Escolares han faltado al colegio lo equivalente a todas las clases perdidas en 2019: ¿Se pueden recuperar?

Hasta este miércoles, los escolares chilenos han perdido 31 jornadas de clases presenciales, sin contar las vacaciones de invierno.

Expertos creen que se debe desechar la idea de que los niños volverán a la normalidad y que se deberían crear estrategias de aprendizaje para 2020 y 2021, con especial cuidado en los jóvenes de 4° medio.


Desde hace dos meses, más de 3,6 millones de escolares han permanecido en sus casas, luego de que las clases en los colegios se suspendieran repentinamente el 16 de marzo, como medida preventiva contra el coronavirus.

En este tiempo, los alumnos ya gastaron sus dos semanas de vacaciones de invierno, que fueron adelantadas para la segunda quincena de abril, además de llevar un mes y medio (o 31 jornadas escolares, hasta este miércoles) sin actividades presenciales. Eso equivale a todo el tiempo escolar que en promedio se perdió en 2019, por efecto del paro del Colegio de Profesores y del estallido social.

Para compensar esta situación, el Mineduc y los establecimientos están trabajando con innumerables plataformas, aplicaciones y sistemas de enseñanza a distancia. Pero la realidad es disímil, porque la mayoría de los colegios no puede realizar clases online, y esta no tiene el mismo efecto que una actividad presencial.

“Lo que se puede hacer con la educación a distancia es importante, pero en ningún caso lleva la escuela a la casa ni suple el valor de las clases presenciales”, dijo esta semana a Mega el ministro de Educación, Raúl Figueroa.

¿Cuántas más clases se pueden perder? Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudio Públicos (CEP), dice que lo más dramático no es perder un mes y medio, sino que no saber cuándo los escolares volverán a las aulas, considerando que siguen aumentando los contagios y las comunas en cuarentena.

“No sabemos cuánto tiempo tendremos estas cuarentenas dinámicas y es probable que perdamos más clases que el mes y medio que llevamos. ¿Cómo abordaremos esto? No lo sé… tendremos que ser creativos”, reflexiona.

La experta explica que es probable que tengamos que convivir con el Covid-19 durante un par de años, por lo que será vital “que todos los niños tengan acceso a conectividad, que se hagan clases en línea, pero ahí el capital cultural de las familias influya muchísimo. Habrá brechas y luego tendremos que hacer un diagnóstico”.

Una opinión similar tiene el exministro e investigador del Centro de Políticas Públicas de la U. Diego Portales, José Joaquín Brunner, para quien a esta altura del año resulta “de toda evidencia que esta es una crisis de proporciones mayores, que afectará a todo el sistema educacional”.

“El año escolar formal, como se tenía programado en marzo, ya se perdió. El calendario escolar que había originalmente, sus objetivos y su medición en el Simce, eso ya se acabó. Pero no se ha perdido la posibilidad de mantener una continuidad educacional, que es lo que están haciendo todos los países, porque el 2020 y 2021 serán años extraordinarios”, plantea.

Para abordar esta situación, Brunner dice que el Mineduc debe avanzar como si estuviera “en una guerra”, es decir, planificando campañas semana a semana para apoyar a los colegios, impartiendo los aprendizajes esenciales, buscando una solución para los jóvenes de 4° medio e intentando frenar las brechas de conocimiento.

Ante esta realidad, Alejandra Arratia, directora de Educación 2020, dice que se debe abandonar rápidamente el supuesto de que los niños volverán a la normalidad. “Lo importante es darle tranquilidad a las escuelas y los estudiantes, y asumir que tendremos una especie de año doble (2020 y 2021) para impartir los aprendizajes”.

Lo que más le preocupa, es la situación de los jóvenes de 4° medio, pues están cerrando su ciclo escolar y enfrentan la presión de entrar a la educación superior, y serán los primeros en rendir las Pruebas de Transición, que reemplazarán a la PSU, y las cuales aún no tienen fecha.

“A ellos hay que darles un apoyo especial, y los temarios de las pruebas tienen que conversar con las adecuaciones curriculares del Mineduc. Si los niños de 1° básico no aprenden a leer ahora, pueden aprender en 2° básico. Pero para los 4° medios, este es el año más complejo”, dice.

Para el académico del Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional de la Universidad de Talca, Sebastián Donoso, esta crisis es una buena oportunidad para replantearse el funcionamiento del sistema escolar.

“Podríamos preguntarnos si vale la pena tener cursos anuales o si es mejor que sean semestrales. Quizás este año se puede aprobar un semestre y en 2021 realizar dos semestres y medio… hay que pensar en una flexibilización”, ejemplifica.

Además, Donoso desecharía la aplicación del Simce, que fue anunciada por el Mineduc, pues “no sirve para esta recuperación, es mejor dar la flexibilidad necesaria para que los profesores empiecen a recuperar los contenidos”. Y concuerda en que este no será un año totalmente perdido, porque los escolares están desarrollando algún nivel de autonomía.

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