Dinero, arte y fármacos: Guggenheim y Tate Gallery rechazan donaciones de mecenas acusados en EEUU

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Las instituciones cortaron relaciones con la familia Sackler, dinastía que también benefició al MET y al Louvre, y que es dueña del laboratorio acusado de vender indiscriminadamente un medicamento opiáceo adictivo.


El pasado 6 de febrero una larga cascada de papeletas blancas escritas con tinta roja cayó desde el nivel más alto del Museo Guggenheim hasta su primer piso circular. La imagen de aquel descenso interminable de hojas a lo largo de las famosas escalinatas recorrió el mundo por varias razones: cada trozo simulaba ser una receta del opioide OxyContin, la protesta era organizada por la famosa fotógrafa y ex adicta al medicamento Nan Goldin y el lugar elegido es una de las instituciones que más donaciones ha recibido de la familia Sackler, la dueña de la compañía que fabrica OxyContin.

Peligroso analgésico con capacidad de crear dependencia, el OxyContin es el producto estrella de la empresa Purdue Pharma y al mismo tiempo es señalado por las autoridades estadounidenses como uno de los principales responsables de la epidemia de opiáceos que durante las últimas dos décadas ha cobrado las vidas de 200 mil personas en ese país. De acuerdo a un reportaje de The New Yorker del 2017, los Sackler ganaron 4 mil millones de dólares por la venta indiscriminada de la oxicodona durante la crisis de la epidemia.

En aquel contexto, recibir dinero de la compañía que lo fabrica y que actualmente enfrenta demandas en todo Estados Unidos ha significado someterse a la vergüenza y el escarnio público. Por esa razón, entre otras, el Museo Guggenheim decidió cortar las relaciones con la familia Sackler, una de sus grandes benefactoras.

De acuerdo a The New York Times, la famosa pinacoteca neoyorquina de impresionismo y arte moderno recibió nueve millones de dólares de los Sackler entre 1995 y 2015, siete de los cuales se usaron para crear el Sackler Center for Arts Education. Eso, sin contar que Mortimer D.A. Sackler (hijo de uno de los fundadores de la dinastía) ocupó un lugar en el directorio del Guggenheim por 20 años.

La noticia del fin de las relaciones económicas entre el Guggenheim y los Sackler ocurrió al mismo tiempo que la célebre Tate Gallery de Londres optó por el mismo camino. Desde el museo británico se aludió a la "histórica filantropía" de la familia, pero en la declaración se clarifica: "En las presentes circunstancias pensamos que no es correcto buscar o aceptar donaciones de los Sackler".

En Gran Bretaña, donde la reacción ha sido más dura que en Estados Unidos, hay aún más señales: la National Portrait Gallery decidió cancelar en acuerdo con el Sackler Trust una donación de 1.300 millones de dólares y la South London Gallery devolvió a un premio de 165 mil dólares. De acuerdo a The New York Times, el Metropolitan Museum de Nueva York se encuentra actualmente revisando sus protocolos de donaciones, pero es evidente que su situación es comprometedora: una de sus salas es el suntuoso espacio de vidrio Sackler Wing, donde está el Templo egipcio de Dendur, del año 15 antes de Cristo.

La situación del Metropolitan, en cualquier caso, no es diferente de la del Louvre de París, que alberga la Sala Sackler de Antigüedades Orientales, poseedora de unas mayores colecciones persas del mundo.

En países como Estados Unidos y Gran Bretaña, donde la filantropía y el aporte de privados a la cultura suele ser superior al del Estado, el rechazo a las donacioneses es particularmente delicado. Las principales instituciones culturales viven en buena medida de aquel lazo financiero. Un ejemplo: la Metropolitan Opera de Nueva York recibió al menos un millón de dólares de parte de Raymond and Beverly Sackler Fund for the Arts & Sciences. Un vocero de la compañía dijo a The New York Times que "no hay actualmente contribuciones significativas de los Sackler a la institución".

En Chile, sin ir más lejos, el Teatro Municipal de Santiago o la Fundación Teatro a Mil reciben donaciones de privados con regularidad. Y cuando no las hay, surgen los problemas: en los últimos años la merma de aportes empresariales al Municipal ha contribuido al aumento de su deuda, que asciende a 6 mil millones de pesos.

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