Hermes, el rebelde: El peso de los generales en la decisión de atrincherarse

Piñera Hermes Soto Alto Mando
AgenciaUno || Archivo

Los generales cercanos a Soto manejaban en la mañana la idea de que el general director no renunciaría. La señal interna a la institución pesó en su determinación.


A las diez de la mañana de ayer, La Moneda le pidió al general Hermes Soto Isla no asistir a la reunión de la comisión de seguridad en Palacio y mandar en su reemplazo a su segundo a bordo, Álvaro Altamirano. La señal, entonces, sobre la decisión del Gobierno de sacarlo de su cargo fue inequívoca y la respuesta de Soto Isla frente a tal escenario, inédita: no estaba dispuesto a dimitir.

El día del General, pese a los trascendidos acerca de que no iba a continuar como el mandamás en Carabineros, comenzó como cualquier otro: visitando el departamento de Transportes y revisando la distribución de vehículos policiales nuevos para regiones y Santiago. Desde Interior, a esa hora aseguraban que no existían razones para que continuara siendo el General Director de Carabineros, pero el camino para ello se suponía más simple. Sin embargo, terminó con su nombre escrito en un decreto fundado donde se explica por qué es indispensable que no concluya su mandato

"Al jefe lo van a tener que sacar. No va a renunciar", explicaba, horas antes de que se hiciera pública la situación, uno de los generales que estaba al tanto del escenario en gestación. Las quejas en el cuerpo de generales, que le manifestaron a su superior, eran múltiples: que este año el gobierno les quitó $135 mil millones en el presupuesto, que existen deudas sin pagar que alcanzan los $42 mil millones, que no hubo ni siquiera compra de uniformes, que la victimización bajó en 2018 en 3%, pero que lo único relevante para el Ejecutivo a la hora de una evaluación era el caso sobre la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca.

También se comentó internamente el caso del General Cristian Franzani Cifuentes. Hoy en La Araucanía se prevé que se anuncie la formalización y detención del mayor Manuel Valdivieso, exjefe del Gope y del abogado Cristian Inostroza. El siguiente sería Franzani Cifuentes, quien fue enviado a la zona por Soto Isla y es, en los hechos, su dique de contención en esta indagatoria.

Si bien en La Moneda aseguran que se enteraron a las 4 de la tarde de que Hermes no iba a renunciar -"le hicieron presente que no era lo acordado y cuál era el procedimiento que seguía"- en Carabineros advierten que ya en la mañana Soto le dijo al subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, que no daría un paso al costado. A las 11 horas, los generales más cercanos a Soto ya manejaban que no estaba dispuesto a renunciar, que se debía entregar una señal de fuerza frente a lo que consideraba una intervención desmedida del Gobierno y que iba a jugar esa última carta. Los citó para esa tarde a las 16.00 horas.

Piñera interviene

Cuando en Palacio se enteraron de esta cita, el Presidente Sebastián Piñera lo llamó a La Moneda antes de que se concretara ese encuentro. "No renunció porque habría sido una deslealtad hacia quienes le pedían que siguiera. Se lo dijo al Presidente y que si quería, él lo llamara a retiro pero Soto no lo iba hacer en forma voluntaria. Esto, obvio, provocó resquemores en el Presidente y nos llamó a retiro a los 10 siguientes con el fundamento que quiere renovar el mando", explica un general, hoy en retiro, que estuvo al tanto de cómo se desarrollaron los hechos.

Otro general consultado precisa que había inquietud y que esa era una de las palabras que más se repitieron en el Edificio de calle Zenteno, mientras Piñera informaba que iniciaba el proceso de destitución de Soto Isla y que no sólo quería su dimisión, sino también la de los 10 generales de mayor antigüedad: Altamirano, Fernando Riveros, Fernando Petit, Ramiro Rosales, Kurt Haarmann, Eric Gajardo, Rafael Rojas, Andrés Gallegos, René Ureta y Rodrigo Cádiz.

A las 18.00 horas, después del punto de prensa del jefe de Estado, Soto Isla realizó una videoconferencia con los 40 generales que lo acompañaron en sus 280 días. Les comunicó lo que ya era sabido y comentado por todos: que el Presidente iba a iniciar el proceso de remoción en el Congreso, que permanecería en su puesto mientras se recorría ese camino, que en La Moneda querían como su reemplazo al General Mario Rozas, quien fue edecán de Piñera en su primer período y que esperaría para cumplir el reglamento y presentar a su sucesor, aunque es poco probable que vuelva a pisar La Moneda. Lo más lógico es que recorra el mismo camino de su antecesor y no sea invitado a la nueva investidura.

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