss, Franciso Prat Alemparte, Miguel Otero Lathrop, Juan Hamilton Depassier, Ricardo Hormazábal Sánchez, y... Sebastián Piñera Echenique.

"La lección es que no contamos con toda la oposición"

De vuelta en el mundo de los vivos y de los parlamentarios en ejercicio, Auth sentencia que la de ayer "debe quedar como la última votación secreta de la Cámara. De hecho, es, según el reglamento, la única votación donde sigue primando el secreto". Explica que "la censura se vota en público; la aceptación o rechazo de la mesa en público; no hay ninguna ley que se vote en secreto. Vamos a hacer una propuesta de cambio reglamentario para que la próxima elección cada uno deba dar explicaciones de por qué votó como votó, en público, a su gente y a su electorado. No resiste análisis que haya una votación en que un diputado tenga que ocultar su preferencia".

Dice que lo hará "a través de un proyecto de ley que cambie el reglamento. Eso requiere mayoría simple, y con (ríe) voto público". Pero también saca otras cuentas para la oposición.

-Eso de votar en secreto es como apagar la luz en la mitad de una fiesta. Puede pasar cualquier cosa.

-Sí, claro. La idea es que no haya fiestas sin luz en el Congreso.

-Decía que una votación secreta le permite a un diputado pasar cuentas sin pagar costos.

-Lógico. Que tenga que explicar. Cuando votas, tienes el peso de que al día siguiente tienes que explicarle a la gente por qué votaste lo que votaste; como tienes que hacerlo, prima la racionalidad. Cuando no tienes que explicar, puede primar la odiosidad, puede primar la pequeña operación, puede primar la pequeña ambición, puede primar el pequeño pago... como era antes. Que eso desaparezca, y que la gente actúe de acuerdo a las convicciones.

-¿Cuál de esas razones primó ayer para que se pasaran votos de la oposición a Bellolio? ¿Ajustes de cuentas?

-De todo un poco, todas las anteriores. Seguramente los que habían decidido no participar en el acuerdo perdieron relevancia porque eran cinco de veinte. Intentaron cambiar esa realidad generando una segunda vuelta y ganaron centralidad en la sesión: entraron como extras y salieron como protagonistas. Y luego, para las votaciones personales hay infinitas razones personales.

-¿Y los que cruzaron el Rubicón?

-Lo que no alcanzo a comprender es a aquellos que cruzaron el Ebro al otro lado. Cuando uno quiere dar señales tiene que poder explicarlas.

-¿Hubo otros diputados del Frente Amplio, distintos de los cinco, que lo hicieron?

-Nunca lo sabremos, yo no creo.

-¿Tampoco les van a cobrar esa cuenta o intentar aclararlo, no? Sería como dispararse en el pie o más arriba su aún no logran la unidad del sector.

-Lógico. Sobre todo sin poder sustentar con claridad esa hipótesis. La lección es que no contamos con toda la oposición.

"Al FA le conviene ser un grupo de 15 con una estrategia común que uno de 20 sin estrategia resuelta"

-Hay un grupo de diputados, entonces, con el que no se puede contara más a todo evento.

-Claro. El vaso lleno que veo es que, finalmente, en el Frente Amplio hubo una discusión estratégica que estableció una línea divisoria entre quienes ven al Frente Amplio como actor emergente, que debe establecer diálogo, tener vocación de articular y construir mayoría, y otro que persevera en la tesis del testimonio, de la marca de la diferencia, independiente de que no sea efectivo.

-¿Cómo? ¿Que lo de ayer sincera las cosas con el FA?

-Al propio Frente Amplio le conviene ser un grupo de 15 diputados, con una estrategia común, que ser 20 diputados con una discusión estratégica no resuelta. Y para el conjunto de la oposición también es mucho mejor tener claro que hay un interlocutor que, por supuesto, tiene sus exigencias y planteamientos, pero que tiene una vocación definida. Y que está dispuesta a construir acuerdos; puede que en algunos proyectos de ley eso lleva a una posición común y en otros no. Pero lo importante es que todos los actores opositores, excluido ese pequeño grupo, estén dispuestos al intento de construir posiciones comunes.

-Después de esto, ¿no queda más expuesta la oposición al terror del "pirquineo" de votos por parte del gobierno?

-Más expuesto que ayer, no creo (sonríe). Siempre será un riesgo. El gobierno siempre buscará apoyos individuales para aprobar sus proyectos. No tiene mayoría y eso le puede ayudar a sortear un obstáculo, en la Cámara; pero si lo sortea con un votito pirquineado, es baja la probabilidad que eso termine en ley. Después se puede dar vuelta en el Senado.

-Cierto. Pero queda la sensación de que la mayoría opositora en la Cámara es más relativa que nunca.

-Pero nunca las mayorías son constantes, sólidas e impertérritas Siempre hay mayorías móviles, que se construyen en función de lo que están sobre la mesa. El gobierno y nosotros tendremos que construir mayoría para cada proyecto. Si no, bastaría con sumar y punto, pero los proyectos siempre implican discusión, indicaciones, vueltas.

-En la Cámara dicen que la primera prueba para el sector, así las cosas, será la votación de la idea de legislar de la reforma tributaria, fijada para el 2 de abril. ¿Cuál sería un saldo azul y un saldo rojo para la oposición?

-El mejor escenario es votando todos juntos, a favor o en contra, de la idea de legislar. Que lleguemos a votar en bloque, cualquiera sea la decisión. Es difícil, porque el gobierno ha comenzado a hacer concesiones -todavía insuficientes, creo- y es posible que algunos crean que hay que seguir con el trámite legislativo, u otros no.

Auth agrega que "cuando comenzamos este trabajo con Giorgio Jackson y otros miembros de la Comisión de Hacienda, de la que formo parte, es que al iniciar un trabajo para tomar posiciones comunes, lo que hacemos es un intento real, auténtico. Pero, al mismo tiempo, hacemos un compromiso de respeto de que al momento en que zanjemos el asunto, no se divida entre traidores e infantiles". Insiste en que lo de ayer "sirvió, de todas maneras. Tanto el esfuerzo como las dificultades, porque eso nos dice a todos qué dificultades hay que sortear para intentar articular un frente común de la oposición ante los proyectos de ley del gobierno".

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