El día de furia contra Macron tras la segunda vuelta

Emmanuel Macron recorriendo un mercado en Cergy, al norte de París. Foto: Reuters

El Presidente “peor electo de la Quinta República”, en las palabras del político de izquierda Jean Luc Melenchon, fue atacado con tomates cherry mientras visitaba una feria en la localidad de Cergy. En medio del creciente temor a perder las legislativas de junio, el centrista enfrenta graves dilemas para elegir jefe de Gobierno


A solo tres días de ganar la reelección, y en su primera actividad pública desde entonces, el Presidente de Francia Emmanuel Macron sufrió un bochorno cuando fue a visitar una feria en Cergy, al norte de París. En medio de la visita, fue atacado con tomates cherry, sin por eso recibir alguno directamente, pero deteniendo durante diez minutos la visita.

Macron estaba recorriendo una feria en un barrio popular de Cergy, cuando en medio de una conversación con los residentes un puñado de tomates pasó por el lado de él. Los guardaespaldas abrieron un paraguas para cubrir al presidente, en los momentos de confusión que precedieron al lanzamiento de los tomates. El incidente no pasó a mayores ni causó daños para los presentes, pero si detuvo el recorrido del presidente.

“Estaré en los barrios populares a lo largo de mi mandato”, declaró a la prensa Emmanuel Macron al principio del recorrido, dejando en claro que había “una sensación de abandono” en esos sectores, y que “no será solo una visita la que cambie esa sensación”. “De todos modos, hay algo de simbólico en las primeras horas del mandato”, apuntó el Presidente.

El presidente Emmanuel Macron bajo un paraguas después de casi ser alcanzado por un puñado de tomates cherry durante una caminata en Cergy, París. Foto: Reuters

La visita a un “barrio popular”, defendiendo su cercanía con la ciudadanía, terminó siendo un paso en falso para un Presidente particularmente poco votado por los obreros y empleados: Le Pen habría ganado el 65% y el 57% de los votos de estos dos grupos, mientras Macron sacó ventaja con los empresarios y profesiones intermedias, además de los jubilados.

“Soy el receptor de estos enojos, y quiero que todos trabajemos juntos para que encontremos soluciones”, declaró un poco después Macron, declarándose también animado y entusiasta por la bienvenida que le habría dado el barrio, más allá del incidente con los tomates. La elección de un “sector popular” como primer acto oficial no es azarosa: percibido como “el presidente de los ricos”, el centrista carece de apoyo precisamente en los barrios obreros y rurales.

Ahora Macron debe elegir a un nuevo jefe de Gobierno. Con las elecciones legislativas en la mira, y altas posibilidades de perder la mayoría en la Asamblea Nacional, el mandatario evalúa sus opciones sabiendo que necesita del apoyo, tanto a su izquierda como a su derecha.

Y precisamente en la prefectura de Val-d’Oise, donde se ubica la localidad de Cergy, no fue Macron sino Jean Luc Melenchon quien, con un 48%, se llevó la mayor parte de los votos en la primera vuelta del 10 de abril. A la segunda vuelta las cosas le irían mejor a Macron en el sector, donde le ganó con un 76.2% a Le Pen, pero opacado por el 37.6% de abstención en el sector.

A pesar de haber triunfado con el 58.5% de los votos, la candidatura de Macron encontró poco apoyo entre las clases populares. Una encuesta de Ipsos indicó que el 57% de los empleados, y el 67% de los obreros habían votado por Marine Le Pen, mientras que entre los ejecutivos, el presidente consiguió el 75% de las preferencias, así como un 59% entre los profesionales “intermedios”. Esta diferencia es más clara cuando se toman en cuenta los ingresos de los votantes: entre aquellos que ganan menos de 1250 euros (un poco más abajo del sueldo mínimo), Le Pen ganaba con un 56%. Aquellos que superan los 3000 euros, en cambio, le daban la victoria a Macron por un 64%.

El dueño de un kiosko muestra la portada del diario Libération, con el titular "Gracias, ¿a quién?", al día siguiente de las votaciones. Foto: AP

A causa de la fuerte abstención del domingo (28%), el izquierdista Jean Luc Melenchon afirmó que Macron era el presidente “peor elegido” de la Quinta República. Algo de inquietante hay para el mandatario en ese dato, sobretodo cuando se vienen las elecciones legislativas del 12 de junio, y se sabe que muchos de los que votaron por él no votarán por diputados de su partido, La République en Marche.

Por esto mismo, se teme que Macron no sea capaz de formar una coalición mayoritaria, y se vea condenado a gobernar en “cohabitación”. En Francia, a pesar de que el presidente –jefe de Estado– nombra a un primer ministro –jefe de Gobierno–, este último debe contar con una mayoría en la Asamblea Nacional, ya que esta puede botarlo sin problemas. Por eso mismo, la elección del presidente es sumamente importante: habiendo tenido ya dos primer ministros de derecha, nombrar a un tercer jefe de Gobierno con esas características podría significarle la perdida del apoyo de los socialistas, ecologistas e insumisos. Estos últimos, liderados por Melenchon, que obtuvo el 22% de los votos en la primera vuelta.

Con este panorama, la decisión que tome hoy Macron es particularmente sensible, ya que de ella depende la gobernabilidad que pueda tener durante los próximos cinco años. Como primera pista, el presidente ya adelantó que el nuevo primer ministro estará “directamente encargado de la planificación ecológica”. Entre las candidatas al puesto, se ha hablado de la actual ministra del Trabajo, la socialista Élisabeth Borne, aunque también está entre las posibilidades la ministra del Medio Ambiente, Barbara Pompili, del partido La République En Marche.

En tanto, desde La Francia Insumisa ya hablan de Melenchon como primer ministro, lo que podría llegar a suceder si la izquierda se consigue alinear tras él y va como coalición a las legislativas de junio. Sin embargo, el excandidato y líder del partido ecologista, Yannick Jadot, señaló que una coalición como esa “no funcionará”.

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