El día después en la escuela donde comenzó todo

escuela

Cerca de 40 niños están matriculados en la Escuela Santa Rosa, de la comunidad mapuche Ancapi Ñancucheo, donde ayer cuatro profesoras sufrieron el robo de sus vehículos, hecho que culminó más adelante con la confusa muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca.


A las 16.00 de ayer sonaba la campana en la Escuela Santa Rosa de la comunidad Ancapi Ñancucheo, en la comuna de Ercilla. Los cerca de 40 niños matriculados en el colegio rural, propiedad de la Sociedad Educacional Renacer terminaban las clases, y junto a ellos las cuatro profesoras a cargo.

Cerca de las 16.30, una vez los niños abandonaron el lugar y las docentes, a bordo de tres vehículos -Chevrolet, Nissan y Great Wall-, intentarían regresar a sus casas. Esa fue la intención por lo menos durante los primeros 500 metros. Aprovechando la lluvia que caía y unos pozos inundados que hacen complejo el tránsito de vehículos, tres individuos encapuchados portando machetes y armas de fuego se cruzaron en el camino de las personas.

En un vehículo se transportaba una profesora, en otro dos de ella, mientras en el tercero lo haría la última junto a su hijo y su sobrino. Todos fueron intimidados a bajar de sus autos, finalmente robados. Este hecho culminaría minutos más tarde con la muerte del comunero Camilo Catrillanca (24) al interior de la comunidad Temucuicui, en un confuso incidente con el Comando Jungla de Carabineros.

Delitos violentos

La escuela recibe a niños de diversas comunidades mapuches, en un sector que sus habitantes reconocen como tranquilo. "Acá la comunidad Ancapi Ñancucheo es muy tranquila, no se meten con nadie. Por eso algunos grupos nos tienen mala", señala un trabajador del lugar.

Según la hija de una de las víctimas, quien no quiso ser identificada por temor a represalias, "nunca habían vivido un incidente de este tipo".

Sin embargo, tras la muerte del joven, la tranquilidad se vio alterada. Hoy, un jeep blindado de Carabineros con tres efectivos permanecen apostados en el lugar, para evitar un posible ataque en contra del recinto. Las clases fueron suspendidas debido al incidente que las maestras padecieron ayer, mientras las víctimas debieron declarar en la mañana en la Fiscalía de Collipulli.

El libre tránsito tampoco está asegurado. A seis kilómetros del colegio, al interior de Temucuicui, se velan los restos de Catrillanca. Así lo dejan ver los cintos azules que marcan los cercos y los grupos de comuneros que se han apostado en el camino hacia la ceremonia. Con una bandera negra y pequeñas fogatas al medio del camino, impiden el paso de quien no esté autorizado a continuar. Los mismos carabineros admiten la complejidad de querer abrirse paso. "Es peligroso continuar", aseguran, con relación a la posibilidad de algún incidente. Más aún tras lo ocurrido ayer. "Los ánimos están muy caldeados", enfatizan.

La Fiscalía Regional de La Araucanía decidió dividir en dos el acontecimiento de ayer. La muerte de Catrillanca quedó en manos del fiscal Roberto Garrido, de la Unidad de Derechos Humanos de la institución. Mientras el robo es indagado por el persecutor Enrique Vásquez, de la fiscalía de Alta Complejidad. Esta última entidad se dedica a perseguir un foco criminal de delitos violentos que han surgido en la zona del Bajo Malleco desde 2016, plasmado en robo de vehículos en los caminos interiores del sector.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.